Oasis, un grupo de oración y espiritualidad dirigido por migrantes
Ofrecen la orientación y la comunidad que los migrantes hispanos necesitan
Cuando sus compatriotas preguntaban a Erika cuánto tiempo llevaba en España, se sorprendían de que solo fueran ocho meses, porque realmente conducía las charlas de Oasis con conocimiento. Y eso que apenas llevaba cuatro meses en este grupo de espiritualidad para recién llegados en la parroquia de Nuestra Señora de la Concepción, en Ciudad Lineal. «Empecé a involucrarme como voluntaria cuando aún me estaba organizando y la gente no sabía que yo misma estaba realizando mi proceso», nos confía esta venezolana. Sin querer aparentar una estabilidad mayor de la que estaba construyendo, compartir con todos la información que acababa de averiguar es precisamente lo que la arraigó. «Cuando te quieres quedar en un lugar, lo que más te ayuda es abrirte a los demás desde lo que eres y lo que sabes», nos cuenta con sencillez.
Ahora, con su permiso de trabajo y cotizando, participa con menos urgencias, pero con el mismo compromiso. Junto a otros once voluntarios —entre los que también hay españoles— orienta a unas 120 personas de origen hispano que quieren insertarse en Madrid y a veces encuentran barreras. «La idea no es que llegues un día, te resuelvan tu problema y desaparezcas, sino que sigas viniendo porque las charlas son edificantes», matiza Erika. Es decir, aparte de un grupo de acogida, Oasis lo es también de espiritualidad. En sus reuniones semanales la oración, coordinada por su párroco, el padre Miguel, juega un papel principal. «Siempre se lee un fragmento de la Biblia y se lanzan preguntas para interactuar y dar esperanza a las personas», añade Erika. Otras veces, este cura español les da charlas sobre cómo es nuestro país pues, aunque comparte un gran sedimento cultural con Sudamérica, a veces hay sobresaltos por diferencias como por ejemplo lo directos que son los nacionales.
Pero más allá de la guía espiritual y los consejos prácticos para establecerse, Oasis permite a los recién llegados conectar con otros semejantes que necesitan un grupo de referencia. «Aquí nos integramos todos, hacemos actividades para romper el hielo y socializar con personas de otros países. Se ríe, se habla y se intercambian números de teléfono», cuenta Erika. Otras veces, especialmente en el caso de las parejas con hijos, se las pone en contacto con el proyecto Pueblos con Futuro, que busca arraigar familias en la España rural y que ocupa precisamente la contraportada de este número.
Por su parte Rufino García Antón, el delegado de Migraciones de la archidiócesis, explica que Oasis ilustra a la perfección el espíritu de la pastoral con este colectivo en Madrid. «No se trata de hacer cosas para los inmigrantes sino con los migrantes», recalca. Esta es asimismo la línea conductora de la exhortación pastoral Comunidades acogedoras y misioneras, que la Conferencia Episcopal presentó el año pasado. Y reivindica que estar en nuestro país y participar activamente de la vida parroquial «no es una concesión graciosa que se les hace, sino algo que les corresponde por derecho propio».