La Santa Sede y China renuevan su acuerdo por dos años más
El anuncio coincide en el tiempo con el juicio al cardenal Zen que se retomará el miércoles que viene
Ya lo adelantaron tanto el Papa Francisco como el cardenal Secretario de Estado en el mes de septiembre. Ambos manifestaron sus más que fundadas esperanzas en que el entendimiento entre la Santa Sede con el gigante asiático proseguiría en forma de acuerdo provisional. En agosto, una delegación vaticana había viajado a Pekín para perfilar los detalles sobre la renovación del pacto. Todo se había llevado con gran discreción, pero era de dominio público que la misión vaticana había tratado el asunto en suelo chino.
El acuerdo ad experimentum se selló el 22 de septiembre de 2018. Un mes más tarde, el 22 de octubre de ese mismo año, entró en vigor. Se renovó, mediante el intercambio oficial de sendas notas verbales, en octubre de 2020, tiempo de pandemia. Entonces la renovación tampoco estuvo exenta de polémica sobre todo a raíz de la advertencia de Estados Unidos. Su Secretario de Estado, Mike Pompeo, aseguró que el Vaticano perdería su credibilidad si firmaba el acuerdo con Pekín. Unas discrepancias que el mismo político expresó en persona a Pietro Parolin durante su visita a Roma pocos días antes.
Los términos detallados del acuerdo siguen siendo secretos puesto que el pacto continúa siendo provisional si bien el breve comunicado vaticano de este sábado que anuncia la renovación destaca que «la parte vaticana tiene la intención de proseguir el diálogo respetuoso y constructivo con la parte china para una fructífera aplicación del acuerdo y para un ulterior desarrollo de las relaciones bilaterales de cara a favorecer la misión de la Iglesia católica y el bien del pueblo chino».
De esta forma, durante otros dos años, no habrá ordenaciones ilegítimas de obispos chinos y todos ellos estarán en comunión con Roma, que seguirá designando a sus pastores para aquel territorio. Desde septiembre de 2018, el Papa ha nombrado solo a 6 nuevos obispos conforme a los términos del pacto. Respecto a esta cuestión se expresa también este sábado el cardenal Parolin en una entrevista a los medios vaticanos. Lamenta que esto se deba en algunas ocasiones a que las autoridades locales de una determinada región sean las que obstaculicen la misma aplicación del acuerdo en lo relativo al nombramiento de obispos.
En estas declaraciones, el cardenal Secretario de Estado también recuerda que otros 6 obispos «clandestinos» han sido reconocidos por las autoridades chinas. «Pueden parecer pequeños resultados, pero, para quien mira la Historia con los ojos de la fe, son pasos importantes hacia la progresiva curación de las heridas causadas a la comunión eclesial por los hechos del pasado. Por eso, es oportuno subrayar de nuevo que, si bien el corazón del acuerdo se refiere también a la consolidación de un buen diálogo institucional y cultural, lo principal es lo concerniente a lo esencial para la vida cotidiana de la Iglesia en China. Pienso, por ejemplo, en la validez de los sacramentos celebrados y en la certeza, para millones de fieles chinos, de poder vivir su fe en la plena comunión católica sin que por ello sean sospechosos de no ser ciudadanos leales al país», indica.
Sin embargo, la firma y las sucesivas renovaciones del acuerdo no han puesto fin a la persecución religiosa en el país que sigue sometido al férreo régimen comunista. Y la prueba es el próximo juicio al cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong. La prolongación del pacto China-Santa Sede no solo ha coincidido en el tiempo con la reafirmación de Xi Jinping como líder chino en el XX Congreso del Partido Comunista. También con el proceso que China ha abierto contra el cardenal Joseph Zen y que proseguirá el día 26. Zen fue detenido en mayo, junto a un grupo de activistas pro democracia, acusado de colusión contra China. A las pocas horas, todos salieron en libertad condicional y, finalmente, la acusación no prosperó. Sin embargo, China quería sentar en el banquillo al purpurado, muy crítico además con este acuerdo con la Santa Sede, y se sacó de la manga otra acusación. Será procesado, en esta ocasión y según Pekín, por un error burocrático a la hora de registrar la asociación que ayudaba a los manifestantes que se levantaron en 2019 contra la draconiana Ley de Seguridad Nacional que China impuso en Hong Kong.