Según el Vaticano, «la terapia de oxígeno de alto flujo» está funcionando y ha permitido que se vaya «reduciendo progresivamente la necesidad de ventilación mecánica no invasiva» por las noches
Un mes después de aquel 14 de febrero, cuando el Papa hubo de ingresar en el hospital Gemelli a causa de una bronquitis -a la que posteriormente se sumó una neumonía bilateral-, «las condiciones clínicas del Santo Padre se mantienen estables, confirmando la evolución destacada en la última semana», ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede este sábado.
Donde se aprecia una clara evolución es en «la terapia de oxígeno de alto flujo». Esta se le aplica a Francisco durante el día. Gracias a ella, se ha ido «reduciendo progresivamente la necesidad de ventilación mecánica no invasiva», que es con la que el Pontífice pasaba las noches.
El progreso ha alimentado la teoría de que Francisco pueda recibir el alta en las próximas semanas. Los médicos son optimismtas al respecto, pero en el parte médico de este sábado han querido aclarar que, de momento, el Papa continuará ingresado.
Concretamente, el equipo médico del Gemelli ha indicado que «el Santo Padre aún requiere tratamiento médico hospitalario, fisioterapia motora y respiratoria». Estas terapias, «en la actualidad -concluye el comunicado-, muestran mejoras adicionales y graduales».
Aniversario en el hospital
El Papa, que este sábado cumplió 30 días ingresado, pasó el aniversario de su elección en el hospital. La efeméride tuvo lugar el jueves 13 de marzo, día en el que Francisco cumplió una docena de años al frente de la Iglesia.
Por este motivo, el personal médico que le atiende le llevó una tarta con velas a la habitación. Nunca se llegó a informar de si el Pontífice sopló las velas, pero los sucesivos partes médicos hacen pensar que el Papa ya está en disposición de hacer este esfuerzo respiratorio. Incluso el Vaticano informó en otra ocasión que ya ha podido caminar él solo de la cama al sillón.
El documental El menor de los hermanos se ha estrenado esta semana y relata cómo este referente mundial ha llegado a convertise en «padre de la enfermería moderna, la hospitalidad y la asistencia social»
Como un aventurero, un hombre de fe, humanista y un auténtico revolucionario. Así nos presenta la figura de san Juan de Dios el documental El menor de los hermanos, de realización española y que se ha estrenado esta semana. A pesar de ser conocido en todo el mundo, «nos parecía increíble que no existiera un documental profesional que contara una historia tan apasionante como la suya», señala el director, Óscar Parada, en conversación con Alfa y Omega. Por eso, decidieron meterse en este proyecto «de cabeza y con toda la alegría del mundo».
La obra, que ha sido estrenada este jueves en el Cine Madrigal de Granada, relata la historia de este santo, que se enmarca en su mayoría en el siglo XVI en esta ciudad andaluza considerada en aquellos momentos como la perla de Europa. Allí, aunque fueran los últimos diez años de su vida, tras una vida llena de viajes y búsqueda, descubrió su verdadera vocación: cuidar a los enfermos desde un profundo amor. Según destaca para este semanario María del Mar Giménez, historiadora y narradora del documental, «la misericordia fue el verdadero motor que dio coherencia y fuerza a toda su labor asistencial, humanitaria y hospitalaria».
El contexto lo merecía. «Pensemos que era el siglo XVI; la gente se moría en las calles de frío en invierno», señala el director. «El hecho de considerar, generar y abrir las puertas de un hospital donde daba igual la religión o el color de tu piel porque se te iba a atender si lo necesitabas, es algo maravilloso».

Por este motivo, San Juan de Dios se erige como «el padre de la enfermería moderna, la hospitalidad y la asistencia social», recalca Giménez, quien también lo califica como un «maestro, inspirador y referente» porque «nos enseña a acercarnos a los demás para acoger, acompañar y consolar, desde la compasión, facilitando el empoderamiento y restaurando la dignidad de la persona de un modo integral».
