El poder curativo de la fe - Alfa y Omega

En la vida, la salud humana es siempre vulnerable, a causa de la enfermedad, del desgaste, del envejecimiento y de la muerte. Tarde o temprano, surgen las preguntas: ¿Qué sentido tiene sufrir? ¿Qué va a ser de mí en ese trance? ¿Qué hay después de esta vida? Jesús anuncia que la salud que Él ofrece es signo y parte de una salvación más total, porque es definitiva. Se prolonga y se hace plena más allá de la muerte.

Vivir la enfermedad y la muerte no es fácil humanamente. Vivir la fe en ellas, tampoco. Por eso, hablar del poder saludable y terapéutico de la fe, desde la experiencia de la enfermedad con todo su realismo, es recordar que son muchas las personas que, en la enfermedad y en la cercanía de la muerte, encuentran en su relación confiada con Dios, en la oración, en los sacramentos y en la pertenencia a la comunidad cristiana, alivio, consuelo, paz, sosiego, nuevas fuerzas y nuevas razones para seguir adelante.

Cuando la fe se vive de verdad, sana, cura, salva y se convierte en fuente de salud. Pues la fe ayuda a afrontar la enfermedad con realismo, infunde aliento, coraje y paciencia en la lucha por la curación, o para asumirla con paz con todas sus consecuencias. Desde la fe se encuentra el ánimo para emprender la importante tarea de ir recomponiendo la vida y descubrir las nuevas posibilidades de ser útil, de iluminar y llenar de sentido la existencia.

Apoyados en la fe recuperamos la comunicación con los demás, la confianza en el Padre y una nueva capacidad de seguir amando a Dios y a los hermanos aun en medio del dolor. Esta experiencia de fe que comunica serenidad, paz y esperanza, que consuela en la angustia y fortalece en la inseguridad, ayuda a sobreponerse ante la situación irremediable y a asumirla con entereza, poniendo confiadamente la vida en las manos amorosas del Padre y a confiarle nuestro futuro.

Como el leproso curado que vuelve a Jesús y escucha: Tu fe te ha salvado, y agradecidos a Dios por el don de la vida, en cualquiera de sus acontecimientos, saldremos al mundo para proclamar que el Evangelio es el modo más saludable de vivir, que el encuentro con Cristo transforma y renueva.

Obispos de la Comisión episcopal de Pastoral, del mensaje en la Pascua del Enfermo