El Papa de las Nobel - Alfa y Omega

Sin hacer ruido, el Papa Francisco incorporó el pasado mes de agosto a la Pontificia Academia de las Ciencias a cinco mujeres de extraordinario nivel profesional, incluidas tres premios Nobel. Se trata de la astrofísica canadiense Donna Theo Strickland, Nobel de Física en 2018, y de las dos genetistas Nobel de Química en 2020: la francesa Emmanuelle Marie Charpentier, profesora en Berlín, y la norteamericana Jennifer Anne Doudna, de la Universidad de Berkeley.

En su línea de seleccionar mujeres de extraordinaria valía para altos cargos en el Vaticano, el Papa nombró el año pasado nada menos que a seis entre los siete miembros laicos del Consejo de Economía. Entre ellas figuran dos españolas: Eva Castillo, manager en Merrill Lynch, Visa, Telefónica o Bankia, y María Concepción Osácar Garaicoechea, ejecutiva en el Santander, Banif, ICO o el grupo Azora.

La discreta revolución de Francisco, destinada a corregir sin aspavientos siglos de clericalismo y machismo, empezó en 2015 cuando puso a Mariella Enoc al frente del Hospital Pediátrico Bambino Gesù, centro de referencia en Europa, y continuó en 2016 con el nombramiento de Barbara Jatta como directora de los Museos Vaticanos, referente artístico mundial.

Poco a poco, el Papa ha nombrado cinco subsecretarias, entre las que hay madres de familia y también religiosas, como la española Carmen Ros Nortes en el departamento de Vida Consagrada o Nathalie Becquart en el Sínodo de Obispos, la primera mujer con voto en la asamblea.

Agosto trajo también el primer nombramiento como número dos: la hermana Alessandra Smerilli, salesiana y profesora de Economía, en el departamento de Desarrollo Humano Integral.

En dos ocasiones, Francisco estuvo a punto de nombrar mujeres como número uno al frente de diversos departamentos. En 2018 propuso la jefatura del de Comunicación a una mujer, «pero no pudo aceptar porque tenía otros compromisos». En 2019, «en la lista final para el nombramiento de jefe del departamento de Economía había dos mujeres».

A la tercera va la vencida.