Escuchar y contemplar la Palabra de Dios - Alfa y Omega

Escuchar y contemplar la Palabra de Dios

Andrés Martínez Esteban

«Así los apóstoles, con simplicidad y sin negárselo a nadie, transmitían a todos lo que ellos mismos habían recibido del Señor». San Ireneo de Lion describía de esta forma en el libro tercero del Adversus haereses cuál debía ser la forma en la que los ministros, especialmente los apóstoles y sus sucesores, tenían que predicar la Palabra de Dios: con simplicidad. La sencillez era la norma y el distintivo del apóstol. Así se preservaba la fe del pueblo fiel y se transmitía de forma universal la verdad evangélica.

Me han venido a la memoria estas palabras del santo obispo de Lion a propósito del libro que presentamos, porque creo que una de las principales virtudes que tiene es precisamente la sencillez que debe caracterizar toda predicación evangélica que nace de la escucha meditada de la Palabra de Dios.

Juan Carlos Carvajal Blanco es un excelente profesor de Teología Catequética, un magnífico sacerdote y lo considero un amigo, aunque esto último no es el motivo que me lleva a recomendar este libro, sino su capacidad de presentarnos los textos evangélicos de los domingos del año litúrgico de tal forma que invita a la meditación y a la contemplación, porque a lo largo de estas páginas «Jesús sale a nuestro encuentro, sean cuales sean nuestras circunstancias… Esta es la buena noticia que los Evangelios nos ofrecen».

Estamos, por tanto, ante un libro que nos invita al encuentro con Dios a través del Verbo hecho carne y esto es por lo que, para un discípulo de Jesús, su palabra es fuente de vida y alimento que hace crecer la fe. En la vida de un cristiano, de un católico, la Palabra de Dios que se escucha en la celebración de los sacramentos, de modo muy especial en la Eucaristía, debe tener un lugar privilegiado.

Este libro nos lleva a la contemplación por medio de la Palabra de Dios y por eso Carvajal nos propone un itinerario de lectura, leer con detenimiento el pasaje evangélico que la liturgia nos propone. Aquí me parece de especial importancia el modo, la actitud, «con detenimiento», porque vamos deprisa a todos los sitios, porque el ritmo es muchas veces frenético, es necesario pararse y escuchar, sobre todo si quien nos habla es Dios mismo.

Cada texto evangélico está acompañado por una imagen, por eso después de leer despacio contemplamos la imagen. Aquí no se trata de mirar una escena solo y exclusivamente porque es una obra de arte, ni se trata de juzgar la pericia del pintor al representar las escenas. Se trata de mirar de forma contemplativa, o si quieres, empleando el método de san Ignacio de Loyola, imaginar por medio del cuadro que nos proponen la escena evangélica para entrar en el misterio del Verbo hecho carne.

Después el autor nos ofrece un sencillo comentario junto con una oración que nos ayuda a penetrar en el sentido del texto y, sobre todo, a preguntarnos qué me está diciendo Dios a través de este Evangelio. Al mismo tiempo, es el momento de elevar al Señor nuestras propias oraciones, nuestros anhelos y deseos, de tal manera que la oración no es algo extraño a nuestra propia vida, sino que es la misma vida la que presentamos a Dios.

Cuántas veces, cada vez que hemos ido a la celebración de la Eucaristía, no nos habremos despistado o habremos pensado: «No entiendo esta lectura». Es posible que esto nos haya ocurrido en más de una ocasión, por eso es fundamental que la lectura de la Palabra de Dios no sea algo ajeno a nuestra propia vida, sino que la impregne, la llene y dé sentido a lo que somos y hacemos. Pero esto solo es posible si meditamos los textos evangélicos que escuchamos cada domingo en la Eucaristía.

Los Evangelios del domingo: imagen y palabra
Autor:

Juan Carlos Carvajal Blanco

Editorial:

PPC

Año de publicación:

2023

Páginas:

272

Precio:

22,50 €

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