El Papa, a los trepas en la Iglesia: Dedíquense al alpinismo - Alfa y Omega

El Papa, a los trepas en la Iglesia: Dedíquense al alpinismo

«¡En la Iglesia hay mucho trepa!», lamentó el Papa el lunes, durante la Misa en la capilla de Santa Marta. «Pues si te gusta, ve al norte y haz alpinismo: ¡es más sano! Pero no vengas a la Iglesia para subir. Jesús reprende a estos trepas que buscan el poder»

RV

En la Iglesia hay personas que siguen a Jesús por vanidad, sed de poder o dinero; el Señor nos dé la gracia de seguirlo solo por amor: es la oración que ha hecho el Papa durante la Misa presidida el lunes en la capilla de la Casa de Santa Marta.

Tomando como punto de partida el Evangelio del día, en el que Jesús reprende a la gente porque lo busca solo después de saciarse tras la multiplicación de los panes y de los peces, el Papa invita a plantearnos si seguimos al Señor por amor o por alguna ventaja. «Porque nosotros somos todos pecadores, observó, y siempre hay algo de interesado que debe ser purificado al seguir a Jesús y debemos trabajar interiormente para seguirlo por amor».

«Jesús –afirma Francisco– advierte de tres actitudes que no son buenas al seguirle o al buscar a Dios. El primero es la vanidad». En especial, se refiere a las personas notables, a los «dirigentes» que hacen limosna o ayunan para hacerse notar. «Estos dirigentes querían pavonearse, a ellos les gustaba, por decir la palabra justa, les gustaba pavonearse y se comportaban ¡como verdaderos pavos reales! Eran así. Y Jesús dice: No, no: esto no funciona. No funciona. La vanidad no ayuda. Y algunas veces, nosotros hacemos cosas tratando de dejarnos ver, un poco buscando la vanidad. Es peligrosa la vanidad, porque nos hace resbalar hacia el orgullo, la soberbia y todo termina allí. Y me hago la pregunta: yo ¿cómo sigo a Jesús? Las cosas buenas que hago, ¿las hago a escondidas o me gusta dejarme ver?».

«Y yo también pienso en nosotros, en nosotros los pastores», dijo el Papa, porque «un pastor que es vanidoso no hace bien al pueblo de Dios». Puede ser sacerdote u obispo, pero «no sigue a Jesús», si le «gusta la vanidad».

«La otra cosa que Jesús reprende a los que le siguen es el poder», prosiguió el Pontífice. «Algunos siguen a Jesús, pero un poco no del todo conscientemente, un poco inconscientemente, pero buscan el poder, ¿no? El caso más claro es el de Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo que le pedían a Jesús la gracia de ser el primer ministro y vice primer ministro, cuando viniera el Reino. ¡Y en la Iglesia hay mucho trepa! Hay muchos, que llaman a la Iglesia para… Pues si te gusta, ve al norte y haz alpinismo: ¡es más sano! Pero no vengas a la Iglesia para subir. Jesús reprende a estos trepas que buscan el poder».

«Sólo cuando viene el Espíritu Santo, los discípulos cambian. Pero el pecado en nuestra vida cristiana permanece y nos hará bien plantearnos la pregunta: ¿yo como sigo a Jesús? ¿Para Él solo, también hasta la Cruz o busco el poder y uso a la Iglesia un poco, la comunidad cristiana, la parroquia, la diócesis para tener un poco de poder?».

«La tercera cosa que nos aleja de la rectitud de intenciones es el dinero», advirtió Francisco. «Los que siguen a Jesús por el dinero, con el dinero, tratan de aprovecharse económicamente de la parroquia, de la diócesis, de la comunidad cristiana, del hospital, del colegio… Pensemos en la primera comunidad cristiana, que tuvo esta tentación: Simón, Ananías y Safira… Esta tentación estuvo desde el principio y hemos conocido a muchos buenos católicos, buenos cristianos, amigos, benefactores de la Iglesia, con honores varios… ¡muchos! Y después se ha descubierto que han hecho negocios un poco oscuros: eran verdaderos negociantes y han hecho mucho dinero. Se presentaban como benefactores de la Iglesia pero tomaban mucho dinero y no siempre dinero limpio».

«Pidamos al Señor la gracia –concluyó el Papa–, que nos dé el Espíritu Santo para ir detrás de Él con rectitud de intención: solo Él. Sin vanidad, sin deseo de poder y sin desear el dinero».