Los restos del padre Gago, más cerca de los fieles
Mientras continúa su proceso de canonización, sus restos han sido trasladados a la iglesia de San Pablo, en Valladolid, «para facilitar su devoción privada»
El proceso de beatificación del padre dominico José Luis Gago ha seguido su curso este lunes con el traslado de sus restos desde el cementerio del Carmen, en el que reposaban desde su fallecimiento el 22 de diciembre de 2012, hasta la iglesia conventual de San Pablo, en Valladolid, donde el 19 de junio de 2021 el cardenal don Ricardo Blázquez abrió su proceso de canonización.
Tras extraer los restos de la sepultura, se introdujeron en un cubículo para su traslado a su nuevo emplazamiento, en la capilla del Santísimo del templo que se encuentra en el centro de Valladolid. «Se trata de un modo de poder acercar al padre Gago a la gente para facilitar su devoción privada», afirma Raúl Posadas Gago, sobrino del comunicador dominico y miembro de la Asociación Padre Gago.
El traslado tuvo lugar en presencia del arzobispo de Valladolid, Luis Argüello, quien estuvo acompañado del provincial de los dominicos —orden a la que pertenecía el padre Gago—, fray Jesús Díaz Sariego, y el prior de la iglesia de San Pablo, fray Carmelo Preciado, además de la postuladora de la causa, Alejandra Torres, el presidente de la Asociación, Rafael Ortega, dos médicos y una representación de la comunidad dominica y de su familia.
Raúl Posadas Gago cuenta a Alfa y Omega que la causa «sigue avanzando» y que «la gente se sigue encomendado a su intercesión, como lo muestran las comunicaciones de favores personales que nos llegan».
En la actualidad, los trabajos de la comisión histórica —la que recopila todo lo que el padre Gago escribió y dejó grabado— «están muy avanzados», y la fama de santidad se ha documentado «con cerca de 80 testimonios» de personas que le trataron en vida. En este momento la comisión teológica está estudiando todo este material, con vistas que en el futuro se concluya la fase diocesana y la causa pueda ser enviada a Roma.
Posadas revela que el padre Gago «era muy conocido por muchas personas por los diferentes ámbitos en los que se movió: familiar, laboral, comunicativo, religioso… Estuvo en mil lugares diferentes y en muchas situaciones».
«Todos los que se cruzaron en su vida destacan su magnetismo y su luz —añade—, un perfume de santidad que la gente detecta, un reflejo especial de Dios. Este elemento es el denominador común en todas las declaraciones».
El sobrino del padre Gago subraya en este mismo sentido «la paz y la alegría que emanaban de él», incluso cuando estaba enfermo en cama en los últimos tiempos. «Mi mujer y yo íbamos a visitarlo y salíamos de su habitación con un estado de placidez y paz impresionantes», recuerda.