La Conferencia Episcopal Española presenta su primer informe sobre abusos con los casos recibidos por las oficinas diocesanas y de las congregaciones religiosas
La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha presentado este jueves su primer informe sobre abusos, titulado Para dar luz, que compendia los casos conocidos a través de las oficinas de protección de menores hasta la fecha. En total, recoge testimonios de 927 víctimas sobre 728 victimarios.
En concreto, la mayoría de los agresores son hombres (99 %), sacerdotes (52 %) y ya han fallecido (63,6 %). Entre ellos, 170 son presbíteros diocesanos, 208 clérigos consagrados, 234 religiosos no ordenados sacerdotes y religiosas, 92 laicos y un diácono. En 23 casos no se pudieron identificar.
«Quienes creen que 728 casos no son muchos, se equivocan. Todos estos casos son muchos casos. Cada uno es una tragedia para la víctima, para la familia, su entorno y para toda la Iglesia», ha afirmado Josetxo Vera, director de la Oficina de Información de la CEE, encargado de presentar el informe durante la jornada Protección de menores: seguimos caminando, en la que, además, se han dado a conocer el protocolo marco de actuación y la instrucción sobre este tema aprobada por los obispos en la última Asamblea Plenaria.
La mayor parte de las víctimas también son varones (82,62 %). En cuanto a la fecha en la que se cometieron los abusos, más del 80 % se produjeron en el siglo XX, el 75 % antes de 1990. 94 se han dado desde 2010 hasta la actualidad. Según Vera, en los últimos años se ha producido un repunte de casos, una circunstancia que achaca a la mayor conciencia social y a que se denuncia más. También he recordado que las cifras a nivel social también están aumentando.
Si nos atenemos al lugar, el ámbito escolar es el más recurrente (46,96 %), seguido del parroquial (15,79 %), seminarios, escolanías o internados (14,57 %).
de los agresores son hombres. Solo hay cinco mujeres. Además, el 52 % son sacerdotes y el 63,6 % ya ha fallecido.
De todos los testimonios, 283 se recogieron en las oficinas diocesanas, mientras que 445 en las de las congregaciones religiosas. Ni en nueve diócesis ni en 69 congregaciones se recibió comunicación alguna.
El informe recoge, además de los casos, los protocolos y legislación vigente en la Iglesia, así como el trabajo que están realizando las oficinas de protección de menores. Toda esta información es la que el presidente de la CEE, Juan José Omella, entregó el pasado mes de marzo al Defensor del Pueblo.
Dolor y vergüenza
«Esta no es una jornada de autocomplacencia. Partimos de que miembros de Esta Iglesia han dañado a miembros de la Iglesia o de la sociedad. Sentimos dolor y vergüenza. Este dolor y esta vergüenza solo serán fecundo si sirven para realizar los cambios profundos para proteger a los mejores y apartar a los victimarios. Es nuestro compromiso como Iglesia católica», ha dicho César García Magán, secretario general y portavoz de la CEE, durante la presentación del acto.
En este sentido, el también obispo auxiliar de Toledo ha recordado que el evento debe servir para ser conscientes de los pasos que se han dado y el camino que queda por hacer, «una oportunidad para servir mejor a la sociedad en la que vivimos». En el salón de actos del edificio que acoge la labor editorial de la CEE, en Madrid, también había representantes de numerosas diócesis, congregaciones religiosas, otras confesiones cristianas, autoridades civiles y víctimas.
«Podemos decir que, como Iglesia, somos un pueblo avergonzado, pero esperanzado. No nos cansaremos de pedir perdón. No nos cansaremos de atender a las personas que sufren esta lacra en cualquier lugar, ni nos cansaremos de poner los medios para que la Iglesia siga siendo un lugar seguro para niños y jóvenes y ofrecer esa experiencia a toda la sociedad», ha subrayado García Magán.
Por su parte, Jesús Rodríguez Torrente, responsable del Servicio de Coordinación y Asesoramiento de las Oficinas de Protección de Menores de la CEE, ha recordado que la sociedad tiene un problema con los menores y necesita trabajar en la detección precoz de los abusos.
El presidente de Cáritas Turquía subraya que uno de los retos del recién reelegido presidente de Turquía será hacer frente a las consecuencias del terremoto de febrero y evitar que se repita una tragedia similar
La Iglesia en Turquía no cree que el nuevo mandato de Recep Tayyip Erdogan vaya a traer «cambios» a la situación de la Iglesia católica. «Sinceramente, este Gobierno no ha hecho una política restrictiva», ha asegurado esta semana en sendas entrevistas a la agencia católica italiana SIR y a Fides el vicario apostólico de Anatolia y presidente de Caritas Turquía, Paolo Bizzeti.
