El Papa recibe a la Fundación Madre de la Esperanza de Talavera de la Reina - Alfa y Omega

El Papa recibe a la Fundación Madre de la Esperanza de Talavera de la Reina

El arzobispo de Toledo ha encabezado al grupo de 150 personas que ha acudido a la audiencia: «El Papa tiene un corazón de padre inmenso»

Ángeles Conde Mir
Francisco Cerro con uno de los pequeños que atiende esta Fundación mientras saluda al Papa. Foto: Vatican Media

Francisco ha recibido este sábado a la Fundación Madre de la Esperanza de Talavera de la Reina. Unas 150 personas encabezadas por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, han participado en el encuentro entre pacientes, familias, profesionales, voluntarios y benefactores. Se trata de una institución diocesana creada en 1973 por el cardenal Marcelo González, entonces arzobispo de Toledo, que quiso con esta obra ofrecer un cauce a las familias de la diócesis para dar un mañana mejor a sus hijos con discapacidad.

El arzobispo de Toledo ha intervenido en primer lugar presentando al Papa la historia y labor de esta institución que atiende a más de 400 personas con discapacidad intelectual o del desarrollo y a sus familias, con servicios que van desde un centro de educación especial pasando por un hogar de menores tutelados hasta la formación laboral. La Fundación ha celebrado estos 50 años de vida con esta audiencia con Francisco quien les ha recibido expresando su alegría por la visita y por compartir con ellos el gozo de la resurrección del Señor en estas fechas de Pascua.

«Es hermoso que, en nuestra pequeñez, podamos ser testigos de Jesús»

El Papa les ha asegurado que con su obra están llevando a Jesús a los demás, «aunque no se den cuenta», y lo hacen con sus gestos y su oración: «¡Y es hermoso que, en nuestra pequeñez, podamos ser testigos de Jesús, misioneros de su misericordia, misioneros de su amor!».

Francisco además ha reconocido la labor de esta fundación y el buen hacer de sus jóvenes usuarios que se ganan la vida gracias a lo que aprenden en esta institución. Por eso, el Papa les ha dicho que son artistas que hacen hermosas obras de arte con las que se ganan la vida. «Ser capaces de ganarse la vida es importante, porque el obrero merece su salario, pero creo que el beneficio del trabajo es mayor para aquellos que reciben esos pequeños objetos, tal vez como regalo, y ven todo el cariño que ustedes han sido capaces de poner en su fabricación. Qué importante sería que en la labor de cada persona fuésemos capaces de ver toda la ilusión de aprender, la paciencia de sus maestros para enseñarles, el trabajo en equipo que es capaz de hacer que las distintas capacidades de cada uno converjan en un resultado final que es de todos. Y todo este amor, en una cosa tan pequeña… Parece increíble», ha asegurado Francisco.

Los pies, la voz y el Corazón de Jesús

Por eso, les ha insistido en que «todos juntos, con Jesús, podemos hacer muchas cosas buenas»: «Y de esa forma ustedes son las manos de Jesús, cuando trabajan unidos. Son también sus pies, su voz, su Corazón, cuando salen a compartir con los demás la alegría de haberlo encontrado. ¿Y cómo? Dando gracias a Dios por sus papás, por sus hermanos, por sus maestros, por sus sacerdotes, por todas las personas que los quieren a ustedes».

El Papa se ha despedido deseándoles al menos otros 50 años de trabajo. Después, ha impartido su bendición sobre los asistentes y, a continuación, los ha saludado uno por uno.

El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, ha explicado a Alfa y Omega que el encuentro ha sido muy emotivo para todos los que han participado en él. Llevaba preparado mucho tiempo y, con el ingreso del Papa de hace dos semanas, temieron que no se pudiera celebrar. «Al Papa se le veía feliz y contento. Gozoso e incluso conmovido porque luego los niños, las personas con discapacidad y los familiares se han acercado a él».

El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, junto al sacerdote Felipe García, director general de la fundación y unos voluntarios de la institución.

Francisco Cerro ha indicado que han encontrado bien a Francisco que incluso se ha interesado por el predecesor de Cerro y por el grupo Santa Teresa de mujeres separadas que recibió hace algunos años en el Vaticano. «Le noto una gran cordialidad, un gran cercanía, cuando son personas vulnerables, el Papa se enternece más. Es una persona con una capacidad de acoger y un corazón de padre inmenso», ha concluido al arzobispo.