¿Quiénes son los jóvenes detrás del manifiesto que busca colocar a Cristo en el centro de Europa?
En pocos días, el texto ha conseguido la firma de 250.000 personas. Lo lanzarán oficialmente el 1 de agosto y quieren que sea el documento que recibe más apoyos de jóvenes en toda la historia
El Vaticano ha apadrinado el ambicioso proyecto impulsado por la Conferencia Episcopal Española (CEE) J2R – Journey to Redemption 2033, al que también se han sumado otras conferencias de obispos de Europa y Tierra Santa. Por eso, la Oficina de Prensa de la Santa Sede acogió la semana pasada la presentación del manifiesto con cuya proclamación se le dará el pistoletazo de salida e invitó a jóvenes de todo el mundo a participar. Será el próximo 1 de agosto durante un evento especial en la iglesia de Santa María del Trastévere, de Roma, en el marco del Jubileo de los Jóvenes.
«Hace tres años nos reunimos con jóvenes universitarios que participaban en rutas de peregrinación para preguntarles qué desafíos querían afrontar cuando emprendían esas peregrinaciones», explicó el obispo de Palencia, Mikel Garciandía, en la rueda de prensa. Por aquel entonces, él era rector del santuario de San Miguel de Aralar, que forma parte de una red de santuarios dedicados al arcángel en cuyo seno nació originalmente la idea, que luego hizo suya la CEE. A esta reflexión se sumaron grupos de jóvenes de otros países de Europa y así nació la idea de peregrinar juntos, física y espiritualmente, a Roma para el Jubileo, a Santiago de Compostela para el Jacobeo 2027 y a Jerusalén, para celebrar el 2.000 aniversario de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, que se conmemorará en 2033. Aunque el viaje comenzará este verano en Roma, el obispo subrayó que «este proyecto quiere tener no una meta, sino un horizonte de redención».
«En esta pequeña Iglesia de Tierra Santa necesitamos hoy más que nunca vuestro testimonio y vuestra cercanía en la fe», dijo entusiasmado el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, que intervino desde Israel. Lamentó que no podrán asistir físicamente a la lectura del manifiesto. Pero confirmó que, en cualquier caso «los jóvenes de Jordania, Palestina, Israel y Chipre también desean participar con vosotros en este hermoso proyecto y en el camino de evangelización». Los recibirán con los brazos abiertos en 2033.
Quienes no puedan viajar a Roma para el Jubileo, sí que podrán firmar el texto que inspira esta iniciativa. Los organizadores quieren que sea el manifiesto que recibe más apoyos de jóvenes en toda la historia. Y van camino de conseguirlo, pues en pocos días han recogido casi 250.000 firmas, también de lugares como China y Corea. La idea es devolver a la experiencia de la peregrinación el contenido espiritual que a lo largo de los siglos llenaba el alma, el corazón y la mente de quienes recorrían los caminos rumbo a Santiago, Roma y Jerusalén.
Frente a la secularización
El texto se titula Una revolución del espíritu joven. Lo han escrito jóvenes de varios países, desde España y Portugal hasta Israel y Jordania, pasando por Irlanda, Polonia e Italia. El Vaticano aprecia que sea resultado de un amplio proceso internacional de participación juvenil. «Queremos devolver a Europa sus raíces. Que los caminos hablen de Dios. Que los santuarios no sean solo monumentos, sino lugares de encuentro y transformación», reza el manifiesto.