El reto que ha implicado hacer este documental, cuya producción ha durado tres años, ha sido principalmente presentar la figura de san Juan de Dios ante el público con un lenguaje audiovisual actual y cercano. Para ello, «hemos hecho dramatizaciones y animaciones en 3D de cartas, objetos históricos y cuadros para que, de cara a un espectador que no es especialista, este documental fuera lo más atractivo posible», destaca Parada. «Creo que hemos conseguido ese término medio interesante entre entretenimiento y divulgación».
Además, la obra cuenta con entrevistados como el presidente del Consejo General del Enfermería o superior general de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Pascal Ahodegnon. Todos ellos, desde muy diferentes ámbitos, aportan visiones diferentes a la semblanza del santo. De momento, la obra está disponible en el Cine Madrigal de Granada y se prevén estrenos en los Cines Odeón de Sevilla (en Plaza de Armas) y Madrid (Alcalá Norte) para el 20 y 25 de marzo respectivamente.
El secretario general del Sínodo ha afirmado que se trata de «una forma de adaptar el documento final «a las culturas locales y a las necesidades de las comunidades»
Este sábado el secretario general de la Secretaría General del Sínodo, el cardenal Mario Grech, ha anunciado la celebración de una Asamblea Eclesial en el Vaticano en el año 2028 que irá precedida de un minucioso proceso de acompañamiento. Ha sido a través de una carta dirigida a todos los obispos y eparcas, así como a los patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias orientales católicas. En ella, se aclara que este proceso de acompañamiento corresponde a la fase de implementación del Sínodo, que concluyó en 2024 después de tres años de trabajo.
La iniciativa fue aprobada por el Papa Francisco este martes pasado, ya que el documento final de la XVI Asamblea General señala que «forma parte del magisterio ordinario del sucesor de Pedro» y, como tal, requiere ser aceptado. El cardenal Grech ha señalado en el comunicado que este proceso implica que, tanto las Iglesias locales como las agrupaciones de Iglesias adquieran «el compromiso de poner en práctica las indicaciones del propio documento final, a través de procesos de discernimiento y decisión».
De hecho, ha aclarado que esta fase de aplicación no es «una simple aplicación de directivas que vienen de arriba», sino una forma de adaptar el documento «a las culturas locales y a las necesidades de las comunidades, manteniendo siempre el objetivo de concretar el intercambio y el diálogo entre las Iglesias y en la Iglesia en su conjunto». Por otro lado, los instrumentos básicos de este proceso de acompañamiento serán los equipos sinodales formados por presbíteros, diáconos, consagrados y laicos, acompañados por su obispo. Según se recomienda desde la Secretaría General, estos equipos deben ser «potenciados y, si es necesario, renovados, reactivados e integrados convenientemente».
Este camino de acompañamiento tendrá varias etapas: en marzo, el anuncio del proceso y en mayo se publicará un documento especial donde se concretará la línea de acción específica. Mientras los trabajos continuarán en las Iglesias locales y en sus agrupaciones, del 24 al 26 de octubre se convocará el Jubileo de los Equipos Sinodales y de los Órganos de Participación. «Una cita importante», según ha calificado el secretario general, que subraya «el compromiso por una Iglesia cada vez más sinodal en el horizonte de la esperanza que no defrauda».
Así, entre el primer y el segundo semestre del año 2027 se celebrarán Asambleas de Evaluación en las diócesis, eparquías, conferencias episcopales nacionales e internacionales y otras agrupaciones de Iglesias. Al año siguiente, en el primer y segundo semestres de 2028 tendrán lugar las Asambleas Continentales de Evaluación y la publicación del Instrumentum laboris de la asamblea.
El secretario general de la organización ha recordado que, tras dos años de guerra civil, «los civiles permanecen invisibles, desprotegidos, bombardeados, violados, y privados de dignidad»
El secretario general de Médicos Sin Fronteras (MSF), Christopher Lockyear, ha comparecido este viernes ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para hacer balance de la grave crisis humanitaria que arrastra la guerra de Sudán. Ha pedido el fin de la violencia en el país y que se retome la entrega de ayuda en aquellas poblaciones donde se ha bloqueado su entrada.
