Cáritas Diocesana de Madrid destina 30 millones de euros para sacar a 120.000 personas de la pobreza
Con motivo de la Campaña del Día de la Caridad, Cáritas presenta su memoria anual. En ella detallan que, a lo largo de 2018, atendieron a 120.000 personas a través de 400 proyectos a cargo de unos 9.000 voluntarios. También han creado cuatro nuevos programas, entre los que destacan dos pisos para menores no acompañados y las plazas de acogida para mujeres vulnerables
Un año más, Cáritas presenta su memoria anual con luz y taquígrafos. En este documento, desglosa sus gastos y pormenoriza la ayuda que ha prestado a 119.278 usuarios. Sin embargo, como explica Luis Hernández Vozmediano, director de Cáritas Madrid, «en lo que hay que fijarse no es en los números sino en la historia que hay detrás de cada una de estas personas».
A lo largo de 2018, esta entidad benéfica ha puesto en marcha 393 proyectos y servicios con el apoyo de 8.843 voluntarios. Los gastos de estas iniciativas, que suman un total de 30 millones de euros, proceden en un 77 % de aportaciones voluntarias y han servido, entre otras cosas, para conceder 13.103 ayudas directas, acompañar a 15.435 personas en situación de riesgo social, orientar en la búsqueda de trabajo a 8.735 desempleados y dar alojamiento a 500 familias en los centros residenciales y viviendas que la ONG tiene repartidas por la diócesis.
Un piso para menores
Aparte de continuar con sus programas tradicionales, 2018 también ha servido a Cáritas para poner en marcha cuatro nuevos proyectos específicos.
El primero de ellos es el Proyecto de Menores no acompañados. Con este programa, Cáritas Madrid ha puesto dos hogares compartidos a chavales como Oussama, quien ha encontrado en este espacio un lugar seguro en el que desarrollarse y llevar a cabo su proceso de inserción.
Este joven de origen marroquí abandonó su país natal «porque allí no había futuro para mí». Y aunque sus allegados trataron de convencerle que pondría su vida en peligro al cruzar el estrecho en patera, en su opinión «lo realmente peligroso era quedarme en Marruecos».
Una vez en España, Oussama ha conocido la calle y los centros de menores como el que hay en el madrileño barrio de Hortaleza. «Es peor que la cárcel porque todos los chicos consumían droga y yo no quería juntarme con ellos», cuenta en la presentación de la memoria anual
Tras pasar por estos pisos de Cáritas, ahora Oussama tiene DNI, pasaporte e incluso unas gafas nuevas. «Allí he comenzado una vida mejor. Comparado con lo anterior, he pasado de 0 a 10», considera.
Ahora, tras cumplir recientemente los 18 años, se aloja en uno de los centros residenciales de Cáritas y recibe formación para trabajar en el futuro como cocinero.
Atención específica a las mujeres
Otra de los beneficiarios de Cáritas Madrid es Maite. A pesar de tener estudios superiores y haber trabajado como diseñadora gráfica para prestigiosas marcas, aún no puede valerse por sí mismo. La muerte de sus padres adoptivos, a quienes cuidó durante sus últimos meses de vida abandonando su puesto de trabajo, la sumó en una profunda tristeza de la que aún no ha salido. «El cordón umbilical que no pude crear con mis padres biológicos… lo he acabado creando con mis padres adoptivos con la imaginación. Cuando murieron no supe qué hacer. Pasé un año queriendo morirme», confiesa esta mujer.
Al igual que Oussama, Maite también ha conocido la calle y las instalaciones del Samur Social. Debido a la saturación de los albergues durante el frío invierno madrileño, Maite tuvo que compartir pensión con otras tres mujeres drogodependientes que le robaron todas sus pertenencias. «La campaña del frío es lo peor que me ha pasado en la vida tras la muerte de mi madre», lamenta. Finalmente, acudió a la parroquia de San Antón y, de allí, el Centro de Atención a Personas Sin Hogar CEDIA 24h en el que Cáritas ha puesto 20 plazas a disposición de mujeres en extrema vulnerabilidad.
A pesar de sus malas experiencias, Maite lucha por la alegría y tiene ganas de salir adelante. «En Cáritas me han enseñado que tengo que hacer un duelo, cuidarme a mí misma y ser feliz», comenta. Ahora, vive sola en un piso que la ONG le ayuda a pagar y trabaja a brazo partido por reconstruirse tras su reciente pérdida.
Agencia de colocación y empresas de inserción
Las otras dos grandes apuestas de Cáritas para 2018 han sido una agenda de colocación para orientar laboralmente a personas desempleadas y la empresa de inserción Textil Empleo.
Esta última iniciativa pretende cambiar la forma de repartir prendas a los más necesitados. En vez de ir a los roperos parroquiales, ahora podrán acudir a una tienda física donde se exhiben las donaciones, elegir lo que más les guste y pagar con un bono de Cáritas sin que se resienta su bolsillo. Asimismo, las personas con recursos podrán comprar allí su ropa para colaborar con la causa. Tras adquirir un local, Cáritas próximamente inaugurará una tienda de estas características en la madrileña glorieta de Quevedo.