Esto no impide que haya «cuestiones no resueltas de fondo, como el reconocimiento de la personalidad jurídica» de la Iglesia y las instituciones católicas. También «la posibilidad de construir nuevas iglesias, dar una asistencia adecuada a los refugiados cristianos para que puedan tener sus propias estructuras en las que reunirse y rezar».
Por otro lado, matiza que «un cierto laicismo que relega la religión a lo privado no es muy deseable para nosotros». Sí lo es en cambio que el Gobierno «tenga en cuenta el sentimiento religioso de las personas. No podemos aceptar una religión relegada simplemente a las conciencias».
«Política de colaboración»
En su felicitación, Bizzeti deseó que el presidente «siga aumentando una política de colaboración con todas las fuerzas políticas, sociales, religiosas y culturales presentes en el país». Turquía es un país «rico en recursos y diversidad»; algo que hay que «valorar y no penalizar».
Erdogan se enfrenta a un nuevo mandato marcado por el terrible terremoto del 6 de febrero y sus réplicas, que dejó casi 51.000 víctimas en el país. «Fue ciertamente una gran tragedia que impone intervenciones muy importantes, estructurales y un replanteamiento de la construcción que creció de forma anormal y sin reglas». Esto implica que «habrá que intervenir» para que, en un país con un importante riesgo sísmico, no se repitan las condiciones que hicieron posible tanta destrucción.
Al mismo tiempo, «está la emergencia inmediata de las personas que todavía viven en tiendas y viviendas prefabricadas», sobre todo los más pobres y los que han perdido todos sus bienes. «Pasadas las elecciones habrá que afrontar su situación», sobre todo de cara al verano y la llegada del calor y de epidemias. «Es un compromiso muy grande que el Gobierno puede afrontar con la ayuda de otras organizaciones, entre ellas Caritas».
Interlocutor internacional
En las entrevistas, el vicario apostólico de Anatolia aborda el hecho de que los comicios del pasado domingo eran los primeros en los que parecía que la oposición tenía posibilidades de ganar. «Muchos esperaban de estas elecciones el fin de la era Erdogan, pero no ha sido así». Finalmente, obtuvo un 52,16 % de los votos en la segunda vuelta, frente al 47,84 % de su contrincante, Kemal Kiliçdaroglu.
Aunque afirma que él esperaba este resultado, «se habían creado una serie de expectativas sobre su derrota» que resultaron «inconsistentes». Algo que atribuye a la «insuficiencia de los instrumentos de los medios de comunicación occidentales». Su «escaso conocimiento del país real lleva a una cierta superficialidad en la forma en que se entiende Turquía». Los resultados no dejan de demostrar que el país está dividido y que «mucha gente no comparte su perspectiva», reconoce. Con todo, «la gente lo votó».
Apunta que en este resultado han podido influir el carisma del presidente, y logros como llevar a Turquía «a la escena internacional» y «las grandes obras públicas» y su impacto económico. Además, «hay una serie de valores sobre los que la sociedad turca, o más bien una buena parte de la sociedad turca, es muy sensible: la familia, la estabilidad, la tradición, la religión con su propio lugar también público». Aunque reconoce que también es relevante que «los medios están en gran medida en manos del Gobierno».
Al mismo tiempo, analiza que cuando Kiliçdaroglu dio un giro nacionalista y prometió la expulsión de migrantes y refugiados, «quiso competir con Erdogan en el terreno de Erdogan, y no fue muy creíble. La oposición no tuvo el valor de representar algo realmente diferente».
La comunidad internacional también está «muy dividida» respecto a la figura de Erdogan, admite Bizzeti. Recuerda que, si bien cuando el Gobierno turco reislamizó la basílica de Santa Sofía en 2020 «en Occidente se le dio mucho peso, después nadie mostró un gran interés». De hecho, apunta que muchos líderes le han felicitado tras su victoria e incluso «han hablado de valores comunes». «Representa un interlocutor importante para muchos fuera de Turquía»: Europa y Estados Unidos, Rusia y las monarquías del Golfo, «por razones diferentes e incluso a veces contrapuestas». Presentarlo como «un dictador aislado que avanza por su cuenta» es «una lectura errónea de la realidad». Por eso, defiende que tampoco «se puede hablar de ‘régimen’».