En palabras de Lockyear, se trata de «una guerra contra la población», ya que las víctimas mortales ascienden a más de 15.000 personas. El país lleva dos años sumido en una guerra civil entre las Fuerzas Armadas Sudanesas (SAF) y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) que ha desencadenado catástrofes, saqueos, violaciones, asesinatos y hambre. Además, la guerra ha provocado uno de los mayores desplazamientos de refugiados del mundo, con casi once millones de personas que huyeron de sus hogares, la mitad de ellos menores de edad.
«Las SAF han bombardeado repetida e indiscriminadamente zonas densamente pobladas. Las RSF y las milicias aliadas han desatado una campaña de brutalidad, marcada por la violencia sexual sistemática, los secuestros, las matanzas en masa, el saqueo de la ayuda humanitaria y la ocupación de instalaciones médicas», ha denunciado el secretario general de MSF ante el Consejo de Seguridad celebrado en Nueva York.
Durante los dos años de conflicto, la organización internacional ha alertado en numerosas ocasiones de la alarmante situación de la desnutrición, así como de las enfermedades infecciosas que se podrían prevenir con vacunación. Además, MSF considera que, en todo este tiempo, «la respuesta internacional ha sido insuficiente debido a las obstrucciones de las partes en conflicto y a la falta de responsabilidad, recursos y liderazgo».
«Mientras en esta cámara se llevan a cabo estas intervenciones, los civiles de Sudán permanecen invisibles, desprotegidos, bombardeados, sitiados, violados, desplazados, privados de alimentos, de atención médica, de dignidad», ha recordado Lockyear. Asimismo, ha alertado de que se acerca la temporada de lluvias en la región y esto puede provocar que se agrave aún más la hambruna que sufre la población. «La crisis en Sudán exige un cambio fundamental que se aleje de los enfoques fallidos del pasado. Millones de vidas dependen de ello».
San Juan Evangelista se enfrenta al reto de la transición demográfica y de la escasez de sacerdotes. Su prioridad es ahora atraer a las nuevas familias de la zona
«Esta parroquia nació con unas instrucciones muy claras del obispo: “Vayan allí y arréglenselas como puedan”». Félix González exagera, pero el humor con el que lo cuenta transmite la impronta misionera que caracterizó a aquellos sacerdotes que en los años 50 y 60 del siglo pasado fueron destinados a zonas de Madrid donde antes solo había campo.
González es el párroco de San Juan Evangelista, enclavada entre la M-30 y avenida de América, en las cercanías del parque de las Avenidas. Cuando esta zona era poco más que un conjunto de bloques de cooperativas habitados por familias de clase media-alta, un grupo de pioneros «con muchas ganas de llevar a Dios» acudió hasta estas calles para implantar aquí la Iglesia.

Al principio, el templo fue un local a pie de calle que con el tiempo se convirtió en el ambulatorio. Con mucho esfuerzo, se pudo levantar a principios de los años 70 una iglesia «muy grande, de las que ya no se hacen», afirma el sacerdote. Las celebraciones estaban siempre llenas y por sus salones correteaban multitud de niños de catequesis. Hoy ya no es así y las voces de los niños han dejado paso al andar vacilante de sus padres, ya abuelos. «El perfil de la comunidad, como el del barrio, es el de personas ya longevas», cuenta el párroco. Pero junto a ellos asoman por la calle rostros nuevos que están rejuveneciendo la zona. «El reto es integrar a estas nuevas familias y fidelizarlas. Es la pesca a la que nos manda el Señor», comenta con una sonrisa.
En este período de transición, la comunidad quiere «que estos nuevos vecinos sepan que aquí tienen su casa y que sientan esta como su parroquia también». De hecho, ya han vuelto a aparecer, como sucedía antaño, algunos carritos por las Misas «después de muchos años sin verlos. Eso es una gran alegría». Para atraer a todas estas personas y también a las que no se plantearían nunca pisar el templo, San Juan Evangelista acoge iniciativas como las cenas Alpha, «que se dejan la piel y la vida para anunciar el Evangelio», o los retiros de Effetá para jóvenes, «que dan ganas de llamar a los bomberos por el ardor que traen al terminar», subraya González con humor.
