Dos nuevos beatos, mártires del genocidio armenio

Dos mártires del genocidio armenio, nuevos beatos

Leonard Melki y Thomas Saleh, capuchinos, fueron asesinados en Turquía. Serán beatificados este sábado en el Líbano, su país de origen

Redacción
Mártires del genocidio armenio
Leonard Melki, arriba a la izquierda, y Thomas Sale, abajo a la derecha, con otros compañeros capuchinos. Foto: CNS.

El Convento de las Hermanas Franciscanas de la Cruz en Jal al Dib es un lugar conocido por todos los libaneses como sede del primer hospital para discapacitados mentales nacido en el Líbano, como obra de misericordia de la Iglesia. Será también, este sábado, el escenario de la beatificación de los mártires Leonard Melki y Thomas Saleh, capuchinos asesinados por odio a la fe en Turquía durante el genocidio de armenios y otros cristianos en 1915.

«Quizá alguien pueda decir “¿qué tiene que ver con nosotros un martirio que ocurrió hace 100 años?”», ha reconocido el obispo franciscano conventual César Essayan, vicario apostólico de Beirut para los católicos de rito latino, a Noursat TV. «Pero también nos interesan sus actos de caridad. También hoy estamos llamados a reconocer la obra del Espíritu Santo en estos actos de caridad. La caridad se manifiesta en el ofrecimiento de uno mismo por los demás, y esto no es un servicio humano, sino que viene del Espíritu Santo. Hoy celebramos no a dos hermanos muertos, sino a dos hermanos resucitados en Cristo, que nos muestran el camino de la santidad».

Se trata de una ocasión para que, en medio de las dificultades que atraviesa el país de los cedros, la gente exprese su gratitud por el tesoro de fe, esperanza y caridad de los nuevos beatos. Por eso, la Iglesia ha querido preparar la beatificación con una semana de encuentros, vigilias de oración, procesiones y conciertos. El acto central estará presidido por el cardenal Marcello Semeraro, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

417 asesinados

El 5 de junio de 1915, las autoridades otomanas arrestaron al director del colegio de los capuchinos en Mardin, al sureste de la actual Turquía. El hecho de ser el profesor de francés lo hacía sospechoso de colaborar con Francia, país enemigo del Imperio otomano durante la Primera Guerra Mundial. Pero, de trasfondo, estaba el genocidio contra los no turcos y no musulmanes que el régimen estaba perpetrando.

Nacido en Mabdat (Líbano) en 1881, Yūsuf Habīb Melkī era sacerdote maronita además de fraile capuchino con el nombre de fray Leonard. Ya había servido en distintos conventos en Armenia y Mesopotamia, antes de llegar a su último destino. Cuando el peligro se hizo evidente, no quiso huir para no abandonar a un hermano anciano. Detenido, sufrió duras torturas por negarse a convertirse al islam. Durante varios días le dieron palizas, lo arrastraron escaleras abajo por la barba, lo colgaron de los pies durante horas y le arrancaron las uñas de manos y pies.

Luego fue incluido en una de las caravanas de la muerte organizadas por los otomanos con armenios, siriacos, caldeos y protestantes en el marco del genocidio puesto en marcha en la actual Turquía durante la Primera Guerra Mundial. Fue asesinado el 11 de junio en medio del desierto con el obispo armenio Ignace Maloyan y 415 vecinos de Mardin.

Por esconder a un sacerdote armenio

Thomas Saleh, cuyo nombre de nacimiento era Géries, era paisano de Melki, y dos años mayor que él. Recibió la ordenación sacerdotal en 1904. Su vida misionera en la península de Anatolia se desarrolló principalmente en las ciudades de Mardin, Kharput y Diyarbakir. En diciembre de 1914, fue expulsado con uno de sus cohermanos y algunas hermanas del convento de Diyarbakir, y se refugió en el de Urfa. A principios de 1917, fue arrestado junto con sus compañeros, acusado de esconder a un sacerdote armenio en el convento y de poseer un arma. Deportado de un lugar a otro, enfermó de tifus y murió de penurias y malos tratos en Marash, probablemente el 18 de enero de 1917.

El 27 de octubre de 2020, el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto sobre el martirio de ambos. El reconocimiento de este martirio por parte del Vaticano fue mucho más cuidadoso que la canonización masiva de millón y medio de víctimas del genocidio celebrada por la Iglesia apostólica armenia en 2015. Pero no deja de ser una toma de postura muy significativa. Sobre todo considerando el revuelo causado ese mismo año por el uso que hizo el Santo Padre ese mismo año de la palabra «genocidio», que marcó su viaje a Turquía un año después.