Bautizarse a los ocho años - Alfa y Omega

Bautizarse a los ocho años

Por desavenencias entre sus padres, Mauro no había podido ser bautizado hasta ahora. Una vez aparcados los problemas familiares fue el niño el que solicitó el sacramento. «Desde que es muy pequeñito tenía esta cosa de que quería ser bautizado», confiesa Sandra –su madre– a Alfa y Omega

José Calderero de Aldecoa
Interior de la Basílica Hispanoamericana de la Merced. Foto: Javier Velasco

Es habitual que los niños se bauticen al poco de nacer. De no ser así, la etapa universitaria o ya de adulto son otros de los momentos vitales en los que más gente decide entrar a formar parte de la Iglesia Católica. Menos frecuente, y por tanto más llamativo, es el caso de aquellos que reciben el sacramento entre los 8 y 15 años.

Este es el caso de Mauro, que hace una semana recibió el Bautismo a la edad de 8 años. La ceremonia se celebró en la Basílica Hispanoamericana de la Merced y en ella también recibieron la fe católica otros cinco niños de edades parecidas.

Por desavenencias entre sus padres, Mauro no había podido ser bautizado hasta ahora. Una vez aparcados los problemas familiares fue el niño el que solicitó el sacramento. «Desde que es muy pequeñito tenía esta cosa de que quería ser bautizado», confiesa Sandra —su madre— a Alfa y Omega.

Para ella, que su hijo reciba este sacramento le ha generado «mucha ilusión». También está «especialmente emocionada por el segundo nombre que ha elegido para su Bautismo: Juan Pablo». La familia le tiene mucha devoción al santo Papa polaco. Por otro lado, también es un motivo de «orgullo que Mauro haya pedido el Bautismo en este momento en el que la religión parece estar tan denostada».

Además de ilusión, emoción y orgullo, Sandra siente felicidad de poder compartir este momento con su madre, que «trabaja en África y que ha venido desde allí para el bautizo». Aunque, «mañana mismo se vuelve».

Momento del bautismo de Mauro. Foto: José Calderero

Por nuestro nombre

El sacramento se celebró durante la Misa de niños de 11:00. En la homilía, el padre mercedario Miguel Ángel se refirió al Evangelio proclamado pocos minutos antes —el de la vocación de los primeros apóstoles— y dijo: «En esta Eucaristía vamos a vivir lo mismo que hemos leído y proclamado en el Evangelio. Dios va a pasar y va a llamar a estos niños por su propio nombre, y los va a llamar para que le sigan».

Para el religioso, «esto es lo grande de Dios. El Señor no llama en masa, sino que conoce cada uno de nuestros corazones y nos llama con nombre propio. Por eso, cada uno de nosotros tiene una misión en la Iglesia, y ellos la van a recibir hoy». Y esto es siempre «un motivo de alegría».