El coleccionista. Olvidar no se hace. Solo sucede - Alfa y Omega

Somos recibidos en un escenario sencillo, desnudo excepto por la presencia de una cama y dos sillas. Un hombre de mirada penetrante aguarda sentado sobre una de ellas. Con un libro entre las manos, no uno cualquiera: es su diario de observaciones. La memoria más preciada para un coleccionista. Entonces nos desvela sus sueños, una historia esbozada a pinceladas que nos permiten conocer sus anhelos y sus sombras.

Desde ese momento se enfrentan dos arquetipos. Un personaje atemporal que podría ser extraído de cualquier drama y ubicado en cualquier época. Ante él una mujer actual, con inquietudes, sueños, de las que están acostumbradas a llevar la sartén por el mango la mayor parte de las veces. La relación no es fácil, las circunstancias tampoco, los diálogos cargan con el peso de la obra y conducen al espectador a la situación límite donde todo estalla.

Una interpretación sólida mejora el sabor de boca que deja la desesperanza del último sorbo de El coleccionista. John Fowles, el autor, aseguraba que su intención era analizar las consecuencias de enfrentar a los dos grupos en los que, según Heráclito, la humanidad estaba dividida: una élite moral e intelectual (los aristoi) y una masa conformista y sin ánimo de pensar: los hoi polloi. El papel de la educación es clave, y la justicia y la felicidad parecen cada vez más lejanas.

Siempre hay una primera vez para conocer una historia. Para cometer un error. Para hacer una locura.

El coleccionista

★★★☆☆

Teatro:

Sala Arte & Desmayo

Dirección:

Calle Baleares, 14

Metro:

Marqués de Vadillo

Hasta el 8 de octubre