Elda custodia una pieza histórica que revela la primera advocación de la Virgen en el Levante español - Alfa y Omega

Elda custodia una pieza histórica que revela la primera advocación de la Virgen en el Levante español

La pieza, única en toda España y el Mediterráneo occidental, se usaba para hacer una impresión en la hostia sagrada. Este hallazgo de naturaleza cristológica y mariana apareció en una excavación arqueológica en 2010, en la iglesia del yacimiento de El Monastil de Elda

Carlos González García
Foto: Museo Arqueológico de Elda

En los últimos cinco años, los hallazgos y las investigaciones que se han hecho en la ciudad de Elda han ofrecido distintas pruebas de que se tiene que revisar y seguir escribiendo la historia del municipio y de la comarca. Allí, en la ciudad alicantina asentada en la comarca del Medio Vinalopó, ha aparecido la referencia más antigua del culto a la Virgen en el Levante español: se trata de una pieza del yacimiento bizantino de El Monastil, que revela la primera advocación de María en esa zona.

Antonio Poveda, director del Museo Arqueológico de Elda y especialista del paleocristianismo del Levante Hispano, aúna –a partes iguales– profesión y devoción. De su mano, como arqueólogo y director del Museo Teológico de Elda y como profesor doctor asociado de Historia Antigua de la Universidad de Alicante, recorremos los principales datos y las primeras averiguaciones en torno a este importante hallazgo, tanto a nivel nacional como internacional, que deja patente que «la Virgen María trasciende mucho más allá de las cuatro paredes de un edificio cristiano; y uno, siguiendo todo el tema mariano, es capaz de poder reconstruir su propia historia social, política, cultural y espiritual».

Estamos hablando, nada más y nada menos, que de la referencia más antigua del culto a la Virgen María en el Levante español. ¿Qué supone para la ciudad este acontecimiento?
Lógicamente, es una ciudad muy industrial y obrera, donde trabajo y fiesta (por todas las celebraciones que tiene) son lo primero. Pero cuando aparece algún elemento cultural sobresaliente, se despierta una atracción en la ciudad muy especial, así como una especie de incredulidad. Y se preguntan: «¿Pero todo esto tan importante tenemos aquí para que sea un botón de muestra a nivel nacional e internacional?». Y se va creando un movimiento de atracción a las cuestiones historias y culturales. No siempre la arqueología y la historia te aportan datos en este sentido, de naturaleza cristiana, cristológica o mariana; en este caso, no es muy habitual. Y cuando encima son elementos bastante extraordinarios por su rareza, la gente (para el colectivo católico y no católico) lo asume como un símbolo de orgullo de su propia historia.

Y siendo un tema en torno a la Virgen María, que siempre es llamativo.
Efectivamente. Hasta los propios musulmanes respetaron a la Virgen María. Ellos aceptan a María como una mujer de mucha importancia espiritual y social. Una vez salvadas las discordias que había en aquel siglo VI sobre la virginidad o no de María, está claro que Santa María da nombre a la inmensa mayoría de las iglesias, y es que la propia Virgen María dentro de la cristiandad es la Madre de la Iglesia, y no solo de Cristo, sino de toda la Iglesia. Por tanto, Ella trasciende a absolutamente todo.

¿Qué es exactamente lo que se ha encontrado?
Es una pieza excepcional. Se trata de un sello para hacer la impresión en la hostia sagrada –que se reparte en la Eucaristía–, perteneciente a la iglesia de El Monastil. El sello presenta una decoración con un pavo real, identificado con Cristo, con palmas y uvas, que representan la eternidad y el Paraíso. Asimismo, tiene unas letras grabadas sobre esta cerámica que había aparecido en una estancia de El Monastil en 2010 o 2011. Digamos que la iconografía primitiva cristiana, la misma que aparece en las catacumbas de Roma, estaba en esa pieza. Por lo tanto, las obleas consagradas llevaban sobre sí una iconografía excepcionalmente cristiana, mediante esas letras.

¿Qué letras son y cuál es su significado?
Os pongo en contexto: una investigadora que había venido de Bélgica a estudiar los materiales de la época bizantina de Elda, habló con sus directores de la universidad de Lovaina la Nueva, y nos hizo una invitación para participar en una reunión cerrada con las personas más capacitadas sobre esos periodos prerromanos, bizantinos, visigodos, etc. Yo presenté allí El Monastil en la fase bizantina con unos pesos escritos en griego, algo muy excepcional. Entre las piezas que expuse, presenté otra pieza, también escrita en griego, que era este disco decorado con letras, y que servía en la iglesia para marcar y dejar impresas las obleas sagradas que se repartían en la Eucaristía. Se grababa un pequeño texto y una decoración. Como decía antes, la decoración tiene que ver con Cristo y el Paraíso.