La exposición San José. Esposo. Padre. Santo ha permitido la restauración de un relieve que ha resultado ser una obra de Alonso Berruguete
El Evangelio no recoge ni una sola palabra sobre san José, pero su figura habla a gritos de «la belleza de la entrega en el matrimonio, del valor de la fidelidad, la lealtad, de la gozada de la vida en familia o de la paternidad», asegura Pilar Gordillo, delegada de Fe y Cultura de la archidiócesis de Toledo, quien también destaca la actitud que tiene el santo ante el trabajo. «Él lo transforma en una bendición y este es un mensaje muy potente en la actualidad ante la cantidad de gente que está amargada o estresada por el trabajo».
Como forma de ensalzar todos estos valores, y con el objetivo también de «poner en el candelero al padre de Jesús para que la gente lo pueda descubrir», la archidiócesis de Toledo ha puesto en marcha la exposición San José. Esposo. Padre. Santo, que abrió sus puertas en marzo y que se puede visitar hasta el 19 de junio en la sala de exposiciones del Arzobispado.
La muestra está dividida en diez espacios que presentan el desarrollo de la vida del santo patriarca: Los desposorios con la Virgen María; el sueño de San José; la natividad de Cristo; la huida a Egipto; el hogar de Nazaret; la presentación del niño en el templo, el taller de carpintero y la oración de San José, así como su santidad y su muerte santa. «Todos ellos acompañados de unas reflexiones, como una especie de pensamientos de san José, o las páginas del que podría ser su diario, en el que el santo va recreando cómo vivió el nacimiento del niño en Belén o el momento de su boda con María», indica Gordillo.
Descubrimiento de un Berruguete
El elenco de la exposición está formado por pinturas procedentes de la catedral de Toledo, entre las que se encuentran obras de Rizi, Orrente, Comontes, Luis de Velasco, Alonso del Arco y el Greco. También hay piezas importantes del Seminario Mayor de San Ildefonso, como una pintura de Jacinto Meléndez y un relieve que, tras su restauración, ha confirmado ser una obra de Alonso Berruguete
Por otro lado, con motivo de la muestra se han realizado un total de diez restauraciones de obras de arte, que han permitido recuperar el esplendor de piezas tan importantes como los Desposorios de la Virgen y San José, obra de Rubens y propiedad de la parroquia de Santa María la Real de los Yébenes, o el lienzo de Alonso del Arco, propiedad de la catedral, que por encontrarse en la puerta del Perdón, a gran altura, había sufrido un deterioro, que impedía apreciar la calidad de las figuras.

Durante una conversación telefónica, el presidente brasileño invitó al Santo Padre a visitar de nuevo Brasil
El Papa Francisco alentó al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, en sus esfuerzos para impulsar negociaciones sobre la paz en Ucrania. Durante una conversación telefónica que ambos líderes mantuvieron el pasado miércoles, informa EFE, Lula le relató sus conversaciones con otros líderes mundiales.
Desde que asumió el poder, el 1 de enero, el dirigente brasileño insiste en que es necesario articular un grupo de países que pueda mediar por un alto el fuego y llevar a Rusia y a Ucrania a una mesa de negociaciones. Su propuesta, sin embargo, ha sido recibida con rechazo por los países de Occidente, que consideran que equipara al país agresor y al agredido.
La semana pasada, Lula mantuvo sendas conversaciones telefónicas con el presidente ruso, Vladimir Putin, y con el chino, Xi Jinping, sobre este tema. Putin lo invitó a participar en el Foro Económico Internacional que se celebrará en San Petersburgo en junio. El brasileño declinó por problemas de agenda, pero reiteró su disposición, junto con la de la India, Indonesia y China, a dialogar con ambos países. Unos días antes, había coincidido con el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, en la cumbre del G7 en Japón. Tenían acordado un encuentro personal, que al final no se realizó, también supuestamente por «problemas de agenda».
El Papa Francisco dijo a Lula que «él, por la autoridad conquistada a lo largo de una vida marcada por la coherencia, tiene autoridad para liderar» una negociación, asegura la nota difundida por la Presidencia brasileña. El dirigente del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) igualmente agradeció y alentó los esfuerzos del Pontífice por la paz en Ucrania.
