El Papa Francisco ha expresado su dolor y solidaridad a las poblaciones de Texas y de Louisiana afectadas por el huracán Harvey. En un telegrama al arzobispo de Galveston-Houston, el cardenal Daniel Di Nardo, enviado por el cardenal secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, el Pontífice ha transmitido su «cercanía espiritual y atención pastoral por todos los que han sido afectados por el violento huracán que ha atravesado Texas y Louisiana».
«Profundamente conmovido por la trágica pérdida de vida y por la inmensa devastación que esta catástrofe natural ha dejado a su paso», el Papa «reza por las víctimas y sus familias, y por todos los que están comprometidos en el trabajo de asistencia y reconstrucción».
En el telegrama, el Pontífice expresa también su confianza en que «las inmediatas necesidades de tantas personas y comunidades siga determinando una gran manifestación de solidaridad y ayuda recíproca, en la mejor tradición de la nación».
Según los últimos informes, citados por la CNN, el saldo de las víctimas asciende a por lo menos 37 muertos. Las autoridades de Texas además temen que una planta química cerca de Houston, la de Arkema, en Crosby, pueda crear más problemas. Los medios de comunicación estadounidenses aseguran que, debido a los graves daños sufridos tras las inundaciones que han sumergido la estructura, se habrían verificado dos explosiones, y sigue saliendo humo de la fábrica.