Conseguir un alquiler social es más difícil que ganar la lotería - Alfa y Omega

Conseguir un alquiler social es más difícil que ganar la lotería

Cáritas y FACIAM lanzan este jueves su campaña de personas sin hogar. Muchos de los perfiles a los que ayudan trabajan, pero no logran acceder a un techo

Rodrigo Moreno Quicios
Ajuub
Ajuub ha tenido todo tipo de empleos, pero la irregularidad le lastra en el casting de la vivienda. Foto: Cáritas Madrid.

«En Madrid y en toda España hay un aumento claro de personas en situación de calle y de precariedad para encontrar y mantener una vivienda. Hay gente que compra una habitación con su escritura por 90.000 euros. Cuando leí la noticia me quedé pegada a la silla». Es la confesión que nos hace Susana Hernández, presidenta de la Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados (FACIAM) y responsable de obras de exclusión de Cáritas Madrid. Ambas entidades lanzan este jueves una campaña por las personas sin hogar. Arrancará con un desayuno de prensa en el que personas que viven esta exclusión en sus propias carnes compartirán su testimonio. Entre ellas está Ajuub. Es marroquí, tiene 21 años y llegó a nuestro país hace cinco. Ha trabajado de absolutamente todo pero, para acceder a una vivienda —un proceso que compara con un casting—, «si no tienes una nómina, no sirve de nada». Ahora vive en CEDIA, un centro de Cáritas Madrid donde se ofrece escucha, acogida y descanso. Como el 60 % de las personas sin hogar, sueña con rehacer una red de apoyo que le permita enfrentarse a la vida. Y, después, dar el estirón, asentarse en condiciones aquí y que, gracias al éxito que está por venir, «que mi felicidad sea la felicidad de mis padres».

Habrá también una marcha desde la plaza de Callao hasta Príncipe Pío, donde «se harán algunas actividades lúdicas y se finalizará con la lectura de un manifiesto que han elaborado personas sin hogar de varios centros» en los que se las ayuda a su reinserción. «Cuando estás en la mera supervivencia es difícil ir un paso más allá, pero la idea es animar a la participación, que alcen la voz y reclamen los derechos que tienen como personas», reivindica Hernández.

Susana Hernández
Susana Hernández denuncia que, sin un domicilio fijo, «es imposible conservar un empleo».

El aumento de este problema no es una impresión subjetiva: según la Encuesta de Centros y Servicios de Atención a las Personas sin Hogar en 2024 —publicada este año por el Instituto Nacional de Estadística— se atendió en los centros a un 55 % más de personas y se sirvió un 37 % más de comidas. «Todo se influye mutuamente», apunta Hernández; «los precios de la vivienda, los trabajos precarios e inestables y los bajos salarios».

La responsable de Cáritas nos revela además que «en nuestros centros de atención tenemos a gente que trabaja pero no puede pagarse una habitación porque el salario no le alcanza». Reconoce que «es imposible conservar un empleo si tienes que dormir en la calle». Por muy virtuosa que sea la ética laboral de una persona en esta situación y sus heroicidades para imponerse a los obstáculos, «te falta el aseo y te tienes que ir sin desayunar o sin hacerte la comida». Y al final las carencias materiales y la sensación de derrota golpean con toda su fuerza.

Vivienda pública urgente

Preguntada por una medida concreta que se pudiera aplicar mañana con un hipotético consenso y voluntad política, Hernández destaca que, «por mucho que el mercado libre funcione, siempre hay un porcentaje de la población que no puede acceder a él». Pero también son ciudadanos, por lo que para casos como los suyos «la construcción de vivienda pública es imprescindible». Y aunque se construye bajo esta etiqueta, puede llegar a ser una nomenclatura engañosa, pues es un cajón de sastre en el que a menudo se incluyen pisos de protección oficial pensados para jóvenes de clase media. «Las cuotas que se dejan» para los perfiles excluidos de los que hablamos «son muy bajitas». Por ello, acceder a un alquiler social sería comparable, «más que con te toque la lotería, con que te toque el Euromillón».