Álex Navajas: «No podemos ser ñoños a la hora de hablar de Dios» - Alfa y Omega

Álex Navajas: «No podemos ser ñoños a la hora de hablar de Dios»

Sara de la Torre
El periodista en un viaje organizado por la Oficina de Turismo de Israel
El periodista en un viaje organizado por la Oficina de Turismo de Israel. Foto: Cristina Sánchez Aguilar.

El periodista que se asoma a este rincón lleva muchos años pisando el barro en el mundo de la información religiosa y en otros ruedos. Empezó su vida profesional en el suplemento Fe y Razón del diario La Razón, luego fue subdirector de un colegio en Madrid y director gerente de Radio María en España. De allí pasó a regentar la hospedería del Valle de los Caídos y, desde hace cuatro meses, es responsable de la sección de Religión de El Debate. Su misión ahora —además de «servir», como ha hecho siempre en su vida laboral— es la de ofrecer «una información atractiva y de calidad», lo cual es otra forma de servir.

¿Con qué ganas vuelve a este mundo de la información religiosa?
A lo largo de todos los empleos que he desempeñado he notado mucho que Dios me ha ido poniendo en cada sitio. No era yo el que buscaba trabajo sino que era Él el que me lo iba dando en cada momento. Han sido misiones muy distintas que he afrontado de la misma manera: tratando de servir.

¿Cómo ve el futuro de este sector en España?
Nos la jugamos en no ser aburridos ni melifluos. Yo quiero un periodismo profesional, lanzado, sin complejos, que viva los valores del Evangelio, especialmente la caridad, que busque la verdad y la proponga. Esto no es idealismo, es la realidad. Pero insisto: no podemos ser ñoños a la hora de hablar de Dios. Hay muchos que para hablar de Él piensan que tienen que ponerse melosos, y eso no tiene sentido.

La información religiosa actual es más digital que cuando trabajaba en La Razón y utiliza un lenguaje diferente.
El 80 % es igual. Me he encontrado a viejos conocidos que siguen haciendo buena información religiosa y también he encontrado muchas caras nuevas. En general, se hace un buen periodismo, pero no podemos caer en el miedo, en los complejos o en dar una versión falsa de nosotros mismos. No podemos ser simpáticos y caer bien al mundo de un modo artificial.

En estos momentos una de las grandes noticias del mundo religioso es el cisma de Belorado, que además ha saltado a la información generalista. ¿Qué hace falta para llegar a otros medios que no son específicamente religiosos y ofrecer algo interesante a personas que no son nuestro público habitual?
El tema religioso siempre va a estar presente, porque el ser humano lo busca de un modo u otro. Lo que pasa es que a veces lo presentamos de un modo tan aburrido que no atrae. Por ejemplo, algunas campañas publicitarias institucionales de la Iglesia las podrían hacer mejor críos de 12 años. No podemos sacar productos sin gancho y con un lenguaje anticuado, porque están condenados a llegar a una minoría. En información religiosa no podemos ofrecer artículos sin atractivo y sin trascendencia, dirigidos a un público de hace 60 años. El camino pasa por aprender de algunos profesionales que también están en la Iglesia y que entienden muy bien el lenguaje actual haciendo cosas muy rompedoras.

Hace años no había herramientas concretas para medir qué es lo que interesa y lo que no, pero ahora sí las hay. ¿Le ha sorprendido lo que importa a los lectores de su medio?
Hoy es posible saber perfectamente cuántas personas han leído tu noticia, a qué horas te leen más, desde qué países… Es una información completísima y más o menos sabes qué temas funcionan bien. Curiosamente, la información religiosa oficial y burocrática es la que menos se lee. Gustan más las historias humanas y más elaboradas, con un buen titular y una buena foto. Yo siempre digo a los becarios que si se aburren escribiendo una noticia lo más seguro es que el lector se aburra todavía más. Tenemos que tratar de escribir sobre temas apasionantes y los más grises hacerlos más atractivos. Si no lo conseguimos, posiblemente eso ni siquiera sea noticia.

¿Qué prima más: dar al lector lo que busca u ofrecerle lo que uno quiere para educarle, sobre todo en esta sociedad tan infantilizada?
Las dos cosas. Evidentemente, el periodista tiene que ir al ritmo de la actualidad, pero también poner el foco en temas más desapercibidos pero más interesantes.