Invitación a Brasil
Lula pretende encontrarse personalmente con el Santo Padre en junio o julio dentro de una serie de viajes internacionales. Pero aprovechó ya la conversación telefónica para invitarle a realizar una nueva visita a Brasil. Sería su segundo viaje al país con más católicos del mundo, después del que realizó hace casi diez años para participar en la JMJ de Río de Janeiro, a los pocos meses de ser elegido.
Según el Gobierno brasileño, «el Papa Francisco se comprometió a analizar la invitación y la posibilidad de una visita». Antes de Francisco también visitaron Brasil los Papas Juan Pablo II, en 1980, 1991 y 1997 y Benedicto XVI, en 2007.

El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, agradeció al Papa Francisco su solidaridad y «sus gestos en defensa de la democracia en el país». También la actuación de la Iglesia católica a favor de la preservación de la Amazonia brasileña «contra las fuerzas que atacan la selva». La conversación entre ambos se produjo solamente un día después de que la Cámara de Diputados de Brasil aprobara el martes pasado una proposición de ley que limita la demarcación de tierras indígenas relanzada por Lula para proteger a los pueblos originarios y la Amazonia.
En Brasil hay un total de 764 territorios de pueblos originarios. Pero según los datos de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (FUNAI), un tercio de ellos aún no han sido demarcados, es decir, inscritos como tales. Lula reconoció en abril seis nuevos territorios. Son los primeros en cinco años, tras una parálisis durante el mandato de Jair Bolsonaro.
La proposición de ley establece que las tierras reservadas a las comunidades originarias deben restringirse a aquellas que estaban ocupadas por indígenas al momento de la promulgación de la Constitución vigente, en 1988. Las comunidades originarias rechazan este marco temporal. Alegan que muchos pueblos no ocupaban sus territorios ancestrales en esa fecha precisamente porque habían sido expulsados, especialmente durante la última dictadura militar (1964-1985). Defienden, por el contrario, que tienen derecho a sus tierras independientemente de la situación en la que estuvieran en 1988.
La proposición de ley, impulsada por diputados afines al agronegocio y a la oposición, fue aprobada por 283 votos contra 155. En realidad, se presentó originalmente en 2007 y cobró protagonismo durante la presidencia de Bolsonaro. La semana pasada, una mayoría de 324 contra 131 diputados logró que regresara al hemiciclo para ser votada con «urgencia» por el pleno esta semana. El objetivo es adelantarse a una posible decisión del Supremo Tribunal Federal (STF) contraria a las tesis de la proposición.
The Family Watch publica el informe La figura paterna en el cine y las series en 2022. «Hay una influencia nada positiva en los jóvenes que se manifiesta en las relaciones con sus familias», dice su directora general
Con motivo de la celebración del Día Mundial de las Madres y de los Padres establecido por la ONU, The Family Watch, en colaboración con la Fundación Methos Media, ha presentado la tercera edición del informe La figura paterna en el cine y las series en 2022.
Según el estudio, un 75 % de los padres son «disfuncionales», es decir, «incapaces de atender a las necesidades de la educación que un hijo requiere». Junto a ello, un 35 % son delincuentes, «principalmente corruptos y/o asesinos».
La series y películas muestran asimismo «relaciones conflictivas con sus hijos» en el 70 % de los padres, mientras que el 40 % responden a un modelo de paternidad «autoritario, caracterizado por inflexibilidad, normas rígidas, escasa empatía y relación fría, dura e incluso violenta con los hijos».
Además, durante el año 2022, en todos estos productos audiovisuales el 62,5 % de los padres están casados y un 17,5 % son divorciados. En todos ellos, un 57,5 % son padres ausentes bien sea por ausencia física —fallecimiento o alejamiento de los hijos antes o durante la trama—, o bien, en la mayoría de los casos, «son padres que están como si no estuvieran».
El informe, en cuya elaboración ha participado el investigador de la Universidad Francisco de Vitoria, Isidro Catela, colaborador habitual de Alfa y Omega en la sección de Series, ha analizado las tres películas y las tres series más vistas en televisión, y las seis series y siete películas más vistas en las plataformas Netfix y Prime Vídeo, así como la más vista en Disney +. En total han sido estudiadas diez películas y nueve series a las que se ha añadido por su relevancia de actualidad la serie The Crown.
En cada una de ellas se ha analizado a los protagonistas que encarnan la figura paterna, o a aquellos que sin conocer su relación paternofilial no podría entenderse la trama. En total han sido 42 los personajes que han aparecido en las 110 horas de ficción visionadas para el informe.