Fernando Moscardó, portavoz del proyecto, lamenta que «la secularización en Europa hace que santuarios y peregrinaciones queden a menudo en una experiencia de ocio, lúdica, en la que el aspecto artístico y cultural agotan todo su sentido. El aspecto religioso y espiritual es apenas perceptible y muchos viajeros, nómadas y turistas no descubren el genuino sentido de la peregrinación». Añade que san Miguel, en cuyos santuarios nació el germen de la iniciativa, «es el patrono y custodio de los caminos, desde el monte Carmelo hasta Skellig Michael en Irlanda, pasando por el Monte Sant Angelo, Sacra di San Michele, Mont Saint Michel y tantos otros lugares de Oriente y Occidente». «Los jóvenes no somos turistas de lo espiritual. Somos peregrinos de sentido. Venimos con mochilas llenas de dudas, heridas, canciones y esperanza. Y con una certeza en el corazón: Cristo está vivo. Y nos llama», comienza el manifiesto. Con él, los jóvenes proclaman que «en un continente que parece haber olvidado su alma, elegimos recordar que fuimos creados para la libertad, que hay belleza en seguir a Jesús, que el Evangelio no es pasado: es fuego hoy, encendido por el Espíritu Santo».
La idea no es inspirar solo rutas geográficas sino ofrecer una esperanzadora propuesta espiritual. «Es una movilización continental de jóvenes, una revolución espiritual», explican sus impulsores. «Pedimos a los jóvenes del mundo: no apaguéis vuestra sed. No os conforméis con una vida sin verdad. No dejéis que os vendan una libertad vacía. Venid. Caminad», invitan en el manifiesto. «Seguir a Cristo no es quedarse quieto, es dejar la comodidad, el cinismo, el “me da igual” y ponerse en camino», dice. En él se comprometen además a anunciar el Evangelio «no con discursos vacíos, sino con vidas auténticas, con música, redes, arte, silencio, presencia».
No contento con las decenas de miles de apoyos, Moscardó, invita a muchos otros a adherirse. «Si lo firmamos muchos más, conseguiremos que este mensaje llegue aún más lejos. No es una campaña más, sino un gesto eclesial, profético y misionero. Es el inicio de una revolución del espíritu joven».

«Contar mi historia es demasiado complicado y no hay tiempo, pero algo sí que te puedo decir», explica sonriente a Alfa y Omega Giulia Ruffini, una de las responsables italianas del proyecto. Estudió la carrera de Matemáticas y ahora, mientras termina un doctorado en Informática en la Universidad de Turín, se ha implicado personalmente en el manifiesto Una revolución del espíritu joven y en el proyecto J2R – Journey to Redemption 2033. Lo conoció mientras colaboraba con la espectacular abadía de San Miguel que hay junto a los Alpes, en el Val de Susa, y que es uno de los lugares de espiritualidad más sugerentes de Italia.
«Vivo bajo esta abadía y el corazón me pide ayudar a que se conozca este lugar, aunque a causa del trabajo no puedo dedicarle todo el tiempo que requiere», reconoce. Explica con enorme naturalidad que la fe «ocupa un lugar muy importante en mi vida, pues Dios es uno de mis amores». «Es verdad que no siempre lo trato con cercanía, pero es el centro de mi vida. Me ha salvado varias veces, sin Él mi vida no tiene sentido, lo necesito», añade.
Le entusiasma que la propuesta del manifiesto sea «construir algo nuevo», emprender «un proyecto a largo plazo que perdure en el tiempo, y no algo rápido e inmediato, que se disuelve a corto plazo». Lo considera «un proyecto importante, nuevo en su género. Y, como soy investigadora, me atraen todos los aspectos de novedad». Por eso, espera que dé lugar a «nuevas relaciones, nuevos caminos que puedan dar luz a los que no la tienen y ayuden a personas que necesitan a Cristo en sus vidas».
«Me defino por mis relaciones con los demás y me atrae la propuesta de acercar a Cristo a través de un viaje físico, de un camino». Pensando en el manifiesto, dice que «cuantos más lo firmemos, más contará», pues «suscribirlo lo hace más visible». «También con vistas a hacer una propuesta de fe no solo a personas que ya creen».

