Anders Arborelius: de luterano no practicante a carmelita… y cardenal

El Papa Francisco consideraba a Anders Arborelius como un modelo de cómo predicar el Evangelio en una sociedad no religiosa, la sueca. Compartía así el criterio de su predecesor san Juan Pablo II, que en 1998 se fijó en este carmelita descalzo para ser el primer obispo de Estocolmo de origen sueco desde la Reforma protestante.

En realidad nació en Suiza, pero de un matrimonio de origen sueco —se divorciaron cuando él tenía cuatro años— y luterano no practicante. Eso sí, su madre rezaba con él cada noche y le transmitió la confianza en «el buen Dios». Se convirtió al catolicismo por el testimonio de las religiosas de Santa Brígida. «Su tierno cuidado y su bondad siempre me impactaron», confesaba a Alfa y Omega. Eso le llevó a «buscar la verdad en la fe católica» en su adolescencia y juventud.

Solo un año después de su admisión a la plena comunión con Roma pidió permiso para entrar en el seminario. Su obispo, con prudencia, le pidió esperar. En ese tiempo leyó a santa Teresita de Lisieux y sintió que ella le inspiraba para ingresar en el Carmelo Descalzo; sobre todo por «su deseo de vivir en el corazón de la Iglesia a través de la oración constante y de ayudar al Señor en su labor de redención».

Al principio, confesaba, «me llevó un tiempo acostumbrarme a la vida tranquila y en silencio. Pero después encontré paz y alegría en esta vida escondida en la presencia de Dios». Afirma que este modo de vida, ejercitado en silencio durante 27 años, le preparó para ser obispo: «Cada noche puedo poner los problemas y desafíos en manos del Señor».

Conversos e inmigrantes

Su diócesis abarca todo el territorio de Suecia, pero apenas comprende 44 parroquias. En algunas de ellas, «especialmente en las ciudades universitarias, hay un buen número» de suecos, conversos desde el luteranismo, como él, o el ateísmo. Suelen integrarse en la Iglesia tras un periodo de investigación y reflexión. Pero los cursos y retiros que ofrecen las congregaciones religiosas también juegan un papel importante, subrayaba.

Con todo, «en otras muchas parroquias apenas hay» feligreses con este perfil y están formadas por inmigrantes y refugiados. Por ejemplo, «hemos acogido a muchos ortodoxos y católicos orientales de Oriente Medio. Su presencia es muy importante y ha inspirado a los cristianos nativos de muchas formas»; sobre todo por su fidelidad.

En un entorno tan secularizado como el escandinavo, ¿cuál es el secreto del obispo de Estocolmo para haberse ganado ese piropo del Papa, el de ser modelo de evangelización? En conversación con esta publicación afirmaba no tener «una receta milagrosa. Pero si creemos en la presencia constante de Dios, podemos ayudar a la gente a darse cuenta de que siempre hay esperanza». Además, recomendaba no tener nunca «miedo de hablar de la verdad, pero siempre de forma muy humilde».

Visitador ante los abusos

El Pontífice también confió en él al nombrarlo visitador de la archidiócesis alemana de Colonia por el escándalo de los abusos. Fue una experiencia «interesante» que le hizo ver la importancia de «establecer un diálogo verdadero y una comprensión mutua entre todos». También asegura que «la prevención de los abusos es extremadamente importante, pero en mi opinión no tiene nada que ver con cambiar la doctrina moral. Es más bien cuestión de tomarnos nuestras obligaciones morales más en serio y ayudar a la gente espiritual y psicológicamente».

Las controversias sobre la moral también afectan a otra realidad cotidiana en su contexto: las relaciones ecuménicas con las comunidades reformadas, más progresistas en algunos aspectos. «Es verdad que algunas cuestiones morales pueden generar divisiones», admitía. Pero «es más fácil mantener nuestra identidad moral y espiritual» en su caso, al ser una «pequeña minoría sin influencia».

Hace poco más de un año, en abril de 2023, Alfa y Omega le preguntó: «¿Qué buscará cuando llegue el momento de elegir a un nuevo Papa?». «Buscaré rastros de Jesús en él».