La iglesia también es sede de una ultreya de Cursillos de Cristiandad, de un grupo de mujeres de Acción Católica y otro de Vida Ascendente. Varios más de oración, formación bíblica y matrimonios siguen activos, aunque más reducidos. Junto a ello, los voluntarios de Cáritas mantienen una intensa actividad solidaria, con recogidas de alimentos y el apoyo a una parroquia hermana en La Habana (Cuba). Gracias a ellos, también se atiende un ropero y se recogen fondos para la asociación Jesús Caminante, que ayuda a personas sin hogar en la última etapa de sus vidas.

Sin embargo, la incertidumbre pesa sobre el futuro. El número de sacerdotes ha disminuido: «Cuando llegué hace ocho años, éramos seis; ahora quedamos tres, uno muy mayor», explica el párroco. La posible unión con la cercana San Bonifacio es una opción que se valora, ante la escasez de vocaciones y la necesidad de evitar el desgaste del clero. «No nos gustaría acabar en la unidad de quemados», vuelve a decir con retranca.
Por eso, valora el ánimo de colaboración de sus feligreses: «Eso lo podéis hacer vosotros», les recuerda a menudo, pues sabe bien que la parroquia «no es solo del cura ni del obispo, sino de toda la comunidad cristiana».
Cobo, en la Noche de los Testigos: «Que la persecución nos regale frutos de fe, esperanza y caridad»
La catedral de la Almudena de Madrid ha acogido la novena edición de la Noche de los Testigos, que ha estado presidida por el arzobispo de Madrid
En la ciudad siria de Maalula, al norte de Damasco, todavía se habla el arameo, la lengua de Jesucristo. Allí, cuando oyen el «tsajená» que pronunció Jesús desde la cruz, todos lo entienden. Ese «tengo sed» —tengo sed de paz, tengo sed de libertad— resuena aún en las calles de un país destruido por años y años de guerra, prolongada en violencias.
Desde el comienzo de la guerra en Siria, en el año 2011, el número de cristianos en el país ha descendido de dos millones a poco más de 300.000. Así lo recoge Ayuda a la Iglesia Necesitada, entidad pontificia que ha organizado este viernes, 14 de marzo, su novena edición de la Noche de los Testigos en la catedral de la Almudena de Madrid, presidida por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid.
Hakuna llenaba la catedral con su música. La procesión de entrada al ritmo de su Noche. Kyrie eleison, con el icono de la Anunciación bombardeado en la ciudad siria de Homs y las palmas del martirio daban paso a las palabras del cardenal Cobo, que acogía a los congregados en la catedral, llena como los días de grandes festividades: «Sed todos bienvenidos en esta noche especial donde nos reunimos como Iglesia que acoge la voz de la Iglesia, que sabe acoger el grito de los perseguidos, de los mártires, el grito en definitiva de nuestro mundo».
Introducidos por el periodista Javi Nieves, se fueron colocando en el presbiterio los rostros de personas que el año pasado dieron su vida en defensa de Jesús. «Su muerte es para nosotros testimonio de esperanza». Atentados y persecuciones en Pakistán, Burkina Fasso, México, República Democrática del Congo, Sudáfrica… Tiroteados. Caídos a machetazos. Laicos, sacerdotes, misioneros… Lo que hicieron fue, como se iba leyendo, «permanecer fieles a su fe en Jesucristo».
Agua, sombra, brisa
La vigilia ha contado con el testimonio de monseñor Jean Abdo Arbach, arzobispo greco católico precisamente en Homs. Su sede episcopal fue tomada por los yihadistas y durante un tiempo se convirtió en la base de operaciones de los terroristas y en hospital de guerra. Aún hay en ella una bomba, encapsulada, que no llegó a estallar.
