Satisfechos, en la medida de lo posible, y cansados
Repara tiene también la misión de formar a la sociedad y, muy en especial, a los cristianos en todo lo que se refiere a la atención a víctimas
El Proyecto Repara, de atención a víctimas y la prevención de abusos sexuales, espirituales y de conciencia en su entorno eclesial, está ya muy consolidado; no solo recibe premios interesantes, como el último de CONFER y antes el de la revista Alandar, sino que, además, ha sido clonada en algunas diócesis que también colaboran muy bien en la cuestión del de la ayuda a las víctimas y a los victimarios, si hay posibilidad realmente de acercarse a ellos. Hay una cuestión importante, y es que sigue habiendo un problema de financiación y creo que se debería incluir en los presupuestos diocesanos una partida para algo que no ha nacido para desaparecer en unos pocos años, sino al contrario. Esa consolidación se debe a que hemos tratado muchos, muchos casos, y a que nos hemos tenido que concentrar en la diócesis madrileña por falta de fuerzas físicas y también de presupuesto para atender todos los casos que recibíamos de todas partes. Aquí es fundamental poner en valor la importancia de que cada diócesis trabaje en la atención y prevención de abusos y que desde la Conferencia Episcopal se apoye económicamente a las oficinas y centros de atención a víctimas.
Repara tiene también la misión de formar en lo posible a la sociedad y, muy en especial, a los grupos cristianos en todo lo que se refiere a la atención a víctimas y también en la sensibilización general, para que este fenómeno horrendo que llevamos combatiendo todos estos años retroceda y a ser posible desaparezca o quede reducido a unos márgenes mínimos. El proyecto está atendiendo, asimismo, muchos casos de abuso espiritual y de conciencia; es un frente muy nuevo que está apoyado por una cátedra extraordinaria en la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid que se titula Pro+teger, que ha nacido del mismo ímpetu que Repara y a la que apoyamos muy intensamente.
En este contexto, como sigue habiendo muchos casos que atender y cosas que mejorar como, por ejemplo, tratar de llegar más y mejor a las personas que estén en situaciones de riesgo y no sepan muy bien qué hacer o a quién acudir, la situación exige que se difunda más aún la existencia del Proyecto Repara, de sus cursos y, después, que se reciba un apoyo económico que asegure definitivamente la vida larga que espera esta institución. Por lo demás, el trabajo sigue siendo intenso y el grupo está muy unido. Además, se han hecho innovaciones de orden psicológico muy interesantes y se ha conseguido que muchas víctimas no solo se sientan muy consoladas y mejoradas, sino que participen en talleres y laboratorios junto con otras supervivientes, para trabajar en la concienciación de una Iglesia y un mundo libre de dinámicas abusivas.
Todo esto nos hace estar satisfechos en la medida de lo posible, y cansados, desde luego. Ha habido casos en los que ha costado hasta enfermedades mantener el ritmo de trabajo y el ritmo de dolor y de horror que supone la llegada de tantas noticias de muchos lugares que durante seis años nos han bombardeado. Pero considero que se está cumpliendo muy bien con la misión para la que fue creada Repara, y que toda la cuestión está en que el grupo permanezca igual de unido y vaya afiliando a él personas de máxima garantía, tanto en asuntos técnicos como de asistencia a duelos, de terapia psicológica y psiquiátrica, y de consejo jurídico, civil y canónico; además de profesores que vayan perfeccionando el curso de formación y las conferencias divulgativas que hacemos en la archidiócesis.