El hilo de oro - Alfa y Omega

Cuando en junio de 1942 llegaron hasta el seminario de Traunstein las cartas de la Rosa Blanca se formó un gran revuelo. Las SS no habían logrado mantener en secreto la resistencia contra Hitler de este grupo de universitarios que enviaban de forma anónima a intelectuales de Múnich llamamientos a la resistencia. Entre aquellos seminaristas se encontraba Joseph Ratzinger, como cuenta Peter Seewald en la biografía Benedicto XVI. Una vida (Mensajero). «Habíamos hablado sobre el grupo», cuenta Ratzinger, «y nuestra clase simpatizaba son ellos. Todos decíamos en dialecto bávaro: ¡cómo molan!». Y en este momento Joseph agarró ese hilo de oro. Ese mismo hilo que agarraban Hans y Sophie Scholl, y sus compañeros Christoph Probst, Alexander Schmorrell y Willi Graf. Acompañados por su profesor, Kurt Huber.

Hans y Sophie habían sido miembros entusiastas de las Juventudes Hitlerianas y de la Liga de Muchachas Alemanas, pero el cambio de opinión se fraguó cuando Sophie asiste a la denegación de admisión de su amiga judía Luise Nathan en dicha liga. A partir de aquí, una lucha espiritual y existencial se produce en la joven, acompañada por sus amigos y por unos nuevos: Bernanos, san Agustín y unos tomos de los sermones parroquiales de Newman, que encuentra por casualidad en una librería. Sermones que habían sido traducidos por el profesor Haecker, convertido a la Iglesia en 1921, y al que los nazis le habían prohibido publicar y enseñar.

Hans y Sophie habían conocido a Haecker en 1941. En veladas compartidas, lee a los hermanos extractos de su obra El Creador y la creación y de las entradas de su Diario del día y de la noche: «La esencia de la dictadura moderna es la conjugación del pensamiento unidimensional y plano con la violencia y el terror». En esos encuentros les explica cómo Newman propone la conciencia como un escudo de protección seguro contra ideologías ateas. La conciencia como recinto sagrado, «como base decisoria de la persona que actúa responsablemente», como origen de la libertad.

El hilo de oro que sujetó el Papa emérito cuando presidió la Misa de beatificación de Newman.