«La oración es como el agua en la sequía, como la sombra en el calor y como la brisa suave en pleno estío». Lo decía recientemente, tomando palabras de un santo, en una entrevista con motivo de su participación en la Noche de los Testigos. Algo que ha apuntalado durante su intervención en la catedral de Madrid, que ha comenzado con un elocuente «la paz de Cristo esté con vosotros». Después, ha relatado el horror.
No pudo tomar posesión de su ministerio, en 2012, por estar todo bajo manos del Estado Islámico. «Celebré la primera Misa como obispo en un sótano», ha recordado. «Vi por primera vez con mis ojos la destrucción y la maldad». «Las estatuas de la Virgen y los santos cortadas por la cabeza, cruces profanadas». Fue testigo de cómo le pedían a un cristiano que negara a Jesús, «pero él se mantuvo firme en su fe; lo fusilaron delante de su esposa y de sus hijos». «Mi pueblo ha vivido muchos episodios de martirio; tenemos 1.600 mártires cristianos en toda nuestra patria».
El gran desafío actual es la dispersión de los cristianos, también de los sacerdotes. «No podemos dejarles de lado y dejar que el cristianismo desaparezca de esta tierra de misión».
«El ánimo y la esperanza no nos faltan»
También se ha escuchado en la catedral al sacerdote nigeriano Peter Emmanuel Odogo, originario de Jos, una de las regiones donde los cristianos sufren a diario ataques por parte de grupos extremistas islámicos. «Espero que a través de mi testimonio personal descubráis que realmente tenéis a otros hermanos en Cristo en el otro lado que se encuentran en situación extrema de persecución por ser cristianos», ha dicho al comenzar.
Crecido en un barrio musulmán, el primer ataque de los fundamentalistas islámicos lo sufrió cuando tenía 9 años. «Peligro, peligro, se están acercando», les avisó una vecina. A partir de ahí, todo cambió. Empezaron a ir con precaución a la Iglesia en medio de las amenazas de Boko Haram, se sucedieron los ataques, quemando personas e iglesias, matando mujeres embarazadas… Su padre les compró un silbato metálico para avisar si veían algo raro. Su propia madre fue asesinada.
Y así ha seguido su día a día. Pero en medio de todo esto, «el ánimo y la esperanza no nos falta. Perseguidos, pero testificando. Muriendo, pero viviendo. La gracia de Dios lo hace posible».
Hacer memoria de las vidas entregadas
Ya en su meditación, el arzobispo de Madrid ha asegurado que «esta noche nos duele el cuerpo de Cristo, porque miembros de este cuerpo, en un mundo violento, sufren y padecen persecución». «Esta noche —ha continuado— es noche de silencio para escuchar en el corazón el grito de estos hermanos». Pero es un grito que en ellos «se hace alabanza a Dios» y es un «silencio que se hace oración para que la paz, la concordia y la libertad religiosa se impongan al odio y a la barbarie».
«Nos abruma el mal, nos abruman vuestras historias, nos abruma de verdad la situación de vuestras iglesias», pero «queremos recibir» la luz de los testigos para que, «en forma de plegaria, se convierta en maestra de nuestra Iglesia» para para «acoger el misterio del Evangelio, de la cruz del Señor».
En esta noche se han escuchado historias de personas «que permanecen fieles a Jesucristo, como comunidad». Personas «ancladas en la esperanza que no defrauda», unidas a sus comunidades. Las vidas entregadas muestran que «necesitamos hacer memoria de una Iglesia perseguida, de nuestra Iglesia de mártires». «Su entrega es una siembra de ánimo y valentía para una Iglesia como la nuestra, que en ambientes más cómodos a veces nos hace mediocres testigos del Evangelio, perezosos en la denuncia de las injusticias, frágiles en este permanecer en el amor».
«Pidamos a Dios que la persecución y el martirio de los mejores de los nuestros nos regale abundantes frutos de fe, de esperanza y de caridad en la vida de nuestra Iglesia», ha concluido, para dar paso a un momento de adoración al Santísimo, acompañado por la música de Hakuna: «Portones, alzad los dinteles, va a entrar el Rey de la Gloria».
