Francisco manda a un enviado especial a Bielorrusia - Alfa y Omega

Francisco manda a un enviado especial a Bielorrusia

El nuncio en Reino Unido y exnuncio en el país se ha reunido este jueves con el presidente Lukashenko para transmitirle la «solicitud y preocupación del Santo Padre por la situación actual del país»

Redacción
Enviado especial del Papa en Bielorrusia

El Vaticano ha enviado a Bielorrusia a un enviado especial para intentar abordar con su presidente, Alexander Lukashenko, las repercusiones de la crisis política que vive el país y, en concreto, la situación de monseñor Tadeusz Kondrusiewicz, arzobispo de Minsk. El metropolita lleva fuera del país desde agosto, cuando después de un breve viaje a Polonia no se le permitió la entrada a pesar de ser ciudadano.

Después de varios intentos de negociación por medio de monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados de la Secretaría de Estado; y del actual nuncio, Ante Jozic, la Santa Sede ha recurrido ahora a monseñor Claudio Gugerotti, nuncio en Minsk hasta 2015 y en la actualidad nuncio en el Reino Unido. Así lo ha confirmado este jueves el director de la Oficina de Prensa vaticana, Matteo Bruni.

En un comunicado a primera hora de la mañana, ha explicado que el encuentro con Lukashenko se iba a producir a las 9:30. Monseñor Gugerotti, añadía, acudía a la cita en calidad de «enviado especial del Santo Padre», y que el fin de la visita es «expresar la solicitud y preocupación del Santo Padre por la situación actual del país».

Sin alusión a los temas polémicos

También Lukashenko se ha referido públicamente al encuentro. En unas declaraciones posteriores al mismo, ha dado la bienvenida al enviado especial, del que ha recordado su presencia en el país entre 2011 y 2015, informa Il sismografo. Una época a la que se ha referido como positiva para las relaciones bilaterales.

El presidente no fue más lejos, y en sus palabras no ha hecho ninguna alusión a algunos de los problemas que podrían haber surgido en la conversación: las elecciones presidenciales de agosto, cuya victoria no ha sido reconocida por ningún país de la UE; la represión que se prolonga desde entonces, con al menos 254 personas detenidas en los últimos días (según la organización bielorrusa por los derechos humanos Viasna), o el veto a monseñor Kondrusiewicz.