Fabio Baggio: «No podemos poner el Evangelio entre paréntesis y seguir como si nada» - Alfa y Omega

Fabio Baggio: «No podemos poner el Evangelio entre paréntesis y seguir como si nada»

La creación de Fabio Baggio como cardenal encarna la prioridad que da el Papa a los migrantes y refugiados

Victoria Isabel Cardiel C.
Fabio Baggio
Foto: Victoria I. Cardiel.

Este sacerdote italiano de 59 años es el subsecretario del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. Empezó en esta labor en 2017, cuando Francisco lo nombró subsecretario de la Sección Migrantes y Refugiados, un área que, como scalabriniano, conocía bien. En abril de 2022, lo hizo subsecretario del dicasterio en su conjunto. En este trabajo, junto al prefecto, el cardenal Michael Czerny, ha gozado siempre de una «línea de conexión directa y expedita con el Santo Padre». Desde entonces han operado «un cambio en la metodología de trabajo» para ponerse al servicio de las Iglesias locales, asegura a Alfa y Omega. Antes se centraban más «en la atención de la Iglesia central», pero ahora se privilegia «el diálogo y sobre todo la escucha» de las realidades eclesiales territoriales.

En este sentido, las visitas ad limina son un momento propicio para que los obispos de todas las diócesis del mundo les expongan sus inquietudes, proyectos y esperanzas. «Hemos escuchado mucha preocupación por la ecología integral, que debe entenderse también a nivel teológico y pastoral como la reflexión sobre la responsabilidad que la Iglesia y los fieles tienen hacia la creación, reflexión que implica una acción pastoral», explica. Otro de los temas que más resuenan en estas reuniones confidenciales son los desplazamientos forzados por las guerras o el cambio climático. «Las Iglesias locales están muy comprometidas con la caridad evangélica en favor de los migrantes, refugiados, desplazados y solicitantes de asilo», subraya. Esta sensibilidad, asegura, también se extiende a las víctimas de la trata y de las desigualdades sociales a las que el Papa se refiere continuamente cuando habla de las periferias existenciales. Baggio ha forjado su experiencia sobre el terreno, primero como misionero en América Latina y después en Filipinas. En sus viajes promueve el diálogo interreligioso como herramienta de cohesión social y aboga por la ampliación de las rutas migratorias regulares.

Le preocupa —como a Francisco— que se instrumentalice a los migrantes para buscar beneficios electorales. Reconoce así un «clima agresivo» que a su juicio es «fruto de un fuerte individualismo» que usa los sentimientos viscerales de la sociedad, como el miedo, «para alcanzar posiciones de poder». Pero en la Iglesia «no hay medias tintas; o se está de un lado o del otro. Los cristianos no podemos poner el Evangelio entre paréntesis y seguir como si nada con nuestras vidas», asegura. Para comentar la situación migratoria actual, marcadas por medidas restrictivas, deportaciones y externalización de las responsabilidades, recuerda que hay que respetar siempre los derechos y la dignidad de los migrantes, buscando el bien de todas las personas involucradas. Recuerda también la imagen del Papa que, regresando de su viaje a México en 2016, dijo que construir muros en cambios de puentes no es cristiano: «Los muros nos impiden encontrarnos con el otro y sin conocer su historia es imposible ser empático con su dolor», remacha. Palabras que Francisco ha repetido hasta la saciedad para denunciar la indiferencia. Al ser creado cardenal siendo sacerdote, el 11 de enero será ordenado obispo titular de Urusi.

RELACIONADO