Patricia, de 20 años, es una de las españolas más entusiasmadas con el manifiesto Una revolución del espíritu joven y con el proyecto J2R – Journey to Redemption 2033. Esta pamplonesa se ha trasladado a Roma para estudiar Bellas Artes en la misma ciudad en la que brillaron Miguel Ángel y Rafael y asistió en primera fila a la presentación de la iniciativa en la Oficina de Prensa de la Santa Sede. «Mi historia es sencilla. Procedo de una familia cristiana, pero lo cierto es que mi fe se ha desarrollado sobre todo en estos últimos años, al darme cuenta de que Dios es todo para mí», confía. Cuando un familiar le habló de J2R «vi que encajaba conmigo y lo estoy siguiendo con muchas ganas, con mucha expectación por ver hasta dónde podrá llegar».
Dice que lo que más le ilusiona de la idea son «las ganas de que Cristo vuelva a ser el centro de nuestras vidas». Su frase preferida del manifiesto que lo inspira y que miles de personas en todo el mundo están suscribiendo es que «los jóvenes tenemos mucha sed de Cristo». Además, me gusta cuando habla de nosotros como «generación no perfecta, uniforme no ideológica, sino humana, sedienta, buscadora, creyente». «Es mi parte favorita».
Junto a otro español, mostró hace unos días la propuesta al Papa, en un encuentro que recuerda como «muy especial e impactante». «Nos presentamos y le explicamos la idea. Se mostró receptivo y nos dijo que lo seguiría de cerca», añade. «Ojalá que no sea el último encuentro con él», bromea.
«La idea de Journey to Redemption me ayuda a vivir mi fe no solo como algo interior. No es solo una creencia, sino una forma de vivir. Esta fe se transforma en una experiencia de comunidad y me recuerda que no camino sola. Queremos redescubrir a Cristo en una historia personal. Es lo que me gustaría transmitir a muchos otros jóvenes». Como artista, lo define con solo tres pinceladas: «Es un camino, una revolución, un cambio».

María Ruiz, de 44 años, nació en España pero es de Jerusalén. «Llegué hace siete años con una gran inquietud, muchas preguntas y el deseo de comprender profundamente la voluntad de Dios para mí», explica. «Empecé haciendo voluntariado en iniciativas de la Iglesia, sobre todo con personas discapacitadas e inmigrantes, y en el camino encontré mi vocación. Ahora soy consagrada del orden de las vírgenes en el Patriarcado latino de Jerusalén» (en la imagen está con el patriarca) y trabajo como pintora de iconos».
Su principal tarea es diseñar escenas de la vida de Jesús para un evangeliario en árabe, aunque también da clases de iconografía en Tierra Santa. Con su tarea quiere poner en práctica su «vocación de ser constructora de puentes, de crear espacios de unidad, de encuentro donde puedan encontrarse todas las tendencias de la realidad religiosa y social que aquí vivimos».
Dos amigos la convencieron de colaborar con J2R – Journey to Redemption 2033. «La palabra “interesante” es demasiado pequeña para describir esta propuesta», dice. Le entusiasma «redescubrir el valor evangelizador de los santos lugares». «Me convence la idea de apuntar hacia ellos, que son centrales en la historia de la salvación, y poder ayudar a los jóvenes a apropiarse de esta riqueza. A veces se ha vinculado más la Iglesia a una respuesta a necesidades sociales, políticas y económicas, o a una identidad cultural, más que a un encuentro vivo de fe con Cristo resucitado». También, la idea de que «estas tres ciudades —Roma, Santiago de Compostela y Jerusalén— vuelvan a estar conectadas en el panorama de la fe, pues Jerusalén necesita Roma y Roma necesita a Jerusalén para volver al origen auténtico del testimonio cristiano».
Aunque dada la situación en su nuevo país no podrá viajar a Roma para la lectura del manifiesto, lo apoya como gesto concreto para «recristianizar Europa y volver a empezar desde Jerusalén, donde todo empezó y donde se llega para volver a partir». «No sé si será motor de un cambio inminente, pero aquí los cambios empiezan por cosas pequeñas y espero que sea el inicio de una sensibilización y de un camino que pueda culminar en el año de la Redención, 2033, con nuestros jóvenes como protagonistas en primera línea», concluye.