«Es imposible hacer la fiesta de la familia sin Jesucristo»
En el marco del Año de la Misericordia, el arzobispo de Madrid, monseñor Carlos Osoro, va a impartir unas catequesis para las familias en la catedral de Santa María la Real de la Almudena. La primera de ellas se celebró el pasado viernes, 11 de marzo, y tuvo a Jesucristo como protagonista. El Señor, aseveró el prelado, «realmente está presente entre nosotros en el misterio de la Eucaristía, prolongando su presencia en esta tierra», junto a todos los allí presentes, «y donde se sigue dando y regalando a todos los hombres».
Jesús y María: los protagonistas
«Contemplamos al Dios rostro de la misericordia en este misterio de la Eucaristía», pero junto a Él «está la imagen venerada por todos nosotros de su Santísima Madre, en cuya catedral está este santuario de Ella: el ser humano más excepcional que ha existido», que «supo decir a Dios “sí” con todas las consecuencias». Cuando Dios la pide la vida para mostrar su rostro en esta historia, recordó, «Ella lo acepta». Por ello, «estos dos protagonistas he querido que fuesen los que estuvieran presentes en el inicio de estas catequesis sobre la familia».
El arzobispo rememoró las Bodas de Caná como punto de partida de la jornada, ya que «esta página del Evangelio es para todos nosotros ese canto que abre este inicio de estas catequesis que vamos a continuar» y que «posiblemente van a tener como telón de fondo» lo que el Papa Francisco diga «en la exhortación apostólica que próximamente va a salir».
El pilar fundamental de la vida social
El prelado recordó que Cristo, en el inicio de su vida pública, «quiere estar presente precisamente en el inicio de una familia, que es el matrimonio». Así, «un hombre y una mujer unen sus vidas», y «Cristo se hace presente». La familia, continuó, «tiene una singular importancia en nuestra cultura […] y está sufriendo un cambio antropológico cultural» que «está influyendo en todos los aspectos de la vida y que requiere de nosotros precisamente una cercanía cada día mayor, anunciando a Jesucristo».
En la sociedad actual, declaró, «la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia, aun reconociendo la bondad del proyecto creador de Dios, disminuye el número de personas que toman la decisión de unir sus vidas viendo el uno en el otro al mismo Jesucristo». En este contexto cultural, «es importante acercarnos al Señor como lo estamos haciendo nosotros esta noche». Acercarnos porque «es el Señor el que nos da a todos nosotros una capacidad especial, nueva, a la vida, para descubrir que la familia sigue siendo en la actualidad el pilar fundamental e irrenunciable de la vida social, y lo seguirá siendo siempre». En ella «conviven múltiples diferencias», pero «es en esas diferencia a través de las cuales se estrechan relaciones, se crece en relación a generaciones diversas y en la mutua acogida de las mismas».
Cuando falta Dios, no hay fiesta
La familia, expresó, «representa el valor fundante» y «el recurso insustituible para el desarrollo de la sociedad humana». A una boda «asiste Dios mismo» y «cuando falta Dios, no hay fiesta». Por ello, «el corazón humano sin Dios está triste […] y es imposible hacer la fiesta de la familia sin Jesucristo».
«Solo dejando entrar a Jesucristo en nuestra vida, la familia cristiana no solamente tiene futuro», sino que «contagia una manera de ser y de vivir en la historia que transforma este mundo, que da seguridad a la sociedad, que es un bien social para nuestro mundo». La familia cristiana, indicó, «no es un añadido más, es roca firme de una sociedad».
La próxima catequesis tendrá lugar el vienes 10 de junio a las 19:30 horas.