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El año nuevo… ¿qué nos traerá? Todo el mundo le pide a Dios cosas para este año, pero yo no quiero ser pedigüeña, bastante lata te doy cada día. Hoy solo quiero darte las gracias, porque aunque he tenido un año malo y oscuro, siempre te he tenido a mi lado. Muchas gracias, sigue conmigo, solo te tengo a Ti. Señor, que te sienta a mi lado, que me cojas la mano y no la sueltes. Te quiero, no me abandones, y que sepa y pueda darte a conocer a los demás. Te repito de todo corazón: ¡muchas gracias!
Este fin de año en Valencia hemos tenido la dicha de acoger, como a José y María, en nuestras casas en Valencia, a los peregrinos de Taizé: jóvenes cristianos –protestantes, católicos, ortodoxos, luteranos, anglicanos…– unidos por Jesús. Hemos pasado la Nochevieja con ellos bendiciendo a Dios. Hemos rezado, cantado, bailado, cenado…, sin alcohol, ni drogas, ni sexo. Y hemos acabado llenos de alegría. Otro mundo es posible para quien lo quiera ver.
A estas mujeres sí que se las podría llamar Reinas Magas, que por amor al Niño que ha nacido en Belén ofrecen todo lo que tienen a todas las personas que llaman a las puertas de sus conventos. Ellas destinan todos sus ingresos para socorrer a los más necesitados, esos que para ellas son sus amos y señores. Mañana por la mañana habrá muchas sonrisas en bastantes hogares sevillanos, y de otros tantos lugares donde ellas tienen conventos, gracias a ellas y su labor callada. Y sí, son religiosas, llevan hábito. Hay mucha gente en esta sociedad que desprecia su labor por este simple hecho. Ellas no buscan gloria ninguna, no buscan reconocimiento, solo buscan a Cristo por medio del pobre y necesitado. Ellas son las Hermanas de la Compañía de la Cruz.