Cardenal Osoro: «Eliminemos la anestesia de la indiferencia que existe entre nosotros»
El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, participó en el acto institucional de cierre del congreso de la Federación Internacional Fe y Alegría, proyecto educativo vinculado a los jesuitas, en el que también estuvo presente la ministra de Educación, Isabel Celáa
El Palacio de Cibeles, en el corazón de Madrid, acogió este lunes el broche de oro al congreso de la Federación Internacional Fe y Alegría que se extendió durante el viernes y el fin de semana con diversos eventos y con el objetivo de tomar conciencia de las fronteras actuales y futuras de la organización, así como trabajar en estrategias de ciudadanía global. Fue un acto en el que se puso de manifiesto la relevancia de la educación como uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en la nueva Agenda 2030 acordada en la ONU.
En este contexto, el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, hizo un llamamiento a tomar conciencia de la responsabilidad de todos en la lucha contra la exclusión y la inequidad. Citó en concreto el discurso del Papa Francisco en Naciones Unidas en 2015: «La adopción de la Agenda 2030 es una importante señal de esperanza, pero el desarrollo integral y pleno debe ser desplegado por cada persona y es aquí donde entra en juego el derecho a la educación».
El purpurado alzó la voz para combatir el silencio ante realidades tan injustas: «Eliminemos la anestesia de la indiferencia que existe entre nosotros». Y se preguntó «por qué no seremos valientes para construir una civilización en la que la educación sea un elemento esencial o si ponemos los medios necesarios para el desarrollo integral de la persona».
La receta que propuso se basa en cinco «D»: desarrollo, democracia, derechos humanos, desarme y Dios. Sobre la última, insistió en que no se puede obviar la dimensión trascendente del ser humano y puso a Jesucristo como modelo de paz. «Qué fuerza tienen las palabras de quien fue artífice de la paz, reconocido por todas las culturas y por personas que no creen lo mismo que nosotros. El artífice de la paz que murió en la cruz amando a los demás», añadió.
También dijo que la dimensión trascendente promueve caminos para la paz, el perdón y la reconciliación… pues «Quien nos ha creado y diseñado lo ha hecho para convivir, para hablarnos, para respetarnos, para entregar al otro lo mejor de nosotros mismos».
Por su parte, la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celáa, confesó ser «admiradora» del trabajo de Fe y Alegría y de Entreculturas, sobre todo, porque ponen en el foco en la educación como motor de cambio del mundo. En este sentido, dejó dos apuntes: que «el sistema educativo tendrá calidad si tiene equidad» y que «la inversión en educación devuelve los mejores intereses».
Concluyó con una apelación al talento de todos, pues son todos los sectores los que tienen que dar respuesta al desafío de la educación, «que es eje del cambio».
Daniel Villanueva, vicepresidente ejecutivo de Entreculturas, recordó que todavía son muchos los retos que en materia de educación quedan por delante como los 60 millones de niños sin educación o de los 750 millones de adultos sin alfabetizar… Pero también recalcó que hay hechos esperanzadores: que la realidad puede cambiar, que la educación facilita el acceso a otros derechos… «Y, por tanto, la educación no es solo un objetivo en sí mismo, sino también un cambio para lograr otros. Es el eje vertebrador e indispensable para llevar a cabo cambios», finalizó.