El viaje del Papa al Líbano, en 10 mensajes - Alfa y Omega

El viaje del Papa al Líbano, en 10 mensajes

Redacción
El Papa, en la basílica de San Pablo, de Harissa, en el acto durante el que firmó la Exhortación apostólica post-sinodal Ecclesia in Medio Oriente, el pasado 14 de septiembre.
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El equilibrio libanés

Ceremonia de Bienvenida. Aeropuerto Internacional Rafik Hariri, Beirut. Viernes, 14 de septiembre

1 La buena convivencia, típicamente libanesa, debe demostrar, a todo Oriente Medio y al resto del mundo, que dentro de una nación puede haber colaboración entre las diferentes Iglesias, miembros todos de la única Iglesia católica, en un espíritu fraternal de comunión con los demás cristianos y, al mismo tiempo, la convivencia y el diálogo respetuoso entre los cristianos y sus hermanos de otras religiones. Sabéis tan bien como yo que este equilibrio, que se presenta por todas partes como un ejemplo, es extremadamente delicado. A veces amenaza con romperse, cuando se tensa como un arco, o se somete a presiones que son, con demasiada frecuencia, partidistas, ciertamente interesadas, contrarias y extrañas a la armonía y dulzura libanesa… No se trata únicamente de una obra humana, sino de un don de Dios que hay que pedir con insistencia, preservar a cualquier precio, y consolidar con determinación.

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La victoria de la cruz

Visita a la basílica de San Pablo, de Harissa, y firma de la Exhortación apostólica postinodal. Viernes, 14 de septiembre

2 Es providencial que este acto tenga lugar precisamente en el día de la fiesta de la Cruz gloriosa, cuya celebración nació en Oriente en el año 335, al día siguiente de la Dedicación de la basílica de la Resurrección, construida sobre el Gólgota y el sepulcro de Nuestro Señor, por el emperador Constantino el Grande, al que veneráis como santo. Dentro de un mes, se celebrará el 1.700 aniversario de la aparición que le hizo ver, en la noche simbólica de su incredulidad, el crismón resplandeciente, al mismo tiempo que una voz le decía: «Con este signo, vencerás»… Pienso que la Exhortación puede ser leída e interpretada a la luz de la fiesta de la Cruz gloriosa.

3 Refiriéndose a la situación actual de las Iglesias en Oriente Medio, los Padres sinodales han reflexionado sobre los gozos y las penas, los temores y las esperanzas en esos lugares de los discípulos de Cristo vivo. Toda la Iglesia ha podido escuchar así el grito lleno de angustia, y percibir la mirada de desesperación de tantos hombres y mujeres que se encuentran en situaciones humanas y materiales difíciles, que viven fuertes tensiones con miedo e inquietud, y que quieren seguir a Cristo, que da sentido a su existencia, a pesar de que muy a menudo se ven impedidos de hacerlo…. Queridos cristianos de Oriente Medio: ¿cómo no dar gracias a Dios en todo momento por todos vosotros? ¿Cómo no alabar vuestra fe llena de ánimo? ¿Cómo dejar de agradecer la llama de su amor infinito que vosotros seguís manteniendo viva y ardiente en estos lugares, que han sido los primeros en acoger a su Hijo encarnado?

4 Ahora es precisamente cuando hay que celebrar la victoria del amor sobre el odio, del perdón sobre la venganza, del servicio sobre el dominio, de la humildad sobre el orgullo, de la unidad sobre la división… Ése es el lenguaje de la cruz gloriosa. Ésa es la locura de la cruz: la de saber convertir nuestro sufrimiento en grito de amor a Dios y de misericordia para con el prójimo.

El Papa con los líderes de las comunidades religiosas musulmanas, en el Palacio presidencial de Baabda, el pasado 14 de septiembre.
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La ley natural

Encuentro con los miembros del Gobierno, instituciones de la República, cuerpo diplomático, responsables religiosos y representantes del mundo de la cultura. Salón 25 de Mayo del Palacio presidencial de Baabda. Sábado, 15 de septiembre

5 Pienso que Dios ha elegido (al Líbano) para que sirva de ejemplo, para que dé testimonio, de cara al mundo, de la posibilidad que tiene el hombre de vivir concretamente su deseo de paz y reconciliación. Esta aspiración está inscrita desde siempre en el plan de Dios, que la ha grabado en el corazón del hombre.

