«El aborto solo cabe en un sistema machista, enfermo y permisivo con la violencia»
El testimonio de Leire forma parte de los actos de la Marcha Sí a la Vida que tiene lugar este domingo en Madrid
«Recibir la noticia de que estaba embarazada fue un golpe muy duro, no entraba en nuestros planes, estaba muy perdida. Era un marrón y busqué soluciones porque estaba superada. Quería eliminar eso de mi vida como si nunca hubiera sucedido, y sin supuestos daños secundarios»: así narra Leire en un video difundido por RedMadre el aborto al que se sometió hace años, con ocasión de la Marcha Sí a la Vida que va a tener lugar este domingo en Madrid, desde Serrano hasta la Puerta de Alcalá, a las 12 horas.
Cuando supo la noticia de su estado, Leire se lo contó a sus padres, junto a su decisión de abortar, «y para mi sorpresa su reacción fue de completa aprobación», reconoce.
Así, el día en que fueron al centro abortista elegido «fuimos como quien va a la peluquería. Salimos de la sala y de eso no se volvió a hablar nunca más. No lo hablamos ni en mi familia, ni yo con mi pareja», recuerda Leire.
Pero aquello que pasó allí dentro «volvería más tarde a mi conciencia», ya que Leire comenzó una terapia para tratar unos vértigos que le sobrevenían en situaciones de estrés: «Aparentemente mi vida estaba bien, pero había algo que me molestaba. Esa terapia me hizo ser consciente de muchas cosas a las que estaba cegada. Estaba anulada como mujer y como ser humano».
En ese camino de terapia «salió el tema del aborto con toda su fuerza y me di cuenta de que había cometido un error gravísimo». A día de hoy «es una herida que no está curada y que no sé si se curará alguna vez. Fue el mayor error de mi vida. Ese dolor que llevaba dentro era un dolor infinito», confiesa.
Pero no es la única: «Millones de mujeres como yo lo tapan, y le quitan importancia, porque no puedes soportar verlo como es: que le has quitado la vida a un ser humano que venía al mundo. Pero por dentro ya estás rota… La culpa que sientes es terrible».
La buena noticia es que Leire salió de ese abismo «gracias a personas conscientes de que la vida es sagrada y de que nadie tiene el derecho a quitársela a otro ser humano. Son personas que tienen suficiente amor como para comprender por lo que estaba pasando, que no me culparon, y que me ayudaron también a también a reconocerme como víctima, algo a lo que al principio me resistía».
Porque para Leire «todas las mujeres que han abortado son víctimas de un sistema machista que permite y defiende el aborto como un derecho y algo legítimo para la dignidad de la mujer. Eso solo cabe en un sistema social enfermo y permisivo con la violencia».
Para ella, «el activismo feminista debería luchar también por los derechos de la mujer embarazada, y acompañarla en todo lo que necesite, porque muchas mujeres abortan por motivos económicos».
Leire ha encontrado esa compañía después en la organización RedMadre, que acompaña a las mujeres de forma económica y psicológica para que puedan llevar a término su embarazo», un apoyo imprescindible «porque de las mujeres que piensan en abortar y cuentan con este tipo de apoyo, al final las que lo hacen suponen un porcentaje mínimo».