El peligro de las pseudoterapias y su carácter sectario - Alfa y Omega

El peligro de las pseudoterapias y su carácter sectario

«Hay una vulnerabilidad ambiental y social que nos acaba haciendo más débiles y necesitados», advierten los expertos. Y ahí están estas alternativas para intentar llenar esos huecos, ya sean médicos, afectivos o espirituales

Ester Medina
La precariedad del sistema de salud pública actual mueve a mucha gente a acudir a ellas. Foto: Freepik.

«A mi cuñada le prometieron curar en cuatro semanas su cáncer de garganta con agua de mar y radiación infrarroja. Tras acceder, en tres semanas murió». Este es el caso de Elena, de Barcelona, pero según la FECYT (Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología), al menos un 5 % de la población española reconoce haber sustituido un tratamiento efectivo por una pseudoterapia. Se trata de un problema que se estima que provoca centenares de muertes al año en nuestro país, pero no hay cifras oficiales, ya que los casos no son denunciados en la mayoría de ocasiones. La bioneuroemoción, la nueva medicina germánica o la numerología son solo algunos tentáculos de todo un entramado salvaje que ofrece alternativas rápidas y efectivas sin carácter científico avalado.

En el año 2020, 2.750 médicos y científicos de 44 países lanzaron el primer manifiesto internacional contra las pseudociencias. En él aseguraban que «el conocimiento científico no puede doblegarse ante los intereses económicos de unos cuantos, máxime si eso implica engañar a pacientes y vulnerar sus derechos». El documento exigía cambios legislativos y hacía alusión a la presencia de gurús y falsos médicos que prometen curar cualquier enfermedad «manipulando chacras, comiendo —o dejando de comer— azúcar o aplicando frecuencias cuánticas». En España, según los datos ofrecidos por los Ministerios de Sanidad y Ciencia e Innovación en el marco de la campaña #CoNprueba contra las pseudociencias, actualmente 73 de las 139 técnicas investigadas se catalogan como pseudoterapias por no tener un soporte científico ni una metodología sólida para ofrecer seguridad y eficacia. Las 66 terapias restantes siguen aún en evaluación.

En cifras

5 % de la población española reconoce haber sustituido un tratamiento por una pseudoterapia

2.750 científicos de 44 países lanzaron el primer manifiesto internacional contra las pseudociencias

139 técnicas han sido investigadas en España. 66 aún están en evaluación

73 de las 139 técnicas no ofrecen soporte científico para garantizar seguridad y eficacia

La pandemia de la COVID-19 ha supuesto un caldo de cultivo óptimo para el crecimiento sin control de nuevas pseudoterapias. En gran parte por la necesidad afectiva —sentirnos queridos, reconocidos y formar parte de un grupo—, pero también por todo lo relativo al sentido de la vida: la esperanza, la espiritualidad, la búsqueda de certezas en un mundo con tantas incertidumbres. Luis Santamaría del Río, experto en sectas y fenómenos religiosos con más de 25 años de investigación y fundador de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas, asegura que «tengamos o no crisis personales, hay una vulnerabilidad ambiental y social que al final nos acaba haciendo más débiles y necesitados». Y ahí están estas alternativas para intentar llenar esos huecos ya sean médicos, afectivos o espirituales.

Según Santamaría, «es muy habitual encontrarnos con actividades sectarias en las pseudoterapias, porque la persona que la enseña y aplica se cree poseedora de un saber especial y exclusivo». Muchas de ellas se engloban en un pensamiento mágico con apariencia de terapia. Un mimetismo peligroso al que es muy fácil llegar.

Sin embargo, los comportamientos sectarios no se dan en todas ellas. «Hay algunas que simplemente se proponen como científicas sin llegar a serlo, pero no tienen detrás la maquinaria de persuasión coercitiva que sí tienen otras», puntualiza Emilio Molina, de la Asociación para Proteger al Enfermo de las Terapias Pseudocientíficas y la Asociación RedUNE. Estas conductas tienen que ver mayoritariamente cuando hay un gurú que se ha inventado la propuesta teniendo el componente de la revelación de misterios y un misticismo mesiánico. «Te dicen que han encontrado el remedio perfecto para todo tipo de enfermedades y que lo único que tienes que hacer es lo que ellos te digan. Así, cuando no funcione, dirán que tú tienes la culpa».

«Es muy habitual encontrarnos con actividades sectarias en las pseudoterapias porque la persona que la enseña y aplica se cree poseedora de un saber especial y exclusivo».
Luis Santamaría
Experto en sectas

Algunos de los comportamientos sectarios más comunes pueden ser el aislamiento del entorno habitual, sembrando la desconfianza en todo aquel que no sea del grupo, así como la manipulación de la información y del lenguaje. Se dan pautas para entender que todo a nuestro alrededor es una conspiración. Responsabilizar de las enfermedades a los pacientes, distorsionar la realidad y una obediencia desmedida al líder hasta el punto de sacralizarlo son otras prácticas que nos deben alertar. «Fomentan la sensación de pertenencia, de ser especial y de estar más evolucionado. Hacen creer que se forma parte de una élite», señala Manuel Pérez, psicólogo experto en fenómenos sectarios.

Siendo las instituciones públicas las que deberían velar por una información veraz en materia de salud, muchas veces son las que inconscientemente sirven de altavoz a estos grupos, cediéndoles centros cívicos, bibliotecas y centros culturales para talleres y charlas formativas. Santamaría del Río es contundente: «A día de hoy, en España, los Ayuntamientos son los principales cómplices directos o indirectos de las pseudoterapias y de muchas sectas. Y esto no puede ser». Molina añade, a este respecto, que «nuestras asociaciones son el resultado de que el sistema de salud actual, pagado con el dinero de todos, esté dejando crecer las pseudoterapias libremente. El desmantelamiento y la precariedad del sistema de salud pública actual mueve a mucha gente a acudir a ellas». Los expertos y afectados continúan exigiendo una legislación específica y un posicionamiento contundente por parte de las administraciones públicas. «Si nadie actúa contra esto, no nos queda más remedio que asociarnos para que no engañen a nuestros seres queridos y los aboquen a tratamientos fraudulentos».

Ante la duda, organismos como la Organización Médica Colegial y su Observatorio contra las Pseudociencias, Pseudoterapias, Intrusismo y Sectas Sanitarias pueden orientar sobre las alternativas médicas sospechosas que nos propongan. Cada vez es más necesario ofrecer información y formación, enfatizar el peligro de muchas de estas falsas terapias, dotar de recursos para la prevención y cultivar un pensamiento crítico que no deje a los ciudadanos a merced de las instituciones movidas por el lucro o el poder a costa de la salud física y mental de la sociedad.

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