Para María José Olesti, directora general de The Family Watch, los datos muestran «la preocupación que tienen las familias españolas, y la influencia nada positiva que tienen algunas series y programas que se emiten en televisión y en plataformas digitales, dirigidas específicamente a jóvenes y que se manifiesta en los comportamientos y en las relaciones que estos tienen a nivel personal y con su entorno familiar».
El impacto del teléfono móvil en la familia. ¿Hasta qué punto es importante que los padres y las madres seamos ejemplo? es la conferencia que organiza este viernes la Asociación Católica de Propagandistas de Guadix. Impartida por el escritor, guionista y productor de televisión Diego Blanco Albarova, el evento abordará «el mal uso del móvil, que está provocando alteraciones de conducta y aislamiento en muchos adolescentes», dicen los organizadores.
«Cuando un niño ve a un adulto usando mal el móvil, normaliza esta conducta al entender que socialmente es algo aceptado», añaden, por lo que «es importante que los padres sirvamos de ejemplo y reflexionemos sobre por qué engancha, qué peligros esconde y cómo nos aísla de los demás».
Jueves de la 8ª semana de Tiempo Ordinario. Jesucristo, sumo y eterno sacerdote / Mateo 26, 36-42
Evangelio: Mateo 26, 36-42
Jesús fue con sus discípulos a un huerto, llamado Getsemaní, y le dijo:
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar».
Y llevándose a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo:
«Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo».
Y adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: «Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú». Y volvió a los discípulos y los encontró dormidos.
Dijo a Pedro:
«¿No habéis podido velar una hora conmigo? Velad y orad para no caer en la tentación, pues el espíritu está pronto, pero la carne es débil». De nuevo se apartó por segunda vez y oraba diciendo:
«Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».
Comentario
«Sentaos aquí, mientras voy allá a orar». Jesús buscaba a menudo la soledad para orar. Es necesario ver al Padre a solas para verlo después en todos. Es necesario contemplar el amor que el Padre le tiene para poder Él entregarse por los hombres. Esa distancia con ellos era necesaria para poder entregarse por ellos. Él es el único sacerdote de la humanidad.
Pero aún se lleva a «Pedro y a los dos hijos de Zebedeo» consigo. Sus más cercanos parece que puedan seguirle en todo, parece que con estos sí se pueda realizar su plan. Estos sí parece que puedan cumplir con Él su destino. Sin embargo, Dios le hace presentir su muerte; esto es, su total soledad: «empezó a sentir tristeza y angustia. Entonces les dijo: “Mi alma está triste hasta la muerte; quedaos aquí y velad conmigo”».
Ellos debieron mirarle asustados, porque después de invitarles a orar con Él decide alejarse. «Adelantándose un poco cayó rostro en tierra y oraba diciendo: “Padre mío, si es posible, que pase de mí este cáliz. Pero no se haga como yo quiero, sino como quieres tú”». Está angustiado, sufre en su corazón humano la soledad total de su destino.
Por eso, «volvió a los discípulos». Quiso ver si eran capaces de estar cerca, de acompañarle al menos de cerca. Si habían entendido la gravedad de la situación, y si le amaban tanto como para no abandonarle. Pero «los encontró dormidos»; no había «podido velar una hora» con Él. No estaban con Él. Estaba solo.
Así, cuando vuelve, asume plenamente la unicidad y soledad de su sacrificio: «Padre mío, si este cáliz no puede pasar sin que yo lo beba, hágase tu voluntad».
En los países llamados desarrollados, los hijos adquieren valor social y jurídico en la medida en que hayan sido deseados. Un embarazo no deseado es la justificación suficiente para eliminar la dignidad del no nacido y, por lo tanto, su derecho a la vida. Estamos ante la sublimación de los deseos en detrimento de la razón, que cede radicalmente ante los sentimientos y las emociones. En estas circunstancias, para satisfacer nuestros deseos, todo lo técnicamente posible se convierte en moralmente lícito, incluida la mercantilización de la vida humana por vientres de alquiler; la consecución del hijo a través de una transacción económica; la renuncia al hijo que no se adapta a lo que habíamos soñado, programado o que llega con alguna tara o defecto genético, o la orfandad de padre incluso antes de nacer, sustituyendo la genealogía por la tecnologías.
