Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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La patria potestad, ¿está en peligro?

El día 19 de junio fue noticia que el Tribunal Superior de Derechos Humanos, de Estrasburgo, ha sentenciado contra España por los dislates que se están cometiendo en materia de menores: la condena fue por separar a una niña de su madre, que era indigente. Yo no soy experto, pero esta sentencia viene a corroborar la creación de la Asociación para la Defensa del Menor y otras similares, preocupadas por el tema. Es evidente que algo esta pasando, pues el caso que ha motivado este fallo judicial es de un desarrollo perfectamente aplicable a otros muchos. No parece razonable, ni dentro de los más elementales esquemas de derechos humanos, que las leyes atribuyan la suspensión de la patria potestad a meros informes de empleados de los Servicios Sociales, muchos de los cuales no están juramentados para que su declaración haga fe, aunque luego lo recubran de un falso proceso judicial civil, sin escuchar ni esperar a la sentencia de lo Penal, que es la que fija si, en un caso, hay malos tratos. De este modo, los padres de una criatura quedan expuestos a que a alguien le parezca que no trata a sus hijos con las debidas garantías para que les retiren la patria potestad y entreguen al menor a un centro de acogida. Es realmente una práctica infame.

Gerardo García Rodríguez
Santander

Amaos unos a otros como Yo os he amado

Somos cristianos llenos de esperanza si nos instruimos en la Palabra de Dios. Cortos son los momentos, en nuestra vida cotidiana, en que sobrellevamos con templanza los avatares de este mundo. En el Evangelio recibimos la alegría de saber que tenemos acceso al perdón de nuestros pecados. Padecemos mucho porque amamos mucho la riqueza y porque, a veces, dedicamos amor y confianza a los humanos y olvidamos el amor a Dios. Jesús lloró cuando supo de la muerte de su amigo Lázaro, y las hermanas de éste, que conocían el poder divino del Maestro, le suplicaron: Si tú hubieras estado aquí, no habría muerto. Confieso que he sufrido muchísimo la partida de seres muy queridos, pero sin expresar tragedia. El Señor se introducía en mi intimidad a repetirme: El que cree en mí no morirá; Yo estaré con vosotros hasta el fin de los siglos… Te doy gracias, Señor Jesús, porque en lo más triste de nuestras vivencias, Tú nos ofreces consuelo y verdad.

Manuela García Román
Madrid

Una crítica injusta a un buen obispo

Una Carta que el obispo de Córdoba, monseñor Demetrio Fernández, escribió a principios de año sobre la ideología de género, hacía referencia a que esta ideología rompe con la familia y con «todo lazo del hombre con Dios a través de su propia naturaleza, sitúa al hombre por encima de Dios, y entonces Dios ya no es necesario para nada, sino que hemos de prescindir de Él, porque Dios es un obstáculo para la libertad del hombre». Sus palabras no han sido del agrado de diferentes políticos, entre los que destaca el portavoz de la Junta de Andalucía, Miguel Ángel Vázquez. Éste, en su blog personal, le dedicó a monseñor Fernández distintas acusaciones: «La posición del obispo no puede ser más reaccionaria, se adentra hasta el tuétano en los terrenos de la misoginia, el machismo y la discriminación por razón de sexo»; «Dentro de la visión retrógrada, el obispo hace una apelación a la familia tradicional», etc. El político socialista aprovechó la Carta para insultar al obispo de Córdoba, a la Iglesia y a la asignatura de Religión, un «adoctrinamiento no acorde a los tiempos que corren». Este señor muestra a las clara dónde nos ha llevado el PSOE en los últimos 8 años de Gobierno.

Lluis Esquena Romaguera
Torroella de Montgrí (Gerona)

De una niña de 6 años, al Papa Francisco, tras su elección

Querido Papa: Mi nombre es Paula, tengo 6 años. El miércoles, cuando me fui a cenar, vi en la tele que había fumata blanca y me puse muy alegre. Mientas esperábamos, yo estaba muy impaciente porque ya te quería conocer. También echaba mucho de menos a Benedicto 16, pero estaba muy contenta porque teníamos un nuevo Papa. Cuando ya saliste, era súper emocionante. Me dio sorpresa cuando vi que eras argentino. Cuando te pusiste a rezar, yo lo hice contigo. Espero en mi corazón que seas muy bueno y que contigo esté el Espíritu Santo y que a las personas que no conocen a Dios ni a Jesús ni a la Virgen les ayudes a conocerlos. Voy al colegio Highlands en Madrid, y todos los años celebramos el Día del Papa y llevamos lazos blancos y amarillos como la bandera del Vaticano que está en la puerta del cole. Si quieres, un día puedes venir a verlo. En el patio voy a rezar por ti delante de la Virgen. Me tengo que ir a dormir. Adiós, un beso.

Paula
Madrid

Las gafas de Dios

Hace unos días, leí que está de moda llevar gafas de sol similares a las que llevaban artistas como Audrey Hepburn: montura oscura y tamaño grande. Yo ya he visto a varias personas con esas gafas. Propongo otra moda de gafas, duradera, permanente y que nunca caduca: mirar con las gafas de Dios. Estos días he reflexionado, en un silencio sonoro, con Jesús Eucaristía. Venía de días muy nerviosa, como enfadada con el mundo, y este silencio con Jesús Eucaristía me ha calmado, me ha dado paz y me ha hecho feliz. Y eso es porque me he puesto las gafas de Dios y veo todo distinto a como lo veía. Se han pasado las zozobras y las penas. Ahora, veo clarísimo que, en lo que sucede en mi vida, está Dios. Dios permanece a nuestro lado, es paciente, nos deja hacer, espera a nuestra puerta. Aunque andemos perdidos, Él nos encuentra y nos señala el camino. Tenemos que ponernos las gafas de Dios, y así sabremos pedir perdón y perdonar, amar y ser amados, ver a toda la gente, y a nosotros mismos, como nos ve Dios: con misericordia, paciencia y amor.

Teresa Martínez Espejo
Internet