6 La cohesión de la sociedad está asegurada por el respeto constante de la dignidad de cada persona y su participación responsable según sus capacidades, aportando lo mejor que tiene. Con el fin de asegurar el dinamismo necesario para construir y consolidar la paz, hay que volver incansablemente a los fundamentos del ser humano. La dignidad del hombre es inseparable del carácter sagrado de la vida que el Creador nos ha dado…. Si queremos la paz, defendamos la vida. Esta lógica no solamente descalifica la guerra y los actos terroristas, sino también todo atentado contra la vida del ser humano, criatura querida por Dios. La indiferencia o la negación de lo que constituye la verdadera naturaleza del hombre impide que se respete esta gramática que es la ley natural inscrita en el corazón humano… Por tanto, debemos unir nuestras fuerzas para desarrollar una sana antropología que integre la unidad de la persona. Sin ella, no será posible construir la paz verdadera.

7 Debemos ser muy conscientes de que el mal no es una fuerza anónima que actúa en el mundo de modo impersonal o determinista. El mal, el demonio, pasa por la libertad humana, por el uso de nuestra libertad. Busca un aliado, el hombre. El mal necesita de él para desarrollarse… Pero es posible no dejarse vencer por el mal y vencer el mal con el bien. Estamos llamados a esta conversión del corazón. Sin ella, las tan deseadas liberaciones humanas defraudan, puesto que se mueven en el reducido espacio que concede la estrechez del espíritu humano, su dureza, sus intolerancias, sus favoritismos, sus deseos de revancha y sus pulsiones de muerte. Se necesita la transformación profunda del espíritu y el corazón para encontrar una verdadera clarividencia e imparcialidad, el sentido profundo de la justicia y el del bien común.

8 No olvidemos que la libertad religiosa es el derecho fundamental del que dependen muchos otros. Profesar y vivir libremente la propia religión, sin poner en peligro su vida y su libertad, ha de ser posible para cualquiera.

El Papa durante el encuentro con los jóvenes frente al Patriarcado maronita de Bkerké, el 15 de septiembre.
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«Vosotros sois el futuro»

Encuentro con los jóvenes. Explanada frente al Patriarcado maronita de Bkerké. Sábado, 15 de septiembre

9 Queridos amigos, vosotros vivís hoy en esta parte del mundo que ha visto el nacimiento de Jesús y el desarrollo del cristianismo. Es un gran honor. Y es una llamada a la fidelidad… Conozco las dificultades que tenéis en la vida cotidiana, debido a la falta de estabilidad y seguridad, al problema de encontrar trabajo o incluso al sentimiento de soledad y marginación. En un mundo en continuo movimiento, os enfrentáis a muchos y graves desafíos. Pero ni siquiera el desempleo y la precariedad deben incitaros a probar la miel amarga de la emigración, con el desarraigo y la separación en pos de un futuro incierto. Se trata de que vosotros seáis los artífices del futuro de vuestro país, y cumpláis con vuestro papel en la sociedad y en la Iglesia… La Iglesia confía en vosotros. Cuenta con vosotros.

10 Quiero saludar ahora a los jóvenes musulmanes que están con nosotros esta noche. Agradezco vuestra presencia que es tan importante. Vosotros sois, con los jóvenes cristianos, el futuro de este maravilloso país y de todo el Oriente Medio. Buscad construirlo juntos. Y cuando seáis adultos, continuad viviendo la concordia en la unidad con los cristianos. Porque la belleza del Líbano se encuentra en esta bella simbiosis. Es necesario que todo el Oriente Medio, viéndoles, comprenda que los musulmanes y los cristianos, el Islam y el cristianismo, pueden vivir juntos sin odios, respetando las creencias de cada uno, para construir juntos una sociedad libre y humana.

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