El Rector Mayor de los salesianos preside la creación de dos nuevas provincias en España
En una jornada marcada por diferentes encuentros con jóvenes y grupos de la Familia Salesiana, el Rector Mayor de los salesianos presidió este sábado en Madrid los actos de creación de las dos nuevas provincias salesianas en nuestro país
El Rector Mayor de los salesianos, el español don Ángel Fernández Artime, presidió el sábado 7 de junio la creación de las dos nuevas inspectorías salesianas de España: María Auxiliadora, con sede en Sevilla, y Santiago el Mayor, con sede en Madrid.
El santuario de María Auxiliadora, de la madrileña calle Ronda de Atocha, acogió el nacimiento de estas dos nuevas provincias salesianas que sustituyen a las seis anteriores. En el templo, completamente lleno, salesianos y una multitudinaria «representación de toda la Familia Salesiana de España» -como destacó el Rector Mayor-, acogieron con un gran aplauso la lectura, tras la homilía, de los decretos de creación de las inspectorías y el nombramiento de los nuevos provinciales: Cristóbal López, para la de María Auxiliadora, y Juan Carlos Pérez, para la de Santiago el Mayor. Los dos nuevos provinciales, antes de firmar el documento aceptando el nuevo cargo, hicieron la profesión de fe.
El Rector Mayor, refiriéndose a la festividad de Pentecostés, señaló algunas propuestas en su homilía, porque cómo dijo: «El Espíritu nos trae novedad y apertura e irrumpe en nuestras vidas para hacernos salir de las aparentes seguridades». E invitó a todos los miembros de la Familia Salesiana a «vivir dedicados a los jóvenes, sobre todo a los últimos. Seamos capaces de vivir dejando ver al mundo nuestro ADN». También exhortó a vivir esta nueva etapa «a los pies de María Auxiliadora y poniendo a Jesús en el centro», como tantas veces repitió a lo largo del día.
Una jornada de encuentros
Y es que la jornada estuvo marcada por los encuentros que Fernández Artime mantuvo con diferentes grupos de la Familia Salesiana, en el que era su primer viaje oficial a nuestro país tras su elección el pasado 25 de marzo.
Antes de la eucaristía, alrededor de 400 salesianos escucharon las palabras del Rector Mayor que les invitó a «no tener miedo» y a afrontar este nuevo reto con una actitud de mente y corazón abiertos a «la presencia del Espíritu». Señaló que lo importante es vivir con «una profunda mirada de fe, teniendo como único criterio responder a la misión salesiana, tomar opciones valientes preguntándonos dónde estar ahora, dónde poner las mejores fuerzas» y sabiendo que el carisma de Don Bosco no es patrimonio de los salesianos, sino que lo compartimos con la Familia Salesiana. Subrayó la importancia de la vida de fe y de fraternidad y animó a los religiosos a vivir este momento de reorganización de las provincias salesianas como «un deber ante el Señor y ante Don Bosco porque hay jóvenes que nos siguen necesitando».
«Los salesianos que Don Bosco soñó»
Por la tarde, y ante algo más de 450 jóvenes, el Rector Mayor de los salesianos quiso dejar un mensaje claro: «No tengáis miedo de dejaros envolver por la trama de Dios». Y lanzó una petición a los jóvenes, «ayudadnos a ser los salesianos que Don Bosco soñó, os necesitamos». En otro momento del encuentro, en el que los jóvenes le fueron haciendo preguntas y valorando la diversidad de ofertas educativo-pastorales de los ambientes salesianos, señaló que «nuestras propuestas no tienen que ser sólo lugares de animación socio-cultural. Deben ser una alternativa de compromiso, de profundidad espiritual».
La jornada de inicio de las dos nuevas provincias salesianas concluyó con el encuentro con miembros de los diferentes grupos de la Familia Salesiana, más de 400. Don Ángel animó a los presentes a tomar conciencia del gran potencial que la Familia Salesiana puede ofrecer a la misión salesiana y a la Iglesia universal. En su intervención apuntó que la mayor genialidad que tuvo Don Bosco fue, precisamente, la de intuir que, siendo muchos y muy diversos los miembros de su familia, llegaríamos mucho más lejos. Y propuso varios retos para todos los grupos: conocernos, querernos y respetarnos; salir de nuestros propios muros «para ser una fuerza viva en la sociedad y en la Iglesia», y, finalmente, redescubrir el valor del laicado pues, explicó, se «requiere una presencia mucho más viva del laicado en las obras salesianas y en la Iglesia».