Balance del XV Congreso Católicos y Vida Pública. Razones para la esperanza - Alfa y Omega

Balance del XV Congreso Católicos y Vida Pública. Razones para la esperanza

«En este congreso hemos querido demostrar, una vez más, que los católicos no podemos atrincherarnos y esperar. Tenemos que dar testimonio continuo de nuestra fe»: escribe don Rafael Ortega, director del XV Congreso Católicos y Vida Pública

Rafael Ortega
‘Hay que revitalizar la sociedad mediante una profunda regeneración, y de modo muy especial en las mismas estructuras políticas’.

«Revitalizar la sociedad mediante una profunda regeneración intelectual y moral»: esta es una las conclusiones a las que se ha llegado en el XV Congreso Católicos y Vida Pública que, bajo el título España: Razones para la esperanza, se ha celebrado en Madrid, el pasado fin de semana, organizado por la Asociación Católica de Propagandistas y la Fundación Universitaria San Pablo CEU.

Mil trescientos congresistas, tres ponencias magistrales, nueve mesas redondas, noventa y dos comunicaciones, el debate España, aquí y ahora, la proyección del video, realizado por CEU Media, Razones para la esperanza, el acto cultural con el coro de la Asociación de la Prensa de Madrid, la Noche Joven, con la participación de más de 600 jóvenes, y el Congreso Infantil: es el breve resumen de los trabajos congresuales en donde hemos querido poner de relieve «las razones y motivos que sostienen e impulsan una verdadera esperanza para España», a pesar de las circunstancias, actitudes y presagios que parecen sembrar en muchos el desaliento.

Las raíces de la crisis

Como se apunta en el manifiesto que cerró los trabajos, «frente a quienes consideran que el objetivo primero, cuando no exclusivo, de toda política en este momento es superar la crisis económica, sin referencia ética alguna, el congreso ha querido poner el acento en las raíces y efectos morales de semejante crisis y, en consonancia con esta visión más profunda de la realidad, propugnar una política que esté guiada por una verdadera antropología integral, al servicio del bien común».

El congreso, como ya hemos indicado al inicio, se ha hecho eco de la necesidad amplia y hondamente sentida por todos de «revitalizar la sociedad mediante una profunda regeneración intelectual y moral», que ha de llevarse a cabo «en los más diversos campos de la actividad, y de modo muy especial en las mismas estructuras políticas institucionales a todos los niveles».

Una regeneración que supone «un compromiso con la verdad en todas las instancias, y particularmente en los medios de comunicación».

Familia, educación, cultura y jóvenes

Y, como no podía ser de otra manera, el congreso ha dedicado una especial atención a la familia, así como a la educación y a la cultura; y, una vez más, se ha defendido la dignidad de la persona y el derecho de cada una a su vida, desde el nacimiento hasta la muerte natural.

También los jóvenes han sido grandes protagonistas de esta decimoquinta edición del congreso. Ellos son el futuro y nuestra esperanza. Han tenido, por vez primera, su mesa específica dentro del congreso, así como la Noche Joven, en el Colegio Mayor San Pablo, a la que asistieron más de seiscientos jóvenes, y con la celebración de una Hora Santa como colofón.

No podemos esperar

En este congreso hemos querido demostrar, una vez más, que los católicos no podemos atrincherarnos y esperar. Tenemos que dar testimonio continuo de nuestra fe; estar presentes en todos los ámbitos de la vida y no dejar de ofrecer nuestra razón más profunda para la esperanza, que sustentada en la fe y alimentada por el amor, tenemos grabada en nuestro ser cristianos. Como finalizaba el manifiesto del congreso: «A eso estamos llamados hoy, en este Año de la fe».

Ya preparamos el siguiente

Ha finalizado este XV Congreso Católicos y Vida Pública y, con la esperanza puesta en todos, les esperamos en el próximo. Ya han comenzado los trabajos preparatorios.

Gracias a todos los congresistas, conferenciantes y ponentes. Sin ellos, sin su trabajo, así como el de todos los miembros de la Asociación Católica de Propagandistas y de todo el personal de la Fundación Universitaria San Pablo CEU, los Congresos Católicos y Vida Pública no podrían llegar a buen puerto.