El Papa apela a Rusia para que retome el acuerdo del grano con Ucrania
«Es una gran ofensa contra Dios porque el grano es un don suyo para alimentar a la humanidad», ha exclamado
El 17 de julio Rusia anunció que no renovaba el acuerdo sobre la exportación del grano ucraniano que se consiguió con la mediación de la ONU y Turquía. Así, toneladas de alimento continúan almacenadas en el Mar Negro sin que puedan llegar a su destino final: África, Oriente Medio o Asia. La seguridad alimentaria de vastas zonas del planeta ha quedado comprometida, si bien Rusia ha prometido por su cuenta el envío de millones de toneladas de grano a África durante la cumbre en San Petesburgo con representantes de 40 países africanos para granjearse el apoyo de estos países. En cualquier caso, se trata de usar el alimento como arma de guerra y moneda de cambio. Algo que el Papa ha condenado en múltiples ocasiones y no solo con motivo de la invasión de Ucrania.
Tras el rezo del ángelus de este domingo ha pedido expresa y directamente a Rusia que retome el acuerdo del grano. Para la Federación Rusa, Occidente se aprovecha de este acuerdo y estaría dispuesto a renovarlo si se cumplen algunas condiciones como recolectar el sistema financiero ruso al internacional o levantar algunas sanciones o descongelar los activos retenidos. El Papa ha recordado que hay personas que mueren de hambre por estos juegos de guerra: «Y no dejemos de rezar por la martirizada Ucrania donde la guerra destruye todo, también el grano y esto es una gran ofensa contra Dios porque el grano es un don suyo para alimentar a la humanidad. El grito de millones de hermanos y hermanas que sufren el hambre sube hasta el cielo. Apelo a mis hermanos, a la autoridades de la Federación Rusa para que se retome la iniciativa del mar Negro y el grano se pueda transportar en seguridad».
Francisco también ha mencionado dos tragedias. La del tráfico de personas, porque este domingo es la Jornada contra la trata de seres humanos. Y el tercer aniversario de la explosión del puerto de Beirut: «Renuevo mi oración por las víctimas y por sus familias que buscan todavía verdad y justicia y deseo que la compleja crisis del Líbano pueda encontrar una solución digna de la historia y de los valores de ese pueblo. No nos olvidemos de que el Líbano es también un mensaje».
Y como suele hacer antes de emprender un viaje, ha solicitado oraciones por su visita a Portugal con motivo de la JMJ de Lisboa. El Papa parte este miércoles y regresa el próximo domingo.
En su catequesis previa al rezo del ángelus, ha explicado la parábola del hombre que encuentra la perla preciosa y vende todas sus posesiones para adquirirla. El Pontífice se ha centrado en los tres verbos de los que habla el relato evangélico: buscar, encontrar y comprar.
No encerrarnos en la mediocridad
El comerciante era un hombre inquieto que buscaba porque no se conformaba con lo que tenía. «Y esto nos invita a no encerrarnos en la costumbre, en la mediocridad de los que se contentan, sino a reavivar el deseo: a cultivar los sueños de bien, a buscar la novedad del Señor, porque el Señor no es repetitivo, siempre trae novedad, siempre hace nuevas las realidades de la vida», ha dicho Francisco.
El comerciante encontró porque era cuidadoso y prudente y supo reconocer el valor de la perla en medio de cantidades enormes de mercancías. El mercader supo «discernir», ha asegurado el Papa. Por eso, Francisco ha insistido en que se pueden aprender dos lecciones para la vida de esta actitud del comerciante. En primer lugar, «a vislumbrar el bien» cada día. En segundo lugar a «entrenarnos para reconocer las gemas preciosas de la vida y distinguirlas de las baratijas». «¡No perdamos tiempo y libertad en cosas triviales, pasatiempos que nos dejan vacíos por dentro, mientras la vida nos ofrece cada día la perla preciosa del encuentro con Dios y con los demás!», ha exclamado.
Por último, el comerciante compra la perla sacrificando todo lo que tiene para obtenerla. Este gesto es una invitación para los cristianos a poner «el sentido del presente y del futuro» en una única perla que es el mismo Jesús: «Él es la perla preciosa de la vida, que hay que buscar, encontrar y hacer propia. Merece la pena invertirlo todo en Él, porque, cuando uno encuentra a Cristo, la vida cambia».
Cuántos jóvenes están jubilados ya
Así, el Papa antes de la oración mariana, ha dejado como suele hacer una serie de preguntas para la reflexión. «Buscar, ¿yo, en mi vida, estoy en búsqueda? ¿Me siento bien, conforme, o entreno mi deseo por el bien?, ¿estoy jubilado espiritualmente? Cuántos jóvenes están jubilados ya. Segundo gesto, encontrar: ¿me ejercito en discernir lo que es bueno y viene de Dios, sabiendo renunciar a lo que me deja poco o nada? Por último, comprar: ¿sé gastarme por Jesús? ¿Está Él en primer lugar para mí, es Él el mayor bien de la vida? Sería bonito decirle hoy: Jesús, Tú eres mi mayor bien. Que cada uno lo diga en su corazón», ha concluido Francisco.