Doctrina de la Fe encarga a los sacerdotes acompañar a los divorciados que viven en una nueva unión
Víctor Manuel Fernández, prefecto del dicasterio desde el 1 de julio, recomienda establecer itinerarios para los interesados en volver a la Eucaristía, aunque aclara que quizá solo deban contar con «una mayor presencia en comunidad»
«Existen limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabilidad» de las personas divorciadas que viven en una nueva unión. Es una de las respuestas que ha proporcionado el Dicasterio para la Doctrina de la Fe a las preguntas sobre «la administración de la Eucaristía» a este tipo de fieles que el 13 de julio planteó el cardenal Dominik Duka, arzobispo emérito de Praga, en nombre de la Conferencia Episcopal Checa. Las respuestas, firmadas por el cardenal Víctor Manuel Fernández, datan del 25 de septiembre, el mismo día que el nuevo prefecto pidió permiso al Papa para difundir las respuestas de Francisco a las dubia sobre el Sínodo que le planteaban cinco cardenales.
Según Doctrina de la Fe, las Iglesias particulares deben contemplar para las personas divorciadas que se involucran posteriormente en otra relación sentimental un acompañamiento que «no termina necesariamente con los sacramentos, sino que puede orientarse hacia otras formas de integración en la vida de la Iglesia». El dicasterio propone como alternativas «una mayor presencia en comunidad, participación en grupos de oración o participación en diversos servicios eclesiales».
Esta propuesta va en la línea de otros pasos previos, como el comunicado que publicaron los obispos de la región pastoral de Buenos Aires el 5 de septiembre de 2016 glosando la exhortación apostólica Amoris laetitia. «No es oportuno hablar de permisos para el acceso a los sacramentos, sino de un proceso de discernimiento acompañado por un pastor. Es un discernimiento personal y pastoral», suscribían entonces los prelados en un documento que llevaba como título Criterios básicos para la aplicación del capítulo VIII de ‘Amoris laetitia‘.
El mismo día en que el Papa tuvo acceso a aquel texto contestó al delegado de esta región pastoral, el argentino Sergio Alfredo Fenoy, a quien recalcó que la exhortación apostólica fue fruto «del trabajo y de la oración de toda la Iglesia, con la mediación de dos Sínodos y del Papa». Francisco también recalcó entonces que Amoris laetitia recoge el «magisterio de los Papas anteriores, que ya reconocieron la posibilidad de que los divorciados en nuevas uniones accedan a la Eucaristía» a condición de que adopten «el compromiso de vivir en plena continencia, es decir, de abstenerse de los actos propios a los cónyuges».
En su reciente respuesta a la consulta del cardenal checo Dominik Duka, el Dicasterio para la Doctrina de la Fe emplaza a los sacerdotes a «acompañar a las personas interesadas en el camino del discernimiento según la enseñanza de la Iglesia y las orientaciones del obispo». En el texto, el prefecto incluso recomienda que los obispos al frente de las diócesis establezcan «algunos criterios que, en línea con la enseñanza de la Iglesia, puedan ayudar a los sacerdotes en el acompañamiento y en el discernimiento de los divorciados que viven en una nueva unión».
Fernández también encarga pasos a los fieles en esta situación que den pasos. Están llamados «a ponerse delante de Dios y exponerle su conciencia, con sus posibilidades y sus límites» y solicitar el acompañamiento de un sacerdote «para evaluar y dar un juicio suficiente para discernir la posibilidad de acceder a los sacramentos».