El veredicto sobre el cardenal Zen se conocerá el 26 de octubre - Alfa y Omega

El veredicto sobre el cardenal Zen se conocerá el 26 de octubre

Las comparecencias en el juicio contra el arzobispo emérito de Hong Kong y cinco activistas prodemocracia solo han durado dos días

María Martínez López
El cardenal Zen, a su llegada al juzgado el 26 de septiembre
El cardenal Zen, a su llegada al juzgado el 26 de septiembre. Foto: AFP / Peter Parks.

El juicio contra el cardenal Joseph Zen Ze-kiun ha quedado visto para sentencia hasta el 26 de octubre. Después de solo dos días de comparecencias en el juzgado de West Kowloon, la magistrada Ada Yim Shun-yee concluyó el martes que ya se disponía de toda la información relevante en torno a las acusaciones contra el arzobispo emérito de Hong Kong y cinco activistas prodemocracia.

Se les acusa de no registrar correctamente el Fondo 612, del que eran fideicomisarios y que servía para ofrecer ayuda a personas detenidas en el contexto de las protestas de 2019 contra el creciente autoritarismo del Gobierno prochino.

Junto al cardenal Zen, se sentaron en el banquillo de los acusados la abogada Margaret Ng, el cantante Denise Ho, el exletrado Lyd Ho, el académico Hui Po-keung y el activista Sze Ching-wee. En el momento de su detención, el 11 de mayo, los cargos presentados contra ellos eran de «conspiración con fuerzas extranjeras», que entraba dentro de los delitos castigados por la dura Ley de Seguridad Nacional.

Multa

Al pasar la acusación a una falta administrativa, la pena máxima a la que se enfrentan es una multa de 1.570 euros. En este sentido, informa AsiaNews, sus abogados criticaron las pruebas contra ellos, obtenidas en el marco de la Ley de Seguridad Nacional, por irrelevantes.

Dado que según los letrados la entidad no tenía obligación de registrarse, todos se han declarado no culpables. De hecho piden que durante el juicio se interpreten las leyes a la luz del derecho de asociación que está consagrado en la Ley Básica de Hong Kong.

El día en el que se dará a conocer la sentencia, el 26 de octubre, puede coincidir con las noticias sobre la hipotética renovación del acuerdo provisional entre el Gobierno de China y la Santa Sede para el nombramiento de obispos. Aprobado en 2018, el 22 de octubre de 2020 se renovó para dos años más. El cardenal Zen se ha mostrado muy crítico con este acuerdo.

Defensa del cardenal Filoni

Días antes del juicio, el cardenal Fernando Filoni, gran maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, salió en defensa de Zen. En un artículo publicado en Avvenire, afirmaba que «no debe ser condenado. Hong Kong, China y la Iglesia tienen en él un hijo devoto, del que no hay que avergonzarse».

Filoni, también prefecto emérito de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, llegó a Hong Kong con el encargo de abrir una misión de estudio para seguir la situación de la Iglesia en China. «Allí conocí al padre Joseph Zen Ze-kiun», recordaba el cardenal, «era el provincial de los salesianos. Un chino de pura cepa. Muy inteligente, agudo, con una sonrisa ganadora. Me decían: “¡Es un hombre de Shanghai!”. Poco a poco fui entendiendo el significado». Filoni recuerda su contribución al encuentro entre culturas, aunque siempre siguió siendo plenamente chino. «Nunca negó su identidad».

El carácter de Zen, aseguraba, está marcado por cómo su familia tuvo que huir de Shanghái «en la época del a ocupación —al estilo nazi— por parte de los japoneses». Lo perdieron todo. Esto «forjó en él una coherencia de carácter y estilo de vida; y luego un gran amor por la libertad y la justicia».

Luego, enseñó en seminarios de la China continental. Un encargo que aceptó «por el bien de la Iglesia» y que llevó a cabo sin juzgar a las personas, en medio de una realidad en que algunos católicos optaban por la Iglesia oficial y otros por la clandestinidad. «Los sistemas políticos, decía, pueden ser juzgados, y sobre ellos su pensamiento era claro. Pero las personas no; el juicio compete a Dios, que conoce el corazón».

Filoni subrayaba también su «integridad moral e ideal». «Algunos lo consideran un poco áspero. ¿Y quién no lo sería frente a las injusticias y ante la exigencia de libertad que todo auténtico sistema político y civil debería defender?».