De la reivindicación al testimonio - Alfa y Omega

Desde hace ya bastantes días las redes sociales y los anuncios se han convertido en el foro desde el que reivindicar la salvación de la Navidad. A todas horas y con cualquier motivo, visto que la pandemia podría cargarse la Navidad, se lee eso de #SalvemosLaNavidad, en un intento de salvar los comercios, la hostelería y las agencias de viajes. Dado que vamos a quedarnos en casa, que no va a haber cenas y comidas de empresa, que los encuentros familiares van a reducirse, hay que esmerarse por salvar la decoración navideña, buscar outfits ajustados a un entorno casero y derrochar alegría por doquier, porque ¡ya bastante duro ha sido el 2020! En resumidas cuentas, se trata de suplir con optimismo una situación incierta y dolorosa para evitar que nos amarguen el turrón.

Reconozco que es difícil resistirse a todas estas invitaciones. No solo porque el 2020 ha sido duro, sino porque el 2021 no pinta mucho mejor. La enfermedad, la muerte, el desempleo, la precariedad laboral, la crisis económica y la falta de expectativas son difíciles de digerir. Y, pese a ello, es la realidad de la que como cristianos no podemos escapar. No porque la Navidad nos pertenezca, sino porque esta Navidad es una oportunidad propicia para redescubrir el sentido pleno de la encarnación, así como los imperativos evangélicos que brotan de la opción radical de un Dios que se hace humano para compartir el destino de la humanidad. Quizás, ni en lo personal, ni en lo comunitario, volvamos a tener nunca una oportunidad como esta.

Hace unos días, el director general de los bernardinos, a propósito de la autorización para celebrar de nuevo la Eucaristía dominical, lanzaba en la televisión una interesante provocación. Más allá de las decisiones políticas y administrativas adoptadas con relación a las celebraciones religiosas en un contexto de pandemia, es esta realidad concreta, y no otra, la que se presenta como una oportunidad única de expresar socialmente la importancia de los elementos centrales de su fe. Frente a la reivindicación, el testimonio, decía Laurent Landete. No hay real decreto que pueda con ello.