¿Batalla cultural o diálogo entre fe y cultura? - Alfa y Omega

¿Batalla cultural o diálogo entre fe y cultura?

Andrés Martínez Esteban
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De un tiempo a esta parte se habla, al menos en determinados ambientes y muy especialmente en redes sociales, de batalla cultural. Pero, si me preguntasen quiénes son los contrincantes en esta guerra, yo no sería capaz de describirlos. Y si preguntásemos a los pensadores o articulistas que escriben sobre esto quiénes se enfrentan en esta batalla, posiblemente dirían cosas totalmente distintas. Sin embargo, hay quienes tienen claro que esta lucha es una legítima defensa frente a aquellas ideologías que pretenden destruir la imagen judeocristiana de hombre y, en consecuencia, acabar también con los fundamentos de la civilización occidental que se han construido sobre Grecia, Roma y Jerusalén; esto es, la razón, el derecho romano y la fe cristiana.

Ahora bien, quizás cuando se habla —así de manera impersonal para no herir sensibilidades— de batalla cultural, olvidamos que el cristianismo desde sus inicios es contracultural, pero no porque luchara contra la cultura de cada época, sino porque entró en diálogo con ella. Desde los orígenes del cristianismo, la fe ha desafiado a la cultura y esta ha desafiado a aquella. Y porque esto ha sido, es y será así me parece especialmente interesante el libro que hoy reseñamos.

El teólogo Paul O’Callaghan nos ofrece en esta obra algunas claves importantes que nos pueden ayudar a ver en la cultura no a un enemigo de la fe, sino precisamente a un aliado necesario porque es el medio por el que se forjan los hombres y mujeres a los que va destinado el mensaje evangélico. Y «así como la cultura acude a la fe y es enriquecida, informada y transformada por ella, así la fe se sostiene y adquiere un perfil visible y comunicable por medio de la cultura».

Es verdad que esta relación entre fe y cultura es en ocasiones conflictiva. Es cierto también que el peligro, según advierten y temen algunos, de ceder en las verdades fundamentales de la fe y, por tanto, dejar que determinadas ideologías ganen terreno es un hecho.

Ahora bien, no podemos olvidar que los cristianos no vivimos al margen de la sociedad y, por tanto, no somos inmunes a las corrientes culturales que hay en nuestro entorno. Y ante esto caben tres opciones. Una es, como venimos diciendo, declarar la guerra; otra es construir zonas de aislamiento como en The last of us, para que esas culturas contrarias a la fe no nos contaminen; pero puede haber una tercera, la única que también desde los orígenes del cristianismo ha dado resultado, el diálogo.

El diálogo entre la fe y la cultura no significa ceder en la verdad, pero tampoco imponerla. Este diálogo conlleva, como muy bien explica O’Callaghan en este libro, dejar que la cultura interrogue a la fe, que la cuestione. Al mismo tiempo, la fe, que es por naturaleza compasiva, porque es la respuesta al Dios de la misericordia que se da a conocer en Jesucristo, desciende hasta la cultura encarnada en cada persona, para curar sus heridas, levantarla de sus caídas y mostrarle la belleza de ser cristiano; es decir, de haber conocido la Verdad que sacia el corazón del ser humano.

En definitiva, la mirada creyente sobre la realidad —léase cultura— y el diálogo con ella debería ser la misma que tenía Otón, el hermano del protagonista de la novela de Ernst Jünger, Sobre los acantilados de mármol: «La norma por la que se regía era la siguiente: tomaba a los seres humanos como si fueran vasijas de lo maravilloso […]. Y realmente yo veía cómo todas las personas que se acercaban a él se abrían cual plantas que despertasen de un sueño invernal; y no es que se hicieran mejores, sino que se hacían más ellas mismas».

Desafíos entre fe y cultura
Autor:

Paul O’Callaghan

Editorial:

Rialp

Año de publicación:

2023

Páginas:

208

Precio:

18 €

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