El Papa del ejemplo - Alfa y Omega

La semana pasada, cuando salía del hospital Gemelli después de tres días internado por una bronquitis, el Papa Francisco agradeció el trabajo de los periodistas: «Sé que algunos habéis pasado la noche aquí para mantener informada a la gente. Y habéis escrito información precisa para evitar fantasías» como el «cónclave en la sombra» de algunos medios italianos y norteamericanos.

Consoló también a una pareja joven que había perdido su hija de 5 años esa misma noche. Los abrazó y los besó, les tomó las manos, les regaló rosarios y les hizo la señal de la cruz en la frente.

Pero no se dirigió al Vaticano, sino a la basílica de Santa María la Mayor —su visita número 105 desde la del día siguiente a la elección— para rezar por los enfermos, especialmente por los niños, pues había ido a visitarles y a bautizar al pequeño Miguel Ángel: «Fue lo más bonito, pues soy sacerdote; esa es mi vocación».

Su ejemplo personal impulsa el magisterio de los hechos desde que se asomó al balcón de la basílica de San Pedro con una simple sotana blanca y pidió un favor: «Antes de que el obispo bendiga al pueblo, os pido que recéis para que el Señor me bendiga. Hagamos en silencio esta oración de vosotros por mí».

Al día siguiente fue a la Casa Internacional del Clero —donde se había alojado—, a recoger su maleta y pagar su estancia. Enseguida renunció al papamóvil blindado y escogió para sus desplazamientos el coche más pequeño del garaje.

Su primer viaje fue a la isla italiana de Lampedusa para reunirse con refugiados, como después haría en la isla griega de Lesbos o incluso en Myanmar y Bangladés para ayudar a los rohinyá, abandonados por todos. Ha lavado los pies a docenas de presos y presas en las cárceles. Comparte periódicamente mesa con personas sintecho.

Ha viajado a países en guerra como República Centroafricana o Sudán del Sur. Y a Canadá para pedir perdón a los nativos por la cooperación de órdenes religiosas en los internados obligatorios del Gobierno para destruir su cultura. Con sencillez, Francisco da ejemplo de todas las obras de misericordia.