Pero son muchas las mujeres, algunas en circunstancias absolutamente traumáticas y en una soledad absoluta, las que deciden seguir adelante con un embarazo no deseado. Mujeres que, a pesar de las dificultades, donan su cuerpo, por amor, para que sea habitado por una alteridad que las trasciende. En estos casos, el amor precede al deseo. Dos conceptos sobre los que existe gran confusión actualmente y que son diametralmente opuestos, pues mientras el deseo consiste en tomar, el amor es dar. El deseo, como señala Bauman en su obra El amor líquido, es centrípeto; el amor centrífugo. El deseo produce placer, el amor felicidad. El deseo consiste en pensar en uno mismo y es por ello autorreferencial y narcisista; el amor es pensar en el otro antes que en uno mismo. El amor genera plenitud, mientras que el deseo, como afirma Recalcati, tiene esa característica nihilista de llevarnos de un objeto a otro sin que ninguno logre satisfacernos, porque en el mito posmoderno de lo nuevo verificamos que la insatisfacción siempre es la misma.
La diferencia entre el deseo y el amor marca otra nueva diferencia entre buscar al hijo perfecto a toda costa y acogerlo a pesar de las circunstancias, cuando venga y como venga, con todos sus defectos e imperfecciones, que son manifestaciones de la originalidad de la vida y nos humanizan. La alegría de la maternidad es dar vida, no tener el hijo ideal. Acoger supone renunciar a nuestros sueños omnipotentes de control, aceptar el riesgo, subordinar nuestros proyectos a una nueva vida, ceder a nuestras expectativas y abrirnos a la sorpresa y a lo imprevisto, en muchas ocasiones de forma heroica.
Hay una gran diferencia entre el hijo que nace libre, porque la libertad del ser humano requiere un comienzo indisponible, y el que nace sometido a una relación de dominación, porque tiene un fin y un destino predeterminado: dar sentido a nuestra vida, hacernos compañía en la soledad o intentar solucionarnos sufrimientos arcaicos enterrados en el subconsciente que, como señala el Comité de Bioética Español, ningún embarazo será capaz de satisfacer. El niño, cuando es buscado para colmar expectativas inconscientes, como afirma Recalcati, «sin saberlo, está secuestrado en el deseo de la madre».
Esto marca a su vez otra diferencia, entre el niño como producto de nuestros deseos y el niño como subproducto de la actividad sexual de sus padres, en la que lo ideal sería que hubiera amor y entrega entre el hombre y la mujer —que fuera el resultado del azar de la metáfora del amor de sus padres, que no desearon tener un hijo, sino que se desearon el uno al otro—, pero que, en muchas ocasiones, no es así —mujeres abandonadas y maltratadas—, lo que magnifica la generosidad y valentía de la mujer que decide seguir adelante con ese embarazo.
El hijo no deseado es visto por el poder público y gran parte de la sociedad como un problema, una carga, un fardo, un obstáculo a nuestra realización personal y profesional, lo que justifica sobradamente deshacernos de él. Sin embargo, para las mujeres que, abiertas a la contingencia, deciden, a pesar de los peligros e imprevistos, seguir adelante con ese embarazo que no entraba en sus planes, el hijo se convierte en un don, un regalo inédito e inesperado, inoportuno —los hijos siempre suelen ser inoportunos—, trascendencia en su más pura inmanencia y, sobre todo, alteridad.
Nacer como un hijo no deseado es un privilegio, hoy escaso y extraño, pues supone nacer plenamente libre, sin expectativas sobre el futuro, sin objetivos concretos a cumplir, sin que nos deba la vida a nosotras sino a un proceso vital, sin una programación previa, sin la intervención de terceros o de la técnica. Esto puede provocar, en palabras de Habermas, un menoscabo de su autocomprensión moral, pues al crear al hijo mediante un procedimiento planificado este resulta sustraído de toda contingencia, espontaneidad o improvisación, que de algún modo existe en el inicio natural de la vida en general, segando así su libertad.
Estas mujeres valientes merecen respeto, apoyo y protección. Ellas saben que ser genitora de la vida no te hace su propietaria. Que la maternidad es hospitalidad sin propiedad. Que los hijos son descendencia, no pertenencia y que, en consecuencia, no vienen a ser un relleno de nuestros vacíos existenciales ni a cumplir sueños frustrados, sino a volar y tener una vida propia que muchas veces constituye un enigma indescifrable. El rasgo distintivo de la maternidad generosa es aquella que no sofoca al hijo con sus proyectos, sino que sabe abandonarlo en la configuración de un destino propio y diferente del soñado por su progenitora. Esta es, de hecho, la mayor prueba que le espera a toda madre: dejar marchar a su hijo.