Y, de repente, el peso de la historia rompe –para bien– todos tus planes…
Y tanto que sí. En medio de mi exposición, un italo americano que estaba allí levantó la mano y me hizo ver delante de todos que aquello no era griego sino latín, y las letras eran una B y una V, mientras que un trocito que se había caído de la cerámica no permitía apreciar la otra letra, pero dijo que sería una M. Me hace una serie de preguntas, y me pregunta si se sabe el nombre o la advocación de la iglesia que hay en lo alto de El Monastil que había presentado. Dije que no, porque no hay texto ni mención para ese periodo; y dijo claramente lo que simbolizaban dichas iniciales: Beata Virgo María. Ese marcador de obleas consagradas para repartir en la Eucaristía en esa iglesia de El Monastil estaba allí porque esa iglesia está bajo la advocación de la Beata Virgo María, es decir la Bienaventurada Virgen María. La clave está en que el contexto arqueológico, histórico y cristiano de ese periodo de los siglos VI y VII es lo que estaba ocurriendo. Y como dijo aquel histórico: «Por todos los signos, su iglesia, claramente, es la iglesia de Santa María de Elo», que es la población. Y es una de las alegrías científicas que guardo para siempre en mi vida.

Un dato, sin duda, relevante para la historia del cristianismo y de la ciudad.
Así es. Eso da lugar a que tengamos constatada en El Monastil una iglesia bajo el nombre y el culto de la Virgen María, que encaja perfectamente con la que estaba pasando en el Mediterráneo y en Hispania en ese momento, que los visigodos estaban creando basílicas e iglesias, y la propia festividad de la Virgen María es del siglo VI y VII. La importancia de la Virgen María a partir de esos siglos, con los bizantinos y los visigodos, fue entonces enorme. Curiosamente, cuando los cristianos toman el castillo de Elda a los musulmanes, crean una iglesia o capilla bajo la advocación de Santa María, recuperando para Elda su culto y su poder sacro. Esto es escribir la historia nueva, no solo para Elda, sino que esta constatación del culto a Santa María en la iglesia del Monastil de Elda, es el primer dato científico del culto a la Virgen María en todo el Levante español.

Foto: Gabriel Lara Vives

¿Podrían dar a entender tus palabras que esto supone otra manera de reescribir la historia?
Efectivamente. La historia nunca termina. Mientras haya humanos y sociedad, la historia va a estar siempre viva. Y los que nos dedicamos a la arqueología y a la historia estamos abiertos a cualquier descubrimiento, y no somos en absoluto sectarios.

¿Qué te aporta a ti personalmente este descubrimiento?
Por una parte, es una sorpresa muy satisfactoria, porque encontrar restos del cristianismo primitivo es muy complicado, ya que no hay tantos lugares donde se puede encontrar, más allá de la época medieval. Pero antes de la islamización, excepto que vayas a Toledo o Mérida, poco más… Pues que mi propia casa tenga una arquitectura cristiana tan antigua y un mobiliario con unas piezas litúrgicas tan excepcionales, me produce una alegría personal enorme; sobre todo por el hecho de poder ofrecerle esto a mi ciudad. A nivel personal y egoístamente hablando, tener una difusión científica así, con la trascendencia internacional que está teniendo, nunca había conseguido tanto como científico.

Y una manera admirable de acrecentar el culto a Santa María, ¿no?
De principio a fin. Y es que todo tiene sentido. Hay un investigador valenciano que se dedica por satélite a comprobar las proyecciones lineales que permiten ver en la arquitectura si se asocia con alguna arquitectura especial al otro lado del Mediterráneo. Y te cuento este detalle: esta persona me comunica que la iglesia de Santa María de El Monastil está exactamente alineada y de manera perfecta en esa proyección satélite con la iglesia bizantina de Santa María de Éfeso. ¿Casualidad? No, no lo creo.

¿Y qué puede ofrecernos esta nueva mirada en torno a la Virgen?
Yo lo que interpreto es que la Virgen María, ayer y hoy, trasciende mucho más allá de las cuatro paredes de un edificio cristiano. Es un espíritu que está por encima de todos, de los que piensan o no en Ella, y que uno siguiendo todo el tema mariano es capaz de poder reconstruir su propia historia social, política y espiritual. La Virgen María, sinceramente, lo quieran ver o no, provoca una cohesión en muchos grupos sociales que también pasa con Cristo. Estamos hablando de dos figuras de la humanidad. Y son las dos grandes figuras de la cristiandad. Eso trasciende lo religioso y se convierten, como decía, en dos elementos sociales, políticos, culturales y espirituales imprescindibles.