Con nocturnidad y sin consenso

#StopLeyCelaá y #ReliEsMás se colaron el pasado lunes entre las tendencias de Twitter. Estas etiquetas todavía vivas, con miles de mensajes, escenifican el enfado de familias, docentes y centros con la Ley Orgánica de Modificación de la LOE (LOMLOE) impulsada por el Ejecutivo de Sánchez, cuya tramitación avanza aun en el Estado de alarma.

Aparte de que el texto pone en cuestión la libertad de elección, amenaza la existencia misma de los centros de educación especial y cuestiona la asignatura de Religión, entre otros puntos polémicos, se pretende implantar con nocturnidad y sin consenso de ningún tipo. Como subrayan desde la Delegación Episcopal de Enseñanza de Madrid, adherida a las protestas junto al resto de delegaciones diocesanas de España, es «una ley que merece ser dialogada con todas las fuerzas políticas y estudiada con sosiego», más en este «periodo incierto» por el coronavirus. Advierten, además, de que sería la 8ª ley educativa de la democracia y convendría «perfilar un marco general que soporte la educación de varias generaciones». ¿Hay voluntad?