Las al menos 6.000 muertes de civiles durante la «guerra contra las drogas» «formaban parte de una política que violaba el derecho fundamental a la vida», afirmó el obispo vicepresidente de Cáritas
Voces de la Iglesia de Filipinas han celebrado esta semana la detención del expresidente Rodrigo Duterte y su traslado a La Haya para ser juzgado por el Tribunal Penal Internacional. Se le acusa de crímenes contra la humanidad por los miles de muertes ocurridas durante la «guerra contra las drogas» durante su mandato, entre 2016 y 2022.
Este viernes, Duterte ha comparecido por primera vez ante la corte para confirmar su identidad. El expresidente ha participado en la audiencia inicial por videoconferencia, desde el Centro de Detención de la CPI, que está a poco más de dos kilómetros de la Corte, y confirmó su identidad con una voz cansada, de forma lenta, con ojos prácticamente cerrados y con dificultades. Los jueces le han autorizado a no acudir personalmente al tribunal porque acaba de «realizar un largo viaje».
Las muertes bajo su mandato no fueron homicidios «al azar; formaban parte de una política que violaba el derecho fundamental a la vida», aseguró el obispo Gerardo Alminaza, vicepresidente de Cáritas Filipinas, según recoge UCA News. Entre las víctimas, había muchos jóvenes de barrios chabolistas empobrecidos o adictos que trapicheaban con drogas para poder pagarse su propia adicción.
Según datos oficiales de la Policía, las víctimas de esta cruzada son unas 6.000, aunque distintas organizaciones apuntan a que los datos pueden ser mucho mayores. «Durante años, Duterte afirmó que estaba listo para afrontar las consecuencias de sus actos. Ahora es el momento de que lo demuestre», afirmó por su parte Jose Colin Bagafor, presidente de Cáritas Filipinas.
En un comunicado el 11 de marzo, día de la detención, la entidad caritativa de la Iglesia afirmó que «las familias de las víctimas merecen verdad, reparación y justicia». Y añadía: «Como nación, debemos asegurar que tales crímenes nunca vuelven a suceder. El imperio de la ley debe prevalecer. Debe administrarse justicia. Que esto sea un punto de inflexión para la nación: un paso hacia la sanación, la rendición de cuentas y el cambio real».
Califica la falta de novedades sanitarias como «un elemento positivo» y se centra en la conversación del presidente ucraniano con el Secretario de Estado
«Hoy no se ha publicado boletín porque los médicos consideran que la situación [sanitaria del Papa Francisco] se mantiene estable». Es la primera frase del escueto comunicado que la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha revelado este viernes a las puertas de las 20 horas. Según sus funcionarios, «no hay novedades del cuadro clínico respecto a los últimos días». Algo que califican de modo tajante y explícito como «un elemento positivo».
De lo que sí da fe el Vaticano con cinco palabras es que está «confirmada la llamada Parolin-Zelenski». Una conversación que, según ha revelado el propio presidente Ucraniano en su cuenta de X —antaño Twitter— refleja que «la voz de la Santa Sede es muy importante en el camino hacia la paz». Además, el mandatario revela que «deseé una pronta recuperación para el Papa Francisco y le envié mi agradecimiento por sus oraciones y su apoyo moral para nuestra gente». También «sus esfuerzos para facilitar el retorno de los niños ucranianos ilegalmente desplazados a Rusia».
Siguiendo con la salud de Francisco, Sala Stampa explica que «el sábado por la mañana no habrá ninguna comunicación más sobre cómo pasó la noche». Tampoco se emitirá ese segundo comunicado matutino en el que normalmente se hablaba de su desayuno, la prensa que leía y sus actividades laborales. No obstante, se seguirán emitiendo comunicados vespertinos, aunque «no serán siempre acompañados de boletines» médicos. Que es lo que ha sucedido este viernes. Eso sí, el sábado sí se publicará el de aquella jornada.
De acuerdo con Sala Stampa, «la recuperación del Papa es lenta y se necesitará tiempo para que se consoliden las mejoras». Es un mensaje en el que lleva insistiendo durante los 29 días que ya se ha prolongado su ingreso hospitalario. Es una jornada más de las 28 que duró el segundo ingreso más largo de Juan Pablo II en el mismo centro. En 1994, cuando tenía 73 años, pasó una larga temporada allí tras una fractura de cadera y su consecuente hospitalización. Aunque su estancia más dilatada fue de 55 días, cuando fue ingresado a causa de un virus y fue operado de nuevo para concluir la intervención que salvó su vida en mayo de aquel año tras sufrir un atentado en Plaza de San Pedro.
Se trata «un hecho de especial gravedad que supone una ofensa para el Señor y para la Iglesia católica», ha dicho la diócesis en un comunicado
El archidiócesis de Valladolid ha denunciado este viernes la «profanación» del sagrario de la iglesia de Nuestra Señora de la Vega, situada en el municipio de Arroyo de la Encomienda. Hasta ahora, lo único que se sabe es que los responsables accedieron al templo, abrieron el sagrario y sustrajeron las Hostias consagradas.
El suceso se trata, según el comunicado de la Iglesia local, de «un hecho de especial gravedad que supone una ofensa para el Señor y para la Iglesia católica». Por ello, el robo ha sido ya puesto en conocimiento de las autoridades pertinentes.
Además, la iglesia objeto de la profanación ha organizado un acto de desagravio. Este tendrá lugar el próximo domingo 16 de marzo, segundo del tiempo de Cuaresma, y se celebrará «en reparación por el daño causado al Santísimo Sacramento de la Eucaristía, a la comunidad parroquial y, en su conjunto, a los fieles de la archidiócesis» de Valladolid.
«Exhortamos al conjunto de la Iglesia en Valladolid a orar en desagravio por este acto sacrílego, así como a cuidar la celebración de la Eucaristía y la reserva del Santísimo Sacramento en el sagrario, que es la presencia misma de Jesucristo tras la consagración del pan y el vino, convertidos en su Cuerpo y su Sangre», concluye el comunicado.
El pregón «ha de poner su acento en el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, sin ambages, ni complejos, ni distracciones», afirma el pregonero de la Semana Santa de Madrid
¿De dónde le viene el interés por la Semana Santa? ¿Es tradición familiar?
Desde pequeño mi familia siempre me llevaba a ver las procesiones cuando llegaba Semana Santa, pero como a tantos otros niños. Personalmente, desde la adolescencia, sentí una verdadera vocación por ser cofrade, una llamada totalmente voluntaria y sin tener un especial arraigo o tradición que me incitara a ello. Con catorce años ingresé en la nómina de hermanos de la de Ntro. Padre Jesús del Gran Poder y María Stma. de la Esperanza Macarena, que radica en la Colegiata de San Isidro y procesiona cada Jueves Santo, donde ya llevo treinta y tres años. La manera de vivir la fe en comunidad en una hermandad tiene grandes atractivos, y trabajar juntos para poner una vez al año la cofradía en la calle y vestir la túnica de nazareno es algo difícil de explicar porque hay que vivirlo.
Tiene numerosas publicaciones sobre las Semana Santa. Libros, artículos, colaboraciones… ¿A qué responde todo esto? ¿Cuál es el tesoro escondido, qué hay en la Semana Santa madrileña, que merezca tanta difusión?
Decía un Papa que el conocimiento lleva al amor, y eso es precisamente lo que me ha ocurrido con la Semana Santa de Madrid. He querido conocerla en profundidad para quererla en todo su espectro. Recuerdo cuando empecé a pasar tardes y tardes de estudiante en la hemeroteca municipal rescatando reseñas periodísticas desde los años cuarenta del siglo pasado para verificar cómo era nuestra Semana Santa y cómo había evolucionado. Rastreé periódicos como Pueblo, Ya, El Alcázar, Diario 16, ABC… todo lo cual me llevó a publicar el primer libro con dieciocho años que, a la sazón, fue el primer estudio realizado sobre nuestra Semana Santa de Madrid. A partir de ahí, he ido acumulando tal cantidad de información, de fotografías y de datos procedentes de los archivos de las hermandades que me han llevado a seguir editando otros tantos libros sobre la misma temática e incluso varias monografías sobre varias cofradías. Además, fundé hace ahora trece años la revista oficial de la Semana Santa de Madrid que se edita cada año. Hemos conseguido, desde el principio, que tenga una difusión gratuita para que madrileños y foráneos conozcan nuestras procesiones. La Semana Santa de Madrid era una gran desconocida, si bien atesora un número de cofradías, nada desdeñable, y unas imágenes que despiertan gran devoción y con una tradición muy enraizada.
Creo que tiene especial devoción al Cristo de Medinaceli. Es una de las imágenes con más devoción popular. Incluso vimos el otro día al rey y al alcalde de Madrid a los pies del Cristo. ¿Cómo vivió la visita de ambos?
Mi devoción se encuentra repartida entre varias imágenes, si bien es verdad que la de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Medinaceli constituye un faro importante en mi vida. Para muchos madrileños viene a ser el Alfa y la Omega de su fervor y a quien se encomiendan en tantas vicisitudes. Es tremendamente llamativo que en pleno siglo XXI, en una sociedad como la que vivimos, la devoción al Cristo de Medinaceli no solo no se haya mermado sino que ha ido creciendo. Miles de personas de todas las clases sociales y profesiones acuden cada día a sus plantas, con especial significación cada viernes y, muy especialmente, el primero del mes de marzo. Los fieles esperan horas para sentir de cerca a la imagen y depositar un beso a sus pies. Desde pobres y mendigos, hasta la mismísima Casa Real. Personalmente, creo que el hecho de que nuestras instituciones se vean representadas en estos gestos dice mucho de ellas y de su reconocimiento a la fe que profesa el pueblo.
Me ha parecido curioso que la talla viajara en camión hasta Ginebra durante la Guerra Civil. ¿Cómo es esa historia?
La historia de la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno de Medinaceli es tremenda y está cargada de vicisitudes desde que a finales del siglo XVII fue trasladada desde el norte de África a Madrid. Concretamente, cuando estalló la Guerra Civil la imagen quedó bajo la custodia de la Junta de Incautación y Protección del Tesoro Artístico que la trasladó hasta Ginebra para protegerla de su destrucción, junto a otros muchos elementos de valor. Dictan las crónicas que la imagen fue llevada de Madrid a Valencia, y de aquí a Figueras, aceptando después el gobierno español el traslado a la sede de la Sociedad de Naciones de Ginebra. Dice la crónica de uno de los que transportaron las obras de arte: “… formé los camiones poniendo a la cabeza el que conducía al Cristo de Medinaceli para que nos protegiera. En el último camión, con tapices del Duque de Alba, me metería yo con mi familia”. Una vez en Ginebra, el Cristo se dio por perdido, hasta que a comienzos del mes de mayo de 1939, se inició el regreso de la venerada imagen a Madrid, concretamente el día 13, tras haber sido descubierta en el destino en que se encontraba.
¿Cuál es el principal mensaje que quiere transmitir en el pregón?
El pregón debe ser, necesariamente, un anuncio y una proclama que ponga de manifiesto la llegada de la Semana Santa al modo en que la vive Madrid. Sin duda, este edicto ha de poner su acento en el misterio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, sin ambages, ni complejos, ni distracciones. En mi pregón se entremezclan desde experiencias personales a cuestiones históricas de nuestra Semana Santa, desde la prosa hasta el verso, desde la vivencia en las calles con las procesiones a los nombres propios que han trabajado en las últimas décadas por nuestras cofradías. Me gustaría que cuando la gente salga de escuchar el pregón, lo haga con ganas de echarse a las calles y disfrutar de nuestras procesiones, de las imágenes que salen al encuentro con su pueblo, de rezar y de humanizar al Dios hecho hombre entre cera e incienso. Sin duda, pronunciarlo es un verdadero privilegio, no solo porque es nuestro obispo quien ratifica tu nombramiento y es la catedral el lugar donde se convoca para pronunciarlo, sino porque durante cincuenta minutos serás la voz de la Iglesia de Madrid llamándote a la nueva vida, al renacer y a la conversión.