El Papa envía el saludo de su cocinera a los futbolistas del Nápoles
Ante los rumores de que es forofo de la Roma, ha bromeado con ellos que «no todo lo que dice la prensa es verdad»
«¡Queridos amigos, bienvenidos, y felicidades por haber ganado el campeonato!», ha dicho León XIV al Nápoles este martes en la Sala Clementina del Palacio Apostólico. Los jugadores le han visitado porque acaban de erigirse campeones de la Serie A Italiana. Un triunfo que desencadenará durante los próximos días —tal y como ha pronosticado el Pontífice— «una gran fiesta para la ciudad de Nápoles». El Pontífice ha bromeado con ellos sobre una de las especulaciones de los periodistas italianos, quienes rumorean que Prevost es seguidor de la Roma. «¡No todo lo dice la prensa es verdad!», les ha advertido.
Durante su discurso a los futbolistas, el Papa ha destacado que «ganar el campeonato es un logro al final de un largo camino en el que lo que más cuenta no es la hazaña de una vez». A su juicio, «el campeonato lo gana el equipo». Y ha precisado que «cuando digo “equipo”, me refiero tanto a los jugadores como al entrenador y a todo el club».
León XIV ha explicado además que «el valor social de un acontecimiento como este, que va más allá del hecho meramente técnico-deportivo, es el ejemplo de un equipo que trabaja unido y en el que los talentos de los individuos se ponen al servicio del conjunto». Es una lección que recoge el testigo de Francisco, quien también predicaba a menudo sobre el deporte.
En este sentido, el Papa Prevost ha encargado a padres y entrenadores estar «muy atentos a la calidad moral de la experiencia deportiva a nivel competitivo porque está en juego el crecimiento humano de los jóvenes». Y ha denunciado que, «cuando el deporte se convierte en negocio, corre el riesgo de perder los valores que lo hacen educativo e incluso puede llegar a ser contrapedagógico».
Aurelio De Laurentiis, el presidente del Nápoles, ha regalado a León XIV una camiseta serigrafiada con su nombre y el dorsal 10, el mismo que empleaba Maradona. Era una auténtica leyenda del equipo y, debido a su origen argentino, durante todo el pontificado de Francisco los equipos acostumbraban a emplear aquel mismo número en las camisetas que le regalaban.
Pero el momento más emocionante del encuentro ha llegado al final, cuando les ha trasladado la felicitación personal de su cocinera. «La señora Rosa querría estar aquí también, ¡es muy simpatizante!», ha concluido.