La primera expedición misionera de los salesianos cumple 140 años
El 11 de noviembre de 1875 por la tarde, la iglesia de María Auxiliadora de Valdocco acogió una gran celebración: la de la partida de los primeros diez misioneros salesianos hacia Argentina. Don Bosco vio hacerse realidad así el sueño que tuvo a los nueve años. 140 años después, más de 11.000 salesianos han sido enviados a tierras de misión y la labor educativa de los Hijos de Don Bosco se extiende por más de 130 países de los cinco continentes
El sueño de los 9 años marcó la vida del pequeño Juanito Bosco y también el futuro de su vocación y el devenir de los Salesianos y de Misiones Salesianas: «Soñé que estaba en una región salvaje, totalmente desconocida. Era una llanura completamente sin cultivar en la cual no se veían montañas ni colinas. Solamente en sus lejanísimos límites se veían escabrosas montañas. Vi en ellas muchos grupos de hombres que la recorrían. Estaban casi desnudos. Eran de altura y estatura extraordinaria, de aspecto feroz. Vi aparecer un grupo de misioneros. Se acercaban a los salvajes con rostro alegre y precedidos de un grupo de muchachos. Eran nuestros salesianos».
Este fragmento del sueño de Don Bosco contiene, como casi todos, un denominador común: los jóvenes y su desarrollo personal y espiritual.
Don Bosco soñó siempre con ser misionero. Ya en tiempos de don Cafasso quería ir a las misiones. También tuvo ese ideal cuando fundó la Sociedad de San Francisco de Sales.
Con motivo del Concilio Vaticano I, varios obispos le pidieron a Don Bosco que enviara salesianos a China, Estados Unidos y Egipto. Don Bosco lo estudió durante tres años para intentar descubrir cuál era aquel lejano país del sueño de los 9 años. Un día le llegó la petición de ir a Argentina y eso le orientó hacia los indios de la Patagonia. Había descubierto la región de su futura misión.
La primera expedición constaba de tres puntos:
• Se dedicarían a la juventud pobre y abandonada.
• Se harían cargo de un nuevo colegio.
• Serían enviados también a otros lugares, lo que Don Bosco llamaba «pueblos salvajes», la Patagonia.
El último sueño misionero de Don Bosco es el que tuvo en Barcelona el 10 de abril de 1886. Vio una inmensa cantidad de jóvenes que corrían hacia él y le decían: «Te hemos esperado tanto y ahora ya no te escaparás». Uno le dijo: «¿Qué ves?» y Don Bosco respondió: «Veo montañas, mar, colinas y más montañas y mar. Leo un cartel: Valparaíso, otro que dice Santiago y unos niños leían Pekín». Y una doncella dijo: «Tira una línea de Santiago a Pekín pasando por el centro de África y tendrás una idea de lo que deberán realizar tus salesianos. Pero, para realizar estos los salesianos deberán cultivar al amor a María».
Un sueño hecho realidad. Auge de vocaciones sacerdotales y también de misioneros
El 1 de noviembre de 1875 el Papa Pío IX recibió a los miembros de la expedición misionera salesiana y los bendijo.
El 14 noviembre, tres días después de la celebración del envío en la iglesia de Valdocco, partía desde el puerto de Génova la primera expedición salesiana enviada y bendecida por Don Bosco hacia Buenos Aires.
Fue el lanzamiento de un nuevo fermento entre alumnos y salesianos jóvenes, ya que se multiplicaron las vocaciones, crecieron las peticiones para entrar en la Congregación Salesiana y el ardor misionero se apoderó de todos.
Esta primera expedición misionera contaba sólo con 10 salesianos: 6 sacerdotes y 4 hermanos coadjutores. El jefe del grupo era don Juan Cagliero, de 37 años. Lo acompañaban, entre otros, el sacerdote José Fagnano, de 31 años y el sacerdote Domingo Tomatis, de 26 años. Destacaba uno de los cuatro coadjutores, Vicente Gioia, en el papel de cocinero.
Después de esta primera expedición misionera a América Don Bosco envió más: en noviembre de 1876, 1877 y las expediciones de los años 1878, 1881, 1883, 1885, 1886 y 1887.
En 1888 había casi 150 salesianos y 50 Hijas de Maria Auxiliadora misioneros en América del Sur: en Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Ecuador.
Don Bosco: «…Y veréis lo que son los milagros»
El 11 de noviembre Don Bosco despidió a los misioneros en el Santuario de María Auxiliadora y les dirigió un largo sermón.
Cada misionero llevaba un papelito con un recuerdo dado por su padre Don Bosco. Entre esos recuerdos se destacan estos tres principios:
• Busquen almas, no dinero, ni honores, ni dignidades.
• Cuiden de los enfermos, los niños, los viejos y los pobres y se ganarán la bendición de Dios y la benevolencia de los hombres.
• Ámense entre ustedes, corríjanse mutuamente, no se tengan envidias ni rencores, que el bien de uno sea también el bien de todos.
El día 14 los misioneros se embarcaron en el vapor Savoie con un último mensaje de Don Bosco: «Hagan lo que puedan. Dios hará lo demás. Confíenlo todo a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y verán lo que son los milagros».