El legado de los mártires de la UCA «sigue vigente» - Alfa y Omega

El legado de los mártires de la UCA «sigue vigente»

35 años después del asesinato de los jesuitas en El Salvador, quienes los conocieron recuerdan su muerte «para seguir trabajando por la paz»

Rodrigo Moreno Quicios
Homenaje a los jesuitas asesinados en 1989
Homenaje a los jesuitas asesinados en 1989. Foto: Manos Unidas / Claudia Munaiz.

«Han pasado 35 años de la masacre y, para nosotros, su legado sigue teniendo vigencia». Son las palabras de Omar Serrano, vicerrector de Proyección Social de la Universidad Centroamericana de El Salvador en la que Ignacio Ellacuría, sus hermanos jesuitas y dos laicas locales fueron asesinados el 15 de noviembre de 1989. Durante un homenaje bajo la lluvia en este centro educativo al que acudieron Manos Unidas, estudiantes y defensores de los derechos humanos, Serrano añadió que los mártires «fueron hombres valientes que se atrevieron a decir la verdad en tiempos difíciles, defendieron al humilde, trabajaron por los derechos humanos y promulgaban la paz».

José María Tojeira, presente en el acto y rector de la UCA entre 1997 y 2010 y que salvó la vida aquella noche al dormir en una habitación fuera del campus, consideró que sus hermanos tenían el ideal de que «lo bueno de El Salvador sea lo que organice y viva en el país». Asimismo, expresó su deseo de que este aniversario sea «un acicate para seguir trabajando con intensidad, amor y fidelidad a Dios y a los mártires en esa tarea de hacer paz con justicia».

«Abren caminos de esperanza»

Raquel Carballo, técnico de proyectos de Manos Unidas en Centroamérica, destaca que el ejemplo de estos jesuitas ejecutados por la dictadura son un ejemplo para su entidad. Inspirados por ellos, «acompañamos proyectos a lo largo de todo el país y sembramos esperanza, por ejemplo, mejorando la seguridad alimentaria, contribuyendo a la generación de ingresos y recursos económicos para las comunidades». Otro de los modos en los que la oenegé contribuye al desarrollo de la zona es «defendiendo a las mujeres, su realidad y sus derechos». Así como «el medio ambiente con proyectos de agua y hábitat».

Según Marisa de Martínez, directora de la Asociación Centros Infantiles de Desarrollo, que colabora con Manos Unidas desde 1989, gracias a «esa energía» de la entidad «se mantiene la esperanza de tantos pueblos como el nuestro y se abren caminos de esperanza para la gente». Destaca la asistencia que recibe de la entidad en sus «programas para mujeres envejecidas y vendedoras ambulantes de zonas marginales que consiguen salir adelante con sus hijos».

Finalmente, Raquel Carballo sentencia que en El Salvador «la espiritualidad se puede tocar en las comunidades donde hombres y mujeres viven en espíritu permanente de agradecimiento a Dios».