El aprendiz de mago Murphy debe enfrentarse a un día a ponerse al frente de la prestigiosa escuela de magia que dirige el viejo profesor Haffelpuffengoldenagnustrugenrogen, debido a las repentinas vacaciones que éste decide tomarse unilateralmente. Durante ese tiempo, el aprendiz, ayudado de un extraño conserje jorobado llamado Aigor, deberá conseguir ganarse el preciado título de magia. Para tal propósito, Murphy contará también con la ayuda del público, padres e hijos a partes iguales.
Sexta temporada que la compañía Aldán Company pone en cartel este show, a caballo entre obra de teatro y espectáculo de magia. El productor y dueño de la compañía Eduardo Aldán y el propio Murphy, son los artífices de la idea y el guión.
Es interesante conocer la trayectoria como guionista de Aldán. Actor y guionista del Club de la comedia, Caiga quién caiga, Tienes talento y El lingo. Además, como productor teatral ha conseguido tener en cartel durante otras tantas temporadas obras como Espinete no existe y Maldito naranjito. En definitiva, nos encontramos delante de un hombre con bastante trayectoria de éxitos de público, pero ¿es el éxito de público garante de un buen espectáculo? Diría que no siempre es así. Desgraciada e inexplicablemente, el público aplaude a veces espectáculos que no están a la altura de ser llamados como tal. Algo que me resulta sumamente inquietante…
En el caso de Escuela de magia, está claro que tanto Aldán como Murphy han hecho un esfuerzo por agradar al público al que se dirige –en esta ocasión, el familiar–, inventando una curiosa forma de presentar la magia. Vertebrado por cinco grandes trucos de magia, el show avanza entre risas y juegos. Una de los aciertos más destacables es el de la entrega en la taquilla de un kit de magia a cada niño para ser utilizado convenientemente en diferentes momentos. Los niños disfrutan de lo lindo aprendiendo y haciendo ellos mismos los trucos más sencillos. Algunos gags funcionan francamente bien, y Murphy resulta ser un mago con recursos y con capacidad de improvisar.
Otro acierto es el de la figura del profesor Aigor, el actor Israel Criado. En su papel de Aigor, el actor consigue crear un personaje muy divertido que engancha con el público, tanto infantil como adulto, por su torpeza y su verborrea. Consigue sin duda los momentos más divertidos y es el personaje que introduce la mayoría de los guiños a los adultos (todos ellos muy blancos). En definitiva, todo es bastante redondo. Resulta ideal para ir con niños de entre 6 y 12 años, aunque el target se puede ampliar tanto por arriba como por abajo; algo bastante difícil de conciliar, lo cual supone un logro más para esta Escuela de magia.
Por poner un pero diría que le falta algo más de chispa en todo su conjunto. Aunque suene algo paradójico, le falta magia. Todo suena a demasiado visto. No obstante disfrutarás tanto con tus hijos que no te arrepentirás de haber ido.
★★★☆☆
Pequeño Teatro Gran Vía
Calle Gran Vía, 66
Santo Domingo, Plaza de España, Callao
ESPECTÁCULO FINALIZADO