Cartas a la redacción - Alfa y Omega

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Gracias a ti

Hace meses circuló un vídeo del Papa Juan Pablo II que se llamaba Gracias a ti. En 3 minutos sintetizaba lo que nosotros (dos jóvenes fruto de su pontificado) sentíamos por él. Pocas semanas después del descubrimiento de este best-seller de Youtube, se anunció la fecha de la canonización de Juan Pablo II, junto a otro gran Papa: Juan XXIII. El mismo día ¡ya teníamos billete y alojamiento! Nacho y yo viajamos a Roma a la beatificación en 2011, tres semanas antes de convertirnos en matrimonio. Al Papa le encomendamos nuestro nuevo camino y ahora, junto a los mismos familiares de entonces, ¡teníamos que volver a darle las gracias! El fin de semana de la canonización fue emocionante. Fuimos en familia, a encontrarnos con los Papas, y ¡nos topamos con una Iglesia viva! Sin darnos cuenta, nos vimos, la noche del sábado, bailando en la Plaza Navona con peregrinos polacos y, poco después, colándonos en una pequeña capilla junto a peregrinos del Congo. ¡Esto es Iglesia! ¡A esto es a lo que nos queríais conducir, san Juan Pablo II y san Juan XXIII! Miles de personas distintas en todo, unidos por los mismos Padres, y con un mismo fin: ser santos, como vosotros ya sois santos. Gracias, por ser ejemplos de que la santidad no es algo lejano, sino tangible, real… ¡y viable! Gracias a ti, san Juan XXIII, por tu valentía de querernos unificar y acercar a todos los cristianos con el Concilio Vaticano II, y con las pequeñas metas del día a día. Gracias a ti, quiero ser un poquito mejor sólo por hoy. Gracias, san Juan Pablo II, por tu amor a los jóvenes y por abrir las fronteras. Gracias a ti, estos días, sin comprender palabra, nos hemos sentido como en casa. Sólo por hoy, no tendremos miedo de abrir las puertas a Cristo. Gracias a Ti, Papa Juan, gracias a ti, Papa Juan Pablo.

Lucía González y Nacho Pereira
Madrid

La Resurrección no es un mito

La resurrección de Jesús no es un mito, como no lo son sus milagros, ni su concepción virginal, ni su divinidad. La resurrección de Jesús tampoco es una invención de la comunidad cristiana, ni una catequesis. No es la comunidad la que ha creado a la Persona y al acontecimiento que nos ha salvado y cuya luz se extendió en los primeros años tras su resurrección, sino al revés. La resurrección de Jesús es el hecho, referido desde el inicio a Él y, en concreto, a su cuerpo, acaecido en la Historia, que llena de sentido la existencia del hombre y le abre a la verdadera esperanza, que va más allá de esta vida. Jesús no es sólo un buen hombre, sino Dios hecho hombre. El que ha resucitado es el que fue crucificado. Y su sepulcro esta vacío; no un sepulcro metafórico, sino el de José de Arimatea, donde fue enterrado. Sus apariciones tampoco son metafóricas ni subjetivas, son reales. Él es el primogénito de entre los muertos, el primero en resucitar glorioso. La resurrección de Jesús es el triunfo para siempre del Señor sobre la muerte, triunfo que es para nosotros un triunfo sobre la muerte biológica, porque resucitaremos en la carne, y sobre la muerte eterna, porque teníamos cerradas las puertas del cielo, pero Jesús, que ha muerto por nuestros pecados y ha resucitado, las ha abierto y ya nada ni nadie las podrá cerrar. Ésta es la fe de la Iglesia. Expreso mi profundo dolor por aquellos a quienes les hacen añicos su fe las interpretaciones personales de supuestos entendidos, o de aquellos que reducen el cristianismo a sociología.

Ángel García-Rayo
Buenafuente del Sistal (Guadalajara)

Nuestra aventura en Roma

Tres hermanos, un cuñado, mi hijo mayor -10 años- y tres sobrinos, de 13, 12 y 10 años, fuimos en furgoneta a la canonización de Juan XXIII y Juan Pablo II. Salimos el jueves por la noche de Valladolid, llegamos a Barcelona a las 6 de la mañana, recogimos a un hermano y viajamos todo el día hasta Génova. Allí fuimos a Misa y los niños se asombraron al escuchar a un sacerdote en italiano. El viernes, dormimos cerca de Florencia, y el sábado a primera hora fuimos a Misa a la catedral, desayunamos y nos acercamos a Roma. Comimos en casa de unos amigos del Hogar de la Madre, cogimos nuestras mochilas, sacos y esterillas, y fuimos a San Pedro. Eran las cinco de la tarde, y ya había grupos en la Plaza. Nos enteramos de que la policía iba a cerrar la Plaza y la Via della Conciliazione hasta el domingo. El sábado dormimos en los jardines de Sant Angelo, y el ambiente era tan festivo que daban ganas de bailar. Era tal el tumulto que la policía abrió la Via della Conciliazione a medianoche. Mis hermanos, mi cuñado, hijo y sobrinos estaban dormidos, así que desperté a todos para entrar y coger sitio. Los niños estaban impresionados viendo San Pedro de noche, y escuchando los cantos de miles de personas. Tras una noche en vela, los niños durmieron hasta el comienzo de la ceremonia. Se portaron de maravilla y, como regalo a su feliz espera, el Papa pasó muy cerca y los saludó. ¡Fuimos a Roma a dar gracias y hemos vuelto dando gracias!

Carlos Gervás de la Pisa
Valladolid

Quiero, luego soy

He leído el Proyecto de ley para la no discriminación por motivos de género, de Andalucía, y observo errores contra el sentido común, la realidad y principios filosóficos básicos. Cito párrafos: «Se ha de otorgar soberanía a la voluntad humana sobre cualquier otra consideración física»: ¿Quiere decir que puedo ser lo que quiera independientemente de la realidad? ¿Esto podría aplicarse a otros aspectos, como al de la responsabilidad? Imaginemos que una persona no quisiera ser mayor de edad por las cargas que esto supone, aunque por su edad le correspondiera serlo. «La libre autodeterminación de género ha de ser afirmada como un derecho fundamental»: A nivel privado no habría problemas, pero, ¿debe la sociedad, la política, la sanidad, el sistema educativo plegarse a un deseo particular? Se habla del sexo-género como algo que «se les ha asignado a las personas en su nacimiento», como si el sexo fuera un accesorio postizo que no es constitutivo de la persona, lo que contradice a la biología, la psicología, la neurociencia… Se dice que «es cada vez mayor el número de expertos que piensan que la orientación sexual y la identidad de género no son condiciones médicas y que no deberían ser tratadas, curadas o suprimidas». ¿Por qué, entonces, se habla de operaciones y tratamientos para adecuar lo físico a lo psicológico? ¿Por qué no aplicar terapias psico-afectivas? La ideología subyacente formula un nuevo postulado: Quiero, luego soy.

Isabel Pinaglia
Madrid