Ya son muchas las personas que afirman que, tras la muerte de Juan Pablo II, Dios está concediendo muchas gracias y peticiones de todas partes del mundo. Casi nadie duda de que hoy el cielo cuenta con un santo más. Ésa es la razón por la que no podemos estar tristes, ni perder la esperanza. Juan Pablo II ha vuelto a la Casa del Padre y por fin descansa, después de toda una vida entregada a Cristo y a los hombres.
Aunque ya se esperaba que todo el mundo se volcara en los funerales del Papa, para decirle el último adiós, nadie podía imaginar tal reacción. Millones de personas esperaron colas de hasta 7 y 8 horas para poder ver a Juan Pablo II por última vez, en la basílica de San Pedro. Su funeral, el pasado viernes, en San Pedro del Vaticano, ha sido el más multitudinario de la Historia. Se habla de tres, cuatro… millones de personas que han querido estar presentes en Roma este día. Y en Madrid, y otras capitales del mundo, los jóvenes, y no tan jóvenes, han abarrotado las iglesias durante días. Nadie había logrado jamás unir a tanta gente en una despedida… Una despedida que es un Hasta luego.