Fernando Fuentes: «El documento Iglesia, servidora de los pobres nos interpela a todos»
El veintisiete de abril de este año, la Conferencia Episcopal Española publicaba una Instrucción Pastoral titulada Iglesia, servidora de los pobres. Este documento estaba reclamado a voces desde hace tiempo por muchos fieles de la Iglesia española que pedían una palabra de iluminación en estos tiempos de crisis. Por fin los obispos hablaron y el documento salió un mes antes de las elecciones municipales. ¿Pretendían los obispos que los fieles vieran la verdadera realidad de nuestra sociedad e hicieran un poco de discernimiento antes de ir a la urnas? La convivencia sacerdotal de inicio de curso contó con la presencia de Fernando Fuentes, sacerdote de Cuenca y Director del Secretariado de Pastoral Social de la CEE. Esto quiere decir que es responsable de ese horno en el que se ha cocido este documento Iglesia, servidora de los pobres. ¿Quién mejor para ayudarnos a entrar en los entresijos del mismo?
A la primera pregunta del porqué de este documento, nos responde.
Lo estaba pidiendo la realidad social. Analizar la crisis nos ayuda a comprender la realidad en que vivimos y poder situarnos ante ella desde las exigencias del evangelio.
¿Qué podemos destacar él?
El documento quiere hacernos caer en la cuenta de que hay muchas víctimas como consecuencia de la crisis económica: parados, explotación de la mujer…y esto nos pide estar cerca de la realidad. Hay que notar que en dicho documento hay propuestas esperanzadoras que nos invitan a luchar contra la pobreza, pues muchas cosas se pueden cambiar. Para eso tiene que haber un acompañamiento en el que las parroquias pueden implicarse. También tenemos que cambiar muchos estilos de vida y trabajar siempre por la promoción de las personas para que todos puedan vivir con la dignidad que corresponde a todo ser humano.
¿Los obispos han pedido perdón, por no haber hablado antes y no haber puesto el dedo en la llaga de lo que estaba pasando?
Es cierto que la verdadera evangelización tiene que responder a estos retos. Los obispos han intentado hacerlo en este y en otros documentos anteriores. Tal vez tendrían que haberlo hecho más afinadamente. Pero siempre han tratado de estar ahí, al lado de los que más sufren. Cáritas que es la Iglesia y otras instituciones eclesiales, ahí han estado; ayudando en todo lo que han podido. No cabe duda que un verdadero cristiano tiene que estar siempre comprometido con sus hermanos, especial¬mente con los que más sufren.
¿Es posible que este documento tan importante quede en el olvido de las estanterías?
No debe ocurrir esto. Los sacerdotes, los responsables de comunidad deben hacer todo lo posible para que todos puedan conocerlo. Es necesario leerlo en grupos, analizarlo, comentarlo y meditarlo. Naturalmente un buen conocimiento de este documento nos ayudará a discernir cómo vivimos nuestra fe, una fe que no puede ser desencarnada sino comprometida con el mundo real.
¿Qué propuestas se hacen en el documento?
Pues que las Cáritas y todos los grupos cristianos sigan llevando adelante esa acción solidaria con los más pobres. Hay que incrementar una formación socio-política entre nuestras gentes para que tomen conciencia de la realidad en que vivimos. Tenemos que revisar el modelo económico en que estamos metidos para que las desigualdades no se acentúen y la Economía sirva siempre al bien común. Nos hace falta tener una ética personal que nos dicta cuáles deben ser nuestros comportamientos para una mejor convivencia social.
¿Y de la corrupción que nos dice?
Ciertamente esto es un hecho penoso que está marcando nuestra vida social y que está haciendo mucho daño. Hace falta, por tanto, una regeneración moral política. Es necesario que cambien muchos de estos comportamientos para que haya más transparencia en la vida política y económica. Pero tenemos que empezar por nosotros mismos, porque en cierta medida todos somos un poco corruptos: una factura con IVA o sin IVA preguntamos muchas veces. Hay que tomar conciencia colectiva de no hacer ciertas cosas porque cuestan más. La cuestión de la corrupción es nuclear para sanar la sociedad, porque si no se actúa contra ella la vida pública puede quedar tocada.
¿Qué nos diría como mensaje final?
Nosotros no podemos decir eso de que la política no me interesa. Tiene que haber cristianos con verdadera vocación política. Debemos estar todos atentos haciendo discernimiento para ver dónde está el bien y el mal. De lo que se trata es de participar, de arrimar el hombro en lo que podamos y crear opinión para que las decisiones que se tomen dentro de los grupos políticos, sindicales, asociaciones, o en toda clase de reuniones vayan orientadas a buscar el bien común.