Una madre que sabe que concebir un hijo, llevarlo en las entrañas, alimentarlo con el propio cuerpo y con sus pensamientos, supone comenzar a perderlo desde el instante en el que nace, reconocerlo como pura trascendencia —una vida que la madre no posee, sino que alberga—, generarlo como una alteridad, es una madre capaz de hacer el regalo supremo y más difícil que se puede hacer a un hijo por amor: la libertad.
El Papa Francisco nos sorprendió hace unas semanas con la noticia de que en la Asamblea Sinodal del próximo octubre habrá presencia de laicos y mujeres y podrán votar.
Mi valoración sobre este paso es muy positiva. Muy sorprendente: lo esperaba en algún momento, sin tener idea de cuándo sería, pero ahora me ha llenado de alegría. Francisco va haciendo cambios paso a paso para ayudar a que la Iglesia vaya siendo enteramente sinodal en su ser y en su actuar.
Por una parte, lo considero coherente con el proceso sinodal que estamos viviendo, un Sínodo con elementos nuevos respecto a los anteriores y más inmediatos. Esta novedad radica, entre otros elementos, en una invitación universal al pueblo de Dios. Incluidas personas creyentes e increyentes.
Por tanto, la posibilidad de participar en la asamblea sinodal y de tener voz y voto mujeres y laicos, es congruente, como digo, con el Sínodo sobre la sinodalidad. Porque el discernimiento, la escucha, el encuentro, la reconciliación, no pueden hacerse prescindiendo de una gran parte de la comunidad eclesial. Se hace más real la participación, comunión y misión, ejes centrales del Sínodo.
Creo que es un paso histórico que implica un cambio fuerte respecto a cómo estábamos viviendo nuestro ser eclesial, manteniendo quizá un poco en el olvido lo que ya el Concilio Vaticano II nos dejó como herencia de un modo distinto de ser y sentirnos Iglesia.
Sí. Es una nueva puerta abierta que abrirá otras más si caminamos a la escucha del Espíritu que habla también en los gritos, susurros y silencios de nuestro mundo y que nos dará la creatividad necesaria para encontrar las respuestas oportunas.
¡Muchas gracias, hermano Francisco!
Empiezo explicando qué hacemos en la foto: es una ecografía del ojo. Nos sirve para saber si hay un desprendimiento de retina (nos hemos llevado alguna sorpresa ya) en los pacientes que se van a operar de cataratas, tan maduras que el paciente casi no ve. Nos vale, por tanto, para ver «lo que está detrás».
También hay que pensar en qué está detrás del bebé que nos traen completamente impetiginizado, llenito de costras amarillas. ¿Qué le ha llevado a rascarse hasta hacerse la herida que ha sido la puerta de entrada? Suele ser sarna y ayuda examinar al familiar que lo trae, que también estará a tope.
A veces, mirar más allá me cuesta más con algunas personas que vienen a consulta. Mirada baja, poco expresivos y en criollo, para más inri. Como vaya agobiada de tiempo y en modo piloto automático, se me cuela todo. «¿Qué te duele? Paracetamol». A menudo me tengo que decir: «Frena, Valle», escucha, mira, toca y piensa qué hay detrás. Qué historia, qué realidad, qué familia hay detrás.
Llevo meses preocupada por una mujer que va perdiendo peso y se va haciendo más y más pequeñita. Casi le hago un interrogatorio de tercer grado cada vez que viene a revisión, tratando de enfocar ese posible cáncer que sospechaba que la estaba invadiendo. El otro día me enteré de que lo único que le pasa es que no come porque su hijo, al que también seguimos, está muy enfermo por culpa de una diabetes que no podemos manejar bien porque, como tantos otros medicamentos, no hay insulina.
Y, ¿qué hay detrás del menor con malnutrición? ¿Qué en el comportamiento violento? ¿Qué en la ausencia de respuesta internacional a la grave crisis que arrasa este pueblo?
Pero eso que está detrás no lo aplico exclusivamente a lo que está fuera. Yo misma llevaba días agotada, y, aunque consiguiera dormir bien, no me quitaba esa especie de cansancio de encima. Mirar qué hay detrás en uno no es tan fácil como hacer una ecografía en el alma (que estaría bien). Ayuda el silencio y ponerse delante de Dios, pedir luz para ver y nombrar «qué hay detrás».
Creo que si no nos quedamos en la superficie, sino que vivimos mirando un poquito más, nuestro mundo será «más Reino de Dios».
El que fuera embajador de España ante la Santa Sede recopila en un libro artículos de los últimos diez años donde aborda, entras cosas, la relación entre religión y política. «Sin la labor asistencial y educativa de la Iglesia, el Estado quiebra», afirma
En sus columnas publicadas en Vida Nueva dedica un gran espacio a combatir la idea de que la Iglesia es una institución privilegiada. ¿Por qué sigue triunfando ese mantra?
Se intenta apuntalar en la sociedad una serie de eslóganes para desprestigiar y arrinconar a la Iglesia. No solo a la institución, sino al hecho religioso. Lo que he intentado es poner en evidencia lo que son falsedades. Por ejemplo, no hay concordato, sino unos acuerdos con la Santa Sede, que, además, son algo normal en la esfera internacional. Ni son anacrónicos ni excepcionales. La Iglesia no goza de ningún privilegio fiscal, tiene el mismo trato que cualquier otra entidad no lucrativa. He querido poner en evidencia la mentira y aportar argumentos para que se hable, porque no hay nada peor que el silencio. El católico tiene que levantar la voz. Sobre todo, la jerarquía, que, además de defender los valores morales y éticos, debe dar argumentos y orientar a los fieles.
¿Ha habido silencio de la Iglesia?
Ha habido dos tendencias. La que ha respondido frente a leyes que afectaban a principios fundamentales de la fe católica, a valores irrenunciables, como decía Benedicto XVI, incluso con movilizaciones. Y otra que ha optado por la vía del silencio y la negociación que, en general, desorienta a la opinión pública y a los católicos y los desarma, porque la propaganda en contra es muy intensa. La Iglesia no debe confrontar políticamente, pero sí hablar claro.
En la última legislatura se han aprobado leyes que van contra esos valores irrenunciables que usted citaba.
Y se ha hecho con una voluntad autoritaria. Las minorías no solo logran el respeto, el reconocimiento y la tolerancia, sino que imponen su realidad y lo hacen con procedimientos sancionadores para quienes discrepen. Esto es grave. Que yo respete la orientación sexual de alguien no quiere decir que la asuma como algo propio. Lo mismo sucede con la familia. Es inadmisible que se introduzcan registros que limiten la objeción de conciencia, por ejemplo, ante el aborto.
Sobre esta última cuestión, ¿qué le parece el fallo del Constitucional?
Durante 14 años no se tomó una decisión y quienes llegaron ahora lo hicieron en 15 días. Deja en muy mal lugar a quienes ocuparon el tribunal antes. Da la sensación de que hubo cobardía y se evitó ir contra lo políticamente correcto. La sentencia va en contra de la doctrina del propio Constitucional. El fallo previo, de 1985, consideraba que había una colisión entre derechos: los de la madre y el nasciturus. Ahora se inventa una doctrina, que es el derecho a matar.
¿Están los católicos bien representados en la política?
Creo que no. Desde la Transición se defendió que los católicos se comprometieran en las distintas fuerzas, no a través de un partido confesional. Han pasado muchos años y hoy hay una ocultación de las creencias. Sabemos de qué equipo de fútbol es cada político, pero no su fe. Así no podemos saber hasta qué punto un representante es coherente o no con sus convicciones. Me consta que hay diputados católicos que en el tema del aborto votaron en contra de su conciencia, precisamente porque no habían expresado su condición. Es necesario repensar la existencia de un partido, independiente de la Iglesia, que defienda los principios del humanismo cristiano y de la doctrina social. Hay un vacío.
Sostiene que la Iglesia se ha convertido en un objetivo político. ¿Por qué?
Porque atacar a la Iglesia y a sus valores es poner en entredicho, entre otras cosas, la Transición. La Iglesia fue protagonista. Además, es el gran baluarte intelectual e ideológico frente a los cambios en moral, costumbres y convivencia que se quieren imponer.
¿Qué pasaría si la Iglesia dejase de hacer toda su labor social y educativa?
Si la Iglesia hace una huelga asistencial y educativa, el Estado quiebra. No es algo de lo que tengamos que alardear, porque nosotros cumplimos con nuestros principios, pero es evidente y nadie lo reconoce. Habría que tener en cuenta también los aspectos culturales, artísticos… Pese a quien le pese, la sociedad no se puede entender sin la fe católica.
Francisco Vázquez Vázquez
PPC
2023
208
19 €
