El Papa nombra un asistente eclesiástico para los medios del Vaticano - Alfa y Omega

El Papa nombra un asistente eclesiástico para los medios del Vaticano

Ha confiado esta la tarea al sacerdote italiano Luigi Maria Epicoco, de 40 años, que perteneciente al clero de la archidiócesis de la región italiana de L’Aquila

Redacción
Luigi Maria Epicoco. Foto: Vatican News

En la felicitación navideña a la Curia de Roma de 2019, el Papa regaló a todos los cardenales uno de los libros impulsados por el sacerdote Luigi Maria Epicoco, al que ahora Francisco ha designado como asistente eclesiástico del Dicasterio para la Comunicación y editorialista de L’Osservatore Romano.

Tras su nombramiento, Epicoco ha sido entrevistado por los medios de comunicación del Vaticano. El sacerdote habla de hacer posible la «comunión» a través de la comunicación y de interpretar la profesión del periodista como «constructor de puentes».

¿Cómo ha recibido su nombramiento?

Lo he recibido con sorpresa y al mismo tiempo con alegría. Espero realmente poder contribuir de alguna manera a la labor de un Dicasterio de la Santa Sede que tiene la preciosa tarea no solo de comunicar el Magisterio del Papa, sino también de hacer posible la comunión a través de la comunicación.

¿Qué papel cree que puede tener un asistente eclesiástico en un Dicasterio del Vaticano dedicado a la comunicación?

Creo que tiene el mismo papel que pueden tener los fisioterapeutas, los médicos de la grada o los entrenadores durante un partido de fútbol, es decir, los que están ahí, no jugando el partido, pero están implicados de alguna manera en el cuidado de los que juegan, los que viven el juego en primera persona. El Dicasterio de la Comunicación está formado por personas competentes que ponen su corazón y su profesionalidad al servicio, no solo del Dicasterio, sino de toda la Iglesia. Creo que este nombramiento del Papa quiere ser una ayuda más para acompañar esta competencia y esta eficacia.

También ha sido nombrado editorialista del diario de la Santa Sede y es un apreciado escritor de la edición católica. ¿Qué desafíos ve para los comunicadores católicos de hoy?

Ante todo, creo que el reto es rastrear constantemente la verdad, sin hacerlo de forma ideológica, sino saliendo a buscar en los pliegues de las noticias o incluso en los movimientos culturales ese hilo conductor de la verdad que a veces permanece oculto. Un buen periodista, un buen escritor, debe conseguir sacar a la luz este hilo de verdad y cuando lo consigue, sin duda, encuentra un punto de encuentro con lo lejano, con lo diferente. Veo al comunicador católico como un constructor del diálogo y no como un miliciano que utiliza su pluma, su profesión, para hacer el mal.

En su último mensaje de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el Papa Francisco subraya que en el periodismo nada puede sustituir a ver por uno mismo. Entonces, ¿la relación es importante también en esta profesión?

Creo que en esta profesión es importante tener una relación con la realidad y no con los prejuicios que a veces se segmentan dentro de nosotros y sustituyen la experiencia de la realidad. Es un poco como decir que el Papa ha vuelto a poner en el centro la gran categoría del testimonio. Por lo tanto, para ser un buen periodista, el periodista debe volver a ser sobre todo un testigo.

En sus libros suele insistir en la necesidad de que los creyentes reconozcamos nuestras propias debilidades y se las confiemos a Dios. ¿Podría ser este también un punto de partida para su nueva tarea?

Bueno, yo creo absolutamente que sí. El Evangelio cuenta un milagro realizado por Jesús a partir de la merienda de un joven: cinco panes y dos peces que al final alimentaron a una multitud de miles de personas. No solo es mi intención sino que es la gran esperanza de que lo poco que llevo en la mochila de mi experiencia, de mi ministerio, pueda ser útil para alguien. Así también a este Dicasterio y espero que a todos los que trabajan en él.