El Papa pide a los neocardenales unidad

El Papa pide a los neocardenales unidad frente a «la búsqueda de los primeros lugares»

En el consistorio celebrado en la tarde de este sábado ha exhortado a sus 21 nuevos colaboradores a que su servicio esté animado por «el riesgo del camino» y «el cuidado de los más frágiles»

María Martínez López
El Papa frente a los cardenales en el momento de la homilía durante la celebración del consistorio en la basílica de San Pedro
Momento de la homilía durante la celebración del consistorio en la basílica de San Pedro. Foto: CNS.

El Papa Francisco ha mostrado este sábado su deseo de que los 21 nuevos cardenales que ha creado «marquen la diferencia» y sean «un signo luminoso» de comunión y unidad «en una sociedad obsesionada con la apariencia y la búsqueda de los primeros lugares». Lo ha expresado en la homilía de su décimo consistorio, celebrado en la tarde del 7 de diciembre en la basílica de San Pedro.

Procedentes «de historias y culturas diferentes y que representan la catolicidad de la Iglesia, el Señor los llama a ser testigos de fraternidad, artesanos de comunión y constructores de unidad». Lo harán amándose y siendo «siervos unos de otros, siervos del Evangelio». También les ha pedido que su servicio esté animado por «el riesgo del camino» y «el cuidado de los más frágiles».

El Santo Padre ha reconocido que incluso entre los discípulos de Jesús había competencia. Pero Él, en la cruz, «cumple la misión que le fue confiada: que no se pierda ninguno, que sea derribado finalmente el muro de la enemistad y que todos podamos reconocernos hijos del mismo Padre y hermanos entre nosotros». Citando a san Pablo VI, el Pontífice ha afirmado que «deseamos que todos se sientan a gusto en la familia eclesial, sin exclusiones o aislamientos perjudiciales para la unidad en la caridad, y que no se busque el predominio de algunos en detrimento de otros».

Que el corazón no se pierda

Ha sido una de las reflexiones del Papa a la luz del Evangelio elegido para esta celebración. Se trataba de la subida de Jesús a Jerusalén —que «no es una subida a la gloria de este mundo, sino a la gloria de Dios, que implica el descenso al abismo de la muerte»— y, en «dramático contraste», la petición de Santiago y Juan de sentarse junto a Él en su gloria.

«Esto también nos puede suceder a nosotros: que nuestro corazón se pierda, dejándose deslumbrar por el encanto del prestigio, por la seducción del poder o por un entusiasmo demasiado humano por nuestro Señor», ha advertido Francisco. Por otro lado, «en la vida espiritual como en la pastoral, a veces corremos el riesgo de concentrarnos en lo superfluo, olvidando lo esencial. Con demasiada frecuencia las cosas secundarias toman el lugar de lo que es necesario, las exterioridades prevalecen sobre lo que realmente importa, nos sumergimos en actividades que consideramos urgentes, sin llegar al corazón».

«Por eso es importante mirar dentro de nosotros mismos, colocarnos con humildad ante Dios y con honestidad preguntarnos: ¿Hacia dónde va mi corazón? ¿En qué dirección se mueve? ¿Quizás voy por el camino equivocado?». Como respuesta, el Santo Padre ha invitado a los nuevos cardenales, en primer lugar, a estar «atentos a seguir el camino de Jesús». Esto «significa ante todo volver a Él y ponerlo de nuevo en el centro de todo», despojarse «de lo superfluo para revestirnos de Cristo».

La palabra «cardenal», ha explicado el Pontífice, alude al «perno en el que se inserta la puerta. Es un punto firme de apoyo, de sostén». Pero este punto no son ellos, sino Jesús, el «apoyo fundamental, el centro de gravedad de nuestro servicio, el “punto cardinal” que orienta toda nuestra vida».

«Pasión por el encuentro»

Por otro lado, seguir el camino de Jesús significa «cultivar la pasión por el encuentro». En este sentido, el Papa ha señalado que «Jesús nunca camina solo, su unión con el Padre no lo aísla de las vicisitudes y del dolor del mundo». Al contrario, ha venido «precisamente para curar las heridas del hombre y aligerar el peso de su corazón, para quitar el lastre del pecado y romper las cadenas de la esclavitud». Por eso «se hace cercano a quienes han perdido la esperanza, levanta a los que han caído, cura al que está enfermo», enjuga las lágrimas.

«Lo que debe animar su servicio como cardenales es el riesgo del camino, la alegría del encuentro con los demás, el cuidado de los más frágiles». Con palabras del sacerdote italiano Primo Mazzolari, protagonista de la fundación de la Democracia Cristiana, el Santo Padre ha subrayado que «en el camino comenzó la Iglesia; en los caminos del mundo la Iglesia continúa. Para entrar en ella no es necesario tocar a la puerta […] caminen y la encontrarán».

140 cardenales electores

La ceremonia de creación de los 21 nuevos cardenales comenzó con su presentación. Después, como requiere el ritual, se arrodillaron ante el Pontífice, quien les entregó el anillo, símbolo de su nuevo compromiso universal con la Iglesia; y el birrete, rojo como la sangre de los mártires que dieron su vida por defender su fe. Entre ellos están el arzobispo de Lima, Carlos Castilo Mattasoglio; el de Santiago de Chile, Fernando Natalio Chomali Garib; el de Santiago del Estero y primado argentino, Vicente Bokalic Iglic y el de Guayaquil, el ecuatoriano Gerardo Luis Cabrera, y el brasileño arzobispo de Porto Alegre y presidente del episcopado brasileño y del CELAM, Jaime Spengler.

En total, América Latina contará con 24 cardenales (entre ellos uno, el emérito de Santiago de Chile Celestino Aos Braco, nacido en España). También se encuentran Frank Leo, arzobispo de Toronto, Canadá; Timothy Radcliffe, exmaestro de los dominicos de Inglaterra; George Jacob Koovakad, el organizador de viajes papales nacido en la India, y Dominique Joseph Mathieu, obispo de Teherán-Ispahán, el primer cardenal de este país, o el obispo greco-católico ucraniano Mykola Bychok, que vive en Melbourne y que con 44 años se convierte en el cardenal más joven.

Con estos nombramientos, de 17 países diferentes y presencia de los cinco continentes, se eleva a 253 el número de miembros del colegio cardenalicio, entre ellos 140 con derecho a voto, la cifra más alta jamás registrada desde que Pablo VI fijó en 120 el número máximo de electores, aunque en 2025 está previsto que 14 cumplan 80 años. La homilía de Francisco ha terminado con una invitación a «caminar juntos» en «el camino de Jesús […] Con humildad, con asombro, con alegría».