El centro de nuestra fe
En medio de la crisis económica, política y social que vive Europa, la persona de Jesús suscita un renovado e inesperado interés. Cuando mitos de riqueza fácil y rápida de años pasados parecen desmoronarse, la figura del Resucitado vuelve a conquistar corazones por su autenticidad. Esto es lo que está demostrando el Congreso internacional que se celebra, desde hoy hasta el sábado, en el Vaticano, sobre Jesús, nuestro contemporáneo
El congreso Jesús, nuestro contemporáneo, que hoy comienza en el Vaticano, es una iniciativa promovida por el Proyecto Cultural de la Conferencia Episcopal Italiana, y reúne a teólogos de diferentes credos, artistas, políticos, economistas…, procedentes de varios países del mundo, para dialogar y comprender por qué aquel hombre que vivió en Palestina, hace dos mil años, sigue cambiando las vidas de millones y millones de personas.
Entre los participantes en el congreso, se encuentran los cardenales Ruini, Ravasi, Zen, Scola, y otras figuras como monseñor Fisichella, Jean-Luc Marion, Giulio Ferrara, Thomas Söding, Andrea Riccardi, Piero Coda, Francesco D’Agostino y Sergio Belardinelli, entre otros. Según ha explicado el cardenal Camillo Ruini, obispo Vicario emérito de la diócesis de Roma, este evento busca «modelar nuestra vida siguiendo la vicisitud histórica, única e irrepetible» de Jesucristo. Una vicisitud que, después de años de investigaciones históricas, «ahora se hace profunda y concreta, incluso en el punto más controvertido: el de la Resurrección».
De hecho, el cardenal Ruini, que ahora es presidente del Proyecto Cultural de la Conferencia Episcopal Italiana, aclara que este congreso busca mostrar que la fe «no es un salto al vacío», sino «una opción razonable».
El congreso, de hecho, busca profundizar, en primer lugar, sobre el carácter histórico de la vida de Jesús, avalado por nuevas pruebas y argumentos históricos. En segundo lugar, constata la actualidad de Jesús.
La opresión del pensamiento materialista
«Si queremos evangelizar verdaderamente al mundo de hoy —explicó el cardenal Ruini, al presentar esta iniciativa a un grupo de periodistas—, no podemos mantener la fe dentro de nuestra conciencia, o esconderla en las iglesias, sino que tenemos que llevarla a las circunstancias comunes de la vida, como un ingrediente que no puede sustituirse».
Un acontecimiento, por tanto, que quiere ser un despertador para una sociedad que «parece cada vez más oprimida» por el pensamiento materialista, que sin embargo no es capaz de reprimir el espíritu.
La divinidad de Jesús no es un hecho abstracto
Entre los participantes en el encuentro, están también los rabinos David Rosen y Elia Enrico Richetti, o el teólogo anglicano Nicholas Thomas Wright, que ha venido a Roma para defender con convicción la resurrección de Jesús. De hecho, el gran éxito del congreso consiste en no haber encerrado esta reflexión sobre la persona de Jesús dentro de la sacristía del mundo católico, sino en haber logrado que se convierta en un interrogante para toda la sociedad, en particular en el mundo de la cultura y del arte.
Jesús, nuestro contemporáneo es «un acontecimiento de carácter extraordinario», ha declarado el alcalde de Roma, Gianni Alemanno, quien acompañó al cardenal Ruini en la presentación del encuentro. Se trata, aseguró, «de un esfuerzo poco común para poner en relación los fundamentos de la fe con la vida contemporánea». Y prosigue: «Desde el punto de vista del hombre común, se da a veces una división entre el personaje histórico de Jesús y la tendencia a ver su divinidad como un hecho abstracto. El congreso asume el desafío de derribar este muro, demostrando cómo la vida cotidiana sólo logra ser positiva si vuelve a los grandes puntos de referencia, como la profesión de fe».
Un humanismo moderno
«Volver a descubrir la relación carnal entre la persona humana de Jesús y su divinidad —concluyó el alcalde de Roma— es, por tanto, una necesidad urgente para nuestro tiempo, así como el camino para dar vida a un humanismo moderno».
Se trata del segundo congreso de estas características organizado por la Conferencia Episcopal Italiana. El primero, celebrado antes de Navidad de 2009, puso en el centro la figura de Dios, hoy. Se trata, como se puede ver, de una manera eficaz ideada por los obispos italianos para replantear a esta sociedad en mutación los fundamentos de la fe.