Claves de la reforma
El objetivo es convertir a la Santa Sede «en un modelo de gestión financiera», y extremar las cautelas para que ningún escándalo salpique el buen nombre de la Iglesia, según ha explicado el cardenal George Pell, Prefecto de la nueva Secretaría de Economía. El purpurado australiano, uno de los 8 cardenales que asisten al Papa en la reforma de la Curia (en realidad son 9, consolidada la presencia en el Consejo de Cardenales del Secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin), presentó, la pasada semana, la nueva estructura económica de la Santa Sede. Es el resultado visible de un año de intensos trabajos, que comenzaron en junio de 2013 con la puesta en marcha de una comisión para la reforma del IOR (popularmente, Banco vaticano), decisión a la que seguirían otras muchas en este terreno. Comisiones, Consejos, asesorías externas, grupos de trabajo… Las piezas del puzzle empiezan ahora a encajar. Las palabras clave son transparencia y racionalización de las estructuras. Al final del proceso, se vislumbra una Curia aligerada de innecesarias cargas burocráticas y de viejas y anquilosadas inercias, plenamente volcada, sin distracciones, en el servicio a la Iglesia y a la misión del Papa. Éstas son las grandes líneas del nuevo cuadro económico de la Santa Sede:
–IOR. Comienza una nueva fase en el Instituto para las Obras de Religión, tras una breve pero intensa etapa bajo la guía del alemán Ernst von Freyberg, que ha concluido la adaptación de la entidad a las normativas y estándares internacionales, y ha escrutado una a una sus cuentas, cerrando aquellas que presentaban la más mínima sombra de sospecha. En esta Fase II, con el francés Jean-Baptiste de Franssu como Presidente (uno de los expertos laicos del equipo que ha puesto en marcha las reformas en el Vaticano), el IOR se desprenderá de su rama financiera, y se limitará a ofrecer canales de pago a la Santa Sede, y a proporcionar productos de ahorro, crédito y asesoría financiera a entidades de Iglesia. El área de inversiones se traspasa a una nueva entidad, el Vatican Asset Management (Gestión de activos vaticanos), bajo el control de la Secretaría de Economía. El IOR no sólo recupera su fisionomía originaria, cuando Pío XII creó la entidad como instrumento al servicio de la misión y del sostenimiento de las Iglesias pobres: expertos de todo el mundo vienen señalando la necesidad de desligar la Banca comercial de la Banca de inversión para prevenir los escándalos financieros de los últimos años (preferentes, subprime, manipulación de precios…). La opacidad y el alto grado especulativo de los productos financieros en los últimos años han provocado además que, sin pretenderlo, muchos ahorradores terminen financiando negocios de dudosa moralidad.
–APSA. Más profundos son aún los cambios en la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica, organismo creado en 1929, tras los Pactos de Letrán, para administrar los bienes vaticanos y las compensaciones italianas por los territorios pontificios usurpados. Mediante un motu proprio del Papa, la Sección Ordinaria del APSA se transfiere al Vatican Asset Management, junto con la cartera de inversiones del IOR. El APSA se convierte en una Tesorería vaticana, con funciones de Banco central, tal como recomendó el Consejo de Europa.
–La Secretaría de Economía. Este organismo, subordinado al Consejo de Economía (hasta ahora, formado por 8 cardenales y 7 expertos laicos), tomará el control de la gestión diaria y del patrimonio de la Santa Sede, asumiendo funciones de la Secretaría de Estado. En septiembre, la Secretaría de Economía empezará a preparar el presupuesto para 2015, en coordinación con los diversos dicasterios y departamentos vaticanos, que rendirán cuentas de la ejecución presupuestaria. Al margen de este organismo, queda el Auditor General, que responderá directamente ante el Papa y supervisará el trabajo de los distintos departamentos.
–Medios de comunicación. La Santa Sede anunció la puesta en marcha de un Comité para mejorar la coordinación y ahorrar recursos en los medios de comunicación vaticanos (L’Osservatore Romano, Radio Vaticana, Centro Televisivo Vaticano, Sala de Prensa y Consejo Pontificio de las Comunicaciones Sociales), y fortalecer los nuevos canales digitales, a través de los que el Papa llega de manera especial a los jóvenes. Al frente de un grupo de expertos internacionales, estará el político británico Lord Christopher Patten